Una vez más, el lobby del petróleo domina la política estadounidense, y la multinacional Exxon continúa siendo uno de los principales recursos con los que pueden contar los políticos en plena carrera presidencial en los EEUU. Nuestro colega Greg Palast desde Nueva York describe el comportamiento del cantidato republicano John McCain.
Imagen arriba: fotomontaje, aparece el candidato presidencial republicano estadounidense McCain para la Casa Blanca 2008 y el buquetanque petrolero Exxon Valdez que contaminó las costas de Alaska perjudicando terriblemente a miles de pobladores aborígenes de la región. El 24 de marzo de 1989 el petrolero «Exxon Valdez», con una carga de 1,48 millones de barriles de crudo, derramó en la bahía de Prince William Sound, Alaska, 37.000 toneladas de hidrocarburo.
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Diecinueve malditos años ya son suficientes. Lo siento si no les agrada mi lenguaje, pero cuando pienso en lo que le hicieron a Paul Kompkoff, no siento el ánimo de usar palabritas bellas.
En este mes de marzo hace ya 19 años que Exxon Valdez derramó su carga de crudo en Prince William Sound, Alaska. Un pegajoso derrame de petróleo que inundó las tierras de los nativos de Chenega. Paul Kompkoff era un cazador de focas en su aldea. Es decir que, lo fue hasta que el barco de Exxon mató a las focas y envenenó el resto de las fuentes alimentarias de Chenega.
Mientras las cámaras filmaban, los ejecutivos de Exxon prometían una compensación a todos los afectados; hoy en la Corte Suprema los abogados de la gigante empresa petrolera dicen que no se debería compensar a Paul o a los demás pescadores por los daños, según ordenaron las cortes.
Ya no le podrán pagar nada a Paul de todas formas; está muerto.
Era parte del plan de Exxon; según me contaron. En 1990 y en 1991, yo trabajaba para Chenega y Chugach en Alaska tratando de hacer que Exxon pagara para poder salvar las aldeas del Sound. Pero la respuesta de Exxon fue “podemos esperar por el caso en la corte hasta que todos ustedes hayan muerto”.
¡Qué tipos tan buenos!. ! Pero, coño, estaban en lo cierto!, no es verdad?
Es que Exxon no lo hizo solo, tenía quien se lo permitiera. Uno fue un fracasado buscador de petróleo llamado «Dubya». Exxon era el mayor contribuyente de la carrera política de George W. Bush después de Enron. Eran todo un equipo, Exxon y Enron. El presidente de Enron, Ken Lay, antes de ser condenado por sus felonías, fundó un grupo llamado «Texans for Law Suit Reform» (Texanos por la Reforma de las Demandas). La idea era no permitir que los nativos y los accionistas afectados pudieran demandar a las corporaciones y sus jefes por los delitos que estos cometieran.
Cuando George fue a Washington, Enron y Exxon obtuvieron el premio dorado al ser designado John Roberts presidente del tribunal. Mientras la corte escuchaba la defensa de Exxon, Robert decía en defensa del comportamiento de Exxon en Alaska: « ¿Qué más puede hacer una corporación?”
La respuesta, su excelencia es: pudo hacer mucho.
Para comenzar, Señor Roberts, Exxon pudo haber encendido el radar. ¿Qué? En la noche que el Exxon Valdez chocó contra el acantilado de Bligh Reef y el sistema de radares Raycas se apagó.
Esto es lo que la sucia corporación pudo haber hecho: dejar de mentir.
La noche del 24 de marzo de 1989, el Exxon Valdez ni siquiera esperaba abandonar puerto. Si un tanquero sufre una abertura, ello no significa que su carga vaya a contaminar miles de millas de costa- siempre que los equipos de contención trabajen adecuadamente. Ningún tanquero puede abandonar puerto al menos que esté acompañado por una barcaza de contención de derrames. Esa noche la barcaza estaba dentro del dique, encerrada bajo el hielo. Exxon mantuvo ese elemento bien escondido, ocultando el hecho incluso hasta que el tanquero encalló. Un oficial del Exxon se comunicó por radio con la tripulación de emergencia y la respuesta fue: “la barcaza va en camino”.
Paul murió, fue enterrado junto con las promesas de Exxon. Pero el petróleo sigue allí; sólo hay que ir al lugar. Si das una patada a las piedras en la bahía Sleepy Bay, sentirás un olor similar al de una gasolinera.
¿Qué diablos tiene esto que ver con John McCain? El senador es lo que yo llamaría un «equivocado». La pandilla que apoya la “Reforma sobre las Demandas Judiciales”, impulsada por Ken Lay fue uno de los frentes utilizados por un grupo de agitadores corporativos que lanzaron su guerra ese día en la corte. Su llamado a la «injusta reforma», mediante la cual piden neutralizar o eliminar el derecho divino de cualquier ciudadano estadounidense, rico o pobre, de demandar a los criminales que hieren el cráneo de vuestros hijos con productos de la negligencia, dañan vuestros corazones con dispositivos médicos fallidos, acaban con vuestros fondos de jubilación, o envenenan vuestros alimentos con derrames de hidrocarburos.
Ahora, los candidatos demócratas miran a través del prisma de esta reforma, tal como lo hizo el senador McCain que, en 2001, apoyó la Legislación de Derechos de los Pacientes, que permite las demandas contra carniceros y bisturís. Entonces, algo le ocurrió al senador McCain: el tipo que sacó la cabeza por los litigantes la perdió cuando quiso postularse para Presidente por el Partido Republicano en el año 2000, por lo que un sitio Web de uno de los miembros del grupo de presión describía al de McCain como “su moralismo aislado”.
Por lo que el senador hizo lo que yo llamo, La corazonada Machain. Una y otra vez, pidió disculpas al grupo de presión de K Street dando un giro a sus posiciones. Por ejemplo, en 2001, se refirió a los cortes de impuestos impulsados por Bush diciendo “no puedo apoyar, con buen sentido, el corte de los impuestos, que implica que tantos beneficios vayan a las manos de los más afortunados de nosotros a costa de la clase media estadounidense”. Ahora, con el peor de los sentidos, el senador promete que estos cortes a los impuestos sean permanentes.
Con respecto a la reforma, la media vuelta provoca náuseas. El voto de McCain socava su Legislación de los Derechos de los Pacientes, de 2001, cuya implementación quedó limitada por votación en 2005. Entonces añadió su nombre a un proyecto de resolución que echaba la demanda del pescador de focas Kompkoff fuera de la corte federal.
En 2003, McCain votó contra el Programa Energético de Bush; pero recientemente, después del informe de Exxon sobre sus ganancias de más de 40 mil millones de dólares el año pasado, la mayor en la historia, McCain no se unió a Clinton, Obama, a la mayoría de los demócratas y algunos republicanos para apoyar un proyecto de ley que establecía que una pequeña parte de las ganancias de la industria se dedicaran a fomentar fuentes alternativas de energía. En el tema de la independencia del petróleo, McCain no es más que un «Ausente sin Permiso», perdido en medio de la batalla.
Bueno, Paul, al menos te evitaste esto.
Recuerdo que cuando me dedicaba a la investigación en Alaska, los pescadores en total bancarrota y completamente arruinados—los co-demandantes de Kompkoff ante la corte—lanzaron sus embarcaciones, a ser recuperadas, en la ruta del tanquero con carteles donde se leía “EXXON DESTRUYE”; a lo que ahora podrían añadir sobre quien una vez pareció un senador comprometido: “McCain contribuye”.
[Versión en castellano de original en Inglés por Greg Palast, 27 de febrero de 2008.]
Traducción Red Voltaire.
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