Damos la bienvenida a un nuevo colaborador de la Sopa Teóloga que nos da su opinión sobre la crisis del aprismo, percibida una incapacidad para comprender la cambiante realidad que está fuera y como un rechazo a la inclusión de la juventud como factor de renovación en el fuero interno. Leamos con atención.
Donde se encuentre debe ser ubicado rápidamente, interpretado en el caso de afuera, perseguido, acosado y finalmente defenestrado en el caso de adentro. ¡El Apra nunca muere!
EL ENEMIGO DE AFUERA
Esta sociedad ha cambiado, sí, ha cambiado. Haya de la Torre afrontó una realidad donde el gran porcentaje de la población se encontraba afuera de las ciudades, en ese contexto la política se restringía a pequeños círculos urbanos, donde se concentraban las élites de nuestro sociedad. Este genial hombre irrumpe con su prédica y da ingreso a las masas en la agenda del país entendiendo que más que un problema de clases, como lo entendían los comunistas, existía un problema de pueblos que hacía imposible solidificar un proyecto común y ponía por sus contradicciones la proyección de la patria en peligro.
El Perú ha cambiado y el porcentaje de pobres que conoció Víctor Raúl en ese contexto ha disminuido notablemente, el movimiento demográfico de la población peruana del campo a la ciudad ha sido notable, como consecuencia de ello y de la profunda descentralización iniciada por la democracia los últimos 10 años, las ciudades han rejuvenecido su atractivo, recuperando las viejas aspiraciones de desarrollo que abrigaban pobladores de caseríos y comunidades en lo más profundo de país. Esas ciudades construyen diariamente sus élites y también sus clases medias, estas desconocen al Partido como propulsor de su nuevo status, eso sí es un problema para la perennización de nuestro movimiento. Existe un nuevo país que se construye frente a nuestros ojos y al cual hemos arrogantemente dejado de interpretar. Si no cambiamos, más temprano que tarde nos olvidará.
EL ENEMIGO DE ADENTRO
Puede un Partido sin alma transformar el país, NO
Si alguna vez creímos que las malas percepciones que tenia la población sobre nosotros eran producto de las vicisitudes de la política diaria, nos equivocamos; la percepción se ha vuelto una capa que genera identidad. Insultar al APRA es parte de la cultura popular, es casi casi un deporte nacional. Esta realidad aunque dolorosa es verdadera, en el devenir de los últimos 30 años nuestro Partido ha entrado en un proceso de empobrecimiento moral, que ha envilecido el espíritu institucional, como consecuencia de ello la inquina y la mezquindad han hecho del Partido una zona liberada.
Este proceso diluyó los contenidos que construían nuestro Partido y que servían no sólo para alimentar intelectualmente a nuestros cuadros políticos sino que, como parte de esa gran hazaña, creábamos un marco teórico que daría orden a la lucha en pueblos contiguos al nuestro. Ahí están los partidos nacional-populares como testimonio de ese hecho. Bueno, el empobrecedor proceso comenzado hace varios años ya, fue reduciendo toda esta rica herencia política a una simple herramienta privada de arribismo social. Roto el contrato social y emocional con nuestro pueblo hemos casi extinguido la aspiración legítima del pueblo a ser reivindicado.
¿Puede una reunión de disminuidos secuestrar el futuro? TAL VEZ
Van ganando la batalla, eso es innegable; las cúpulas partidarias tienden a desarrollar un modelo militante hecho a su medida, este caso es la versión de ello llevado hasta extremos de la mayor vulgaridad. Para toda reunión de hombres con un fin tan noble como salvar al Perú de la vorágine del atraso y el olvido, su deber es estar a la vanguardia del pensamiento, para de esa forma legitimar su posición como líderes de Partido y orientar a su militancia hacia la reflexión y la acción. Pero pasa en la realidad todo lo contrario. Son ellos herramientas de un modelo perverso que divide y reina, son víctimas y victimarios; víctimas porque desconocen su propósito y victimarios porque al desconocer su propósito envilecen en la ignorancia a su militancia. La contradicción principal del establishment aprista es buscar matar algo que generó vida, que construyó institucionalidad, logrando cincelar 80 años de República y que allanó el camino por donde avanzó el pueblo. Ahora nos reúne el recuerdo y la más profunda oscuridad. Tal vez puedan seguir administrando el presente para secuestrar el futuro, tal vez no.
¿Puede un Partido viejo ser gobernado por jóvenes? SI
El Partido que estructuralmente fue levantado sobre la antigua estructura del anarcosindicalismo y que en sus dinámicas secretas viera reflejada el palpitar de esa antigua sociedad que con sus clases trabajadoras y medias buscaban organizarse, el día de hoy no convoca a nadie, peor aún espanta a jóvenes y ciudadanos de valor con sus inoportunas conferencias y sus inertes sectores.
Esta enclenque y anciana estructura se ha reducido a una eficiente clínica dental. Tras 86 años sólo queda eso. Tuvo una funcionalidad extraordinaria durante la gran clandestinidad administrando con inteligencia su red propagandística, su eficiente conducto logístico acompañado por su acertada ideología erigieron un ejército civil que arrinconó al indolente Estado en su revolución de 1932. Largo tiempo y una realidad cambiante como la actual han extinguido su ciclo de vida.
El aprismo dirigencial no ve más allá de sus narices y adolece de autoridad moral para comenzar una batalla de largo aliento, en cambio los jóvenes pueden salvar al APRA, para salvar al Perú y después reinventar el mundo. Bajo su refrescante mirada de la realidad pueden volverse a conectar con el pueblo e inspirarlo. Ellos sí entienden cuales son las cuerdas emocionales de esta nueva realidad nacional que nos sindica como acopiadores de fracasos y despropósitos. Conocen bien de ese joven impulso que genera riqueza para todos y que aminoró en 20% la pobreza en 10 años. Creció domesticando la agresividad de un mundo cambiante, subyugando para sus renovados fines a la tecnología. Conoce mejor que nadie la multiculturalidad de su pueblo y el respeto que necesita el medio ambiente, porque en ello basa también el valor agregado de su biodiversidad sin parangón. Desmantela diariamente el racismo que nos aqueja con su chola y exitosa raza emergente. Ellos moldearán la arquitectura del aprismo del futuro, el universo conspira a favor de ellos. Como verán, en este esfuerzo sobran absolutamente todos menos la juventud, desde los que se quejan de la calamitante realidad pero no tuvieron el aplomo de enfrentarse a quienes la generan, hasta los que ven en esta crisis partidaria la oportunidad de arribar en la jerarquía del movimiento, reproduciendo los males del pasado y manteniendo el status quo.
El tiempo pasa para todos, no existe quien pueda detener la marcha de la libertad, ella no conoce de genuflexión.
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