La Unión Europea sufre de un mal terrible, la falta de democracia dentro de su enorme estructura burocrática. Las decisiones son tomadas por un reducido grupo de funcionarios que responden más bien a los intereses de poderosos grupos industriales o financieros y no al interés de la mayoría de los ciudadanos europeos. Muchos puestos son incluso otorgados en el más grande secreto.
Fotomontaje: A la izquierda Leonid Ilich Brézhnev aplaudiendo en la tribuna del Partido Comunista de la Unión Soviética, derecha la troyka de la Unión Europea.
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¡Ah!, esos buenos días de la Guerra Fría y de la Unión Soviética cuando un ejército de «Kremlinólogos» era adicto a todo movimiento imperceptible de un politburó inescrutable.
Espera un poco. ¿Quién habría pensado que dos décadas después del fin del «socialismo real», los politburós volverían a estar de moda?
China lo hace, mira su comité permanente de nueve miembros, el más santo de los santos dentro de su politburó de 25 miembros. Y demostrando una vez más la tesis de Slavoj Zizek de que ya terminó el matrimonio del capitalismo y la democracia, Europa «libre» también lo hace, con deleite, redoblando a la tristemente célebre Banda de los Cuatro de China.
Ahora es la Banda de los Ocho
En realidad la Eurozona está dirigida por un politburó de ocho miembros.
¡Qué excelente trabajo! Esta Banda de los Ocho no es responsable ante nadie, excepto ante el mítico Zeus y sus relámpagos de marca registrada. En la era de la modernidad líquida, Zeus se hace llamar Dios del Mercado. Lo único que importa a la Banda de los Ocho es lo que quieren los mercados financieros –dirigidos por Dios–; los simples mortales, como los votantes europeos, en el mejor de los casos solo son una molestia.
Por lo tanto, los gobiernos nacionales de la Eurozona carecen totalmente de significado. Las decisiones son tomadas por una troika formada por el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI, ninguno de ellos elegido).
El politburó de Europa lleva el inocente acrónimo GdF, en francés Groupe de Francfort (Grupo de Frankfurt), establecido el mes pasado. Se reunió al menos cuatro veces durante el reciente festival de la deuda del Grupo de 20 en Cannes, espectacularmente fracasado. Y esta es la lista tecnocrática completa, incluidos algunos políticos:
1 y 2: «Merkozy», esa híbrida polinización cruzada de la canciller alemana Angela “Cruz de Hierro” Merkel y el neonapoleónico presidente francés Nicolas Sarkozy.
El robusto Sarkozy puede posar como rey bajo el disfraz, entre otros, de Gran Liberador de Libia; y aunque se refiere a ‘La Merkel’ como ‘La Boche’ (de una forma despectiva francesa, a la manera de la Segunda Guerra Mundial) la parte «Merk» en “Merkozy” es la que muestra los auténticos cojones en la Unión Europea (UE).
3: La hábil fusión entre Chanel y Wall Street, Christine Lagarde, directora gerente del FMI, quien heredó su puesto del antiguo salvador del capitalismo convertido en autoimplosionado candidato presidencial francés, notorio amante transatlántico de las mujeres, Dominique Strauss-Kahn (DSK). La propia Madame Lagarde es una acreditada experta financiera, como ex presidente de la firma legal internacional Baker and McKenzie.
4: El ex vicepresidente de Goldman Sachs International, Mario Draghi, ahora presidente del todopoderoso Banco Central Europeo (BCE). El tecnócrata que empujó a Italia al euro, ahora vitoreado por los periodistas financieros como «salvador de Europa».
5: El presidente (desde 2004) de la Comisión Europea (CE), Jose Manuel Barroso, esencialmente un burócrata inenarrablemente austero ansioso de poder.
6: El presidente del Consejo Europeo (desde 2009) Herman van Rompuy, anónimo ex senador belga y primer ministro que se opone vehementemente al ingreso de Turquía en la UE.
7: El comisionado para Asuntos Económicos y Monetarios europeos (desde 2010), Olli Rehn, de Finlandia, un retraído ex alto burócrata a cargo de la ampliación de la UE.
8: El presidente del grupo de Ministros de Finanzas Europeos (desde 2005), Jean-Claude Juncker, ex primer ministro de Luxemburgo, descrito por The Economist como «fanático federalista».
Las elecciones son para debiluchos
Mucho más allá de la versión de un reality show rabelesiano de baja calidad de los últimos días del Imperio Romano, personificado por el ex primer ministro italiano Silvio «bunga bunga» Berlusconi, y los afanes de formar un gobierno de unidad nacional encabezado por el supertecnócrata, ex comisionado europeo, Mario Monti, a quien los italianos llaman «Super Mario», existe solo una hoja de ruta en lo que respecta a la UE: implacable «austeridad», debidamente supervisada por Madame Lagarde y sus acólitos del FMI.
Super Mario, a propósito, es un hombre ideal para la Banda de los Ocho: ex comisionado de la UE, asesor internacional de Goldman Sachs, presidente europeo de la Comisión Trilateral de David Rockefeller y miembro clave del Grupo Bilderberg.
Incluso un neoliberal populista como Il Cavaliere –ex niño mimado de la plutocracia global– no pudo encontrar un camino para implementar en Italia la hoja de ruta de austeridad dura impuesta por el BCE, el FMI y los bancos acreedores. Cuando habla el Dios del Mercado –el único oráculo genuino de la modernidad líquida– la realidad se inclina. No sorprende que Van Rompuy haya expresado la semana pasada en Roma estas palabras oraculares: «El país necesita reformas, no elecciones».
Nadie tiene que abrir a la fuerza los pasillos de Bruselas o sentarse con algún funcionario a comer bife con papas fritas y tomar vino de Burdeos para saber cuánto odia la UE a la democracia. Por ejemplo, nadie sabe cómo vota el consejo gobernante (no elegido) del todopoderoso BCE, porque todo lo que hace es secreto.
El neoliberalismo de la línea dura, como lo impone la Banda de los Ocho, es como un tratamiento de la Mafia: primero te dan en las rodillas, amputando los derechos sociales. Después le toca a tu garganta, amputando los derechos políticos. Al «ganado» que cargará el lastre de la austeridad interminable –los votantes europeos– no les queda mucho excepto alguna huelga general o gritar a pleno pulmón por las calles.
No importa mucho que los «fundamentos» de Italia sean excelentes, incluidos los altos niveles de ahorros privados, baja deuda privada, sistema bancario estable y un superávit comercial en manufactura.
Del griego al latín, el problema con Grecia e Italia no tiene nada que ver con la supuesta periferia disfuncional de la UE. Lo que pasa tiene que ver con los excesos del capitalismo de casino, el capital financiero operando en una desregulación total. De ahí la preeminencia de ese personaje brillante/sombrío –el tecnócrata de la modernidad líquida– reacio a la democracia pero suficientemente legítimo para exigir represión popular, todo en nombre de satisfacer al Todopoderoso Dios financiero.
No existe ninguna diferencia (política) entre la realización de cambio de régimen con bombardeos «humanitarios» o mediante los relámpagos del Dios del Mercado.
En cuanto al cortafuegos necesario que «salvaría» a Italia de su deuda –más de 1,9 billones (millones de millones) de euros– es un enorme billón de euros. No se hará, sobre todo porque el Todopoderoso Emperador Hu (Jintao) ha desairado esta última invención de los bárbaros occidentales. El Emperador Hu ciertamente sabía antes de los hechos que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) se revelaría como un timo monumental, mientras el FEEF compraba cientos de millones de euros de sus propios bonos. No necesita ser Nouriel Roubini para apostar a que el euro puede estar en camino a descomponerse.
«Merkozy» –responsable de un 48% del producto interno bruto de la Eurozona– y la Banda de los Ocho son ahora practicantes de primera clase del poder neocolonial. Lo que busca realmente la Banda de los Ocho es esencialmente una UE del hombre rico, como revela una historia casi apocalíptica de Reuters. [1] Hay que prepararse porque desde ahora el euro no unificará Europa; encabezará su balcanización.
Fuente: Asia Times Online, 16 de noviembre de 2011.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
[1] “French and Germans explore idea of smaller euro zone”, Reuters, 9 de noviembre.
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