El valor geoestratégico de nuestro país está dado por: su ubicación central y condición bioceánica, que son favorables para el desarrollo de un nudo de comunicaciones terrestres y aéreas en América del sur; la interconexión del Perú con 4 cuencas hidrográficas que permiten un intercambio comercial, industrial, cultural y poblacional significativo; el ser marítimo y bioceánico permite el comercio naviero con todos los países continentales e insulares de la Cuenca del Pacífico y del Atlántico.
A lo largo de los últimos treinta años, las empresas transnacionales han adquirido un poder sin precedentes. Sus actividades constituyen un fenómeno de la sociedad contemporánea de enorme trascendencia y plantean problemas económicos, financieros, jurídicos, sociales y de derechos humanos específicos a los que tienen que enfrentarse organizaciones populares y movimientos sociales de todo el mundo. Las transnacionales son entidades jurídicas de derecho privado con una implantación territorial múltiple pero con un centro único para las decisiones estratégicas. Pueden funcionar con una sociedad madre y filiales, constituir grupos en un mismo sector de actividad, formar conglomerados o coaliciones con actividades diversas, unificar mediante fusiones o absorciones o constituir conjuntos financieros. Estos últimos poseen solamente un capital financiero en acciones con el cual controlan empresas o grupos de empresas. En todos los casos, las decisiones más importantes están centralizadas. El proceso de globalización y transnacionalización de mercados está absorbiendo cada vez más el sector del transporte internacional de mercancía, grandes consorcios internacionales controlan de una forma masiva prácticamente todo el sector sin dar oportunidad al surgimiento de nuevas empresas por la fuerte competencia que representan. Son estas transnacionales las que ponen "las reglas del juego", las que establecen mercados, precios, cuotas, vías y las que se llevan las mayores ganancias.
El sector del transporte internacional marítimo de carga no es la excepción a esta situación - más aun considerando que más del 90% del comercio mundial se transporta por mar -, por ser un oligopolio, cuyas empresas líderes operan estrategias globales de competencia, basadas en el uso intensivo de recursos de la frontera tecnológica, siendo al mismo tiempo, fuertemente protegidas en sus respectivos mercados domésticos.
La fuerte actividad desarrollada en el transporte marítimo ha conllevado y facilitado un amplio proceso de concentración de las compañías navieras. Estas no solamente amplían su mercado y posiciones en él, sino que cada vez es mayor tanto el número de buques y de la capacidad de cargas que controla, dando lugar a un proceso de centralización acusado y a un mayor control por parte de un grupo cada vez más reducido de compañías.
Los primeros diez operadores marítimos mundiales controlan cerca de 4 millones de TEUS, equivalente a 52,1 % del total mundial que sumados a los 27,4 % que controlan los quince operadores siguientes dan como resultado un control del 79,5 % de los TEUS movidos a nivel mundial por parte de los 25 principales operadores marítimos. También se hace cada vez mayor la concentración por parte de estos operadores marítimos, cada año los primeros operadores obtienen mayor número de barcos con mayor capacidad marítima.
Importancia geoestratégica del dominio marítimo para nuestro país
La influencia ejercida por los océanos en la existencia de la humanidad es consecuencia lógica de una realidad geográfica, por lo común inadvertida. Más de dos tercios de la superficie del planeta está cubierta por agua. El geopolítico alemán Federico Ratzel destaca este hecho en forma magistral: "El mar es la mayor totalidad de nuestra tierra y las partes mayores en él son solamente islas, nuestras residencias están rodeadas por el agua, aún si se hallan situadas bastante tierra adentro, y en el fondo de cada horizonte que se extiende a lo lejos brilla el mar". (Ratzel, Federico: El mar, origen de la grandeza de los pueblos. Estudio político geográfico.).
Por otra parte, el desarrollo económico de Perú depende, vitalmente, del exterior por la vía marítima. Las estadísticas señalan que casi el 90% de nuestro comercio exterior fluye por mar.
En este contexto mundial, el control del mar y su litoral para el Perú no sólo debe ser considerado un factor de seguridad nacional, sino que también está estrechamente unido al desarrollo de su economía e integración como país soberano.
Desde el punto de vista geoestratégico, nuestro país es marítimo por su acceso al mar con un litoral de 3,080 Km. Andino porque la cordillera de los andes nos une a otros países.
Amazónico porque contamos con bosques y una biodiversidad compartida con otros vecinos. Bioceánico por la proyección internacional que nos da el río Amazonas hacia el Atlántico. Antártico, como expresión de su proyección continental y es el nexo natural entre los extremos norte y sur de Sudamérica.
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