A todos los franceses,
Estamos siendo objeto, en este momento, de una larga e importante campaña mediática que nos cubre de mentiras sobre Siria. Este empeño de los medios del pensamiento único tiene como objetivo hacernos aceptar la participación de Francia en una agresión criminal contra un país soberano, que fue por mucho tiempo un país amigo y al que además ocupamos en otra época con un mandato de la Sociedad de Naciones (SDN). La agresión de la que ya están siendo víctimas el Estado-Nación y el pueblo sirio constituye una violación de las leyes internacionales, de los tratados firmados por nuestro país, de nuestra Constitución y de nuestras propias leyes.
Por lo tanto:
¿Cómo calificaríamos en Francia el respaldo de Alemania, Suiza o España, por ejemplo, si esos países pusieran bases, armamento, dinero, municiones, equipos de comunicación y servicios de propaganda no contrastada a la disposición de grupos armados y fanatizados, y si esos grupos atacaran a nuestra gendarmería, a nuestra policía, si volaran nuestros trenes, nuestros aeropuertos y las líneas eléctricas y asesinaran funcionarios, periodistas y parlamentarios seleccionándolos en función de criterios étnicos o religiosos? ¿Qué diría Estados Unidos si Canadá o México cometieran ese tipo de ataques contra los estadounidenses?
¿Quiénes están muriendo en Siria? La mitad de los muertos, que los occidentales estiman entre 17 000 y 20 000, pertenecen a las fuerzas gubernamentales, calificadas de «represivas».
La única referencia que aceptan nuestros periodistas y los medios de prensa en Francia, la única fuente que buscan sobre la situación en Siria es una ente parcializado (en realidad, un solo individuo) piloteado por los servicios secretos británicos: el autoproclamado «Observatorio Sirio de los Derechos Humanos».
¿Cómo se calificaban en nuestro país [Francia], en tiempos de la ocupación nazi, la radio y los periódicos sumisos al enemigo del pueblo y de la Nación? Se decía: «Radio París es alemana».
Aún si fuese cierto, y muchos de nosotros sabemos que no es así, que Bachar al-Assad es el dictador que nos describen los medios del establishment, ¿querría eso decir que los sirios que rechazan la agresión de hordas extranjeras contra su país soberano son por lo tanto partidarios de la supuesta dictadura?
Francia e Inglaterra fueron a la guerra en defensa de la Polonia de Pilsudski, que antes había colaborado con Hitler. De la misma manera, los millones de personas que denunciaron las guerras de Estados Unidos contra Irak, no apoyaban necesariamente a Sadam Husein sino al pueblo iraquí agredido.
¿Cómo se atreve alguien a hablar de «la comunidad internacional», como si estuviese unida o como si representase a la mayoría, cuando en las reuniones que organizan la OTAN y los emiratos para concertar a los seudo «amigos de Siria» está representada menos población que en la última reunión de Teherán, realizada el jueves 9 de agosto de 2012, donde estaba representada más de la mitad de la población mundial? Esa mayoría de los pueblos, aunque no sea del agrado de los seudo «humanitarios» o de los «intelectualoides de izquierda o de derecha», denuncia la alianza agresiva de la OTAN, de los euro-occidentalistas y de Japón con los emires y los salafistas y yihadistas del Medio Oriente. Los pueblos están conscientes del creciente peligro de guerra mundial, guerra que será fatalmente nuclear. No aceptan ya las guerras de agresión desatadas con pretextos tan diversos como falsos, como en los casos de Irak, Afganistán (donde ni siquiera hubo ultimátum ni declaración de guerra), Yugoslavia, Costa de Marfil, Libia, y que hoy, en el caso de Siria, serviría de detonador a una conflagración generalizada.
Si la Francia oficial, ya instalada en una lógica de guerra, que ya está apoyando de diferentes maneras la agresión exterior, sobre todo proporcionando armamento y especialistas a los extremistas salafistas de diversos orígenes, diese el paso hacia la guerra abierta que algunos reclaman desde sus filas, nos hallaríamos entonces del lado equivocado, del lado de quienes instigan a la guerra que nos están imponiendo los políticos, los periodistas y las «élites» autoproclamadas que monopolizan el poder en detrimento de la soberanía popular.
Nosotros, organizaciones y ciudadanos de horizontes diversos, de sensibilidades diferentes, estimamos que es nuestro el deber alertar sobre el peligro inminente que amenaza no sólo el honor y los valores de Francia, y también los principios de nuestra República, sino además, lo que es más grave aún, nuestra seguridad misma, nuestras vidas y las de nuestros hijos. En nombre de la paz y del respeto por esos valores, reclamamos el cese de la agresión contra Siria, para romper el mecanismo de una nueva guerra mundial que sólo los pueblos pueden impedir.
Este llamado, que proponemos a la firma de los ciudadanos que deseen aportar su contribución a esta iniciativa, es iniciado por el Buró Nacional del Comité Valmy y personalidades y militantes de organizaciones y sensibilidades diversas.
La lista de los primeros firmantes se publicará posteriormente.
Para contactos y envíos de firmas, dirigirse a Claude Beaulieu, Comité Valmy
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