El presidente chileno Ricardo Lagos ha dicho que su país puede tocar el tema de la delimitación marítima con Perú que consideran resuelto. Aludió a que el punto estaría en la agenda que tratarán los cancilleres de ambos países en abril. Ni por remota casualidad ha mencionado a la Convención del Mar. El congresista Gonzáles Posada sostiene que se necesitaría un acuerdo para dar solución equitativa al asunto fronterizo en el mar. El embajador de Hugo de Zela (padre, no el hijo y sinverguenza fujimorista) propugna el fin del problema geopolítico.
Apenas hace 6 días que el canciller Manuel Rodríguez estuvo en Chile conversando con su colega Soledad Alvear. Resulta interesante que en tan poco tiempo el primer mandatario chileno manifieste públicamente algo de lo que sin duda ha tratado con la Alvear y que ésta, a su vez, dialogó con Rodríguez. No hay que ser muy zahorí como para deducir que el titular de Relaciones Exteriores se ha anotado un punto positivo.
Desde hace años venimos escuchando a unos contrabandistas que nos han dicho en todos los idiomas que la delimitación marítima con Chile requiere “necesariamente” de la adhesión del Perú a la Convención del Mar. Y todo lleva a la conclusión de que no es así. Si hay que arreglar la frontera océanica con el país del sur, debemos hacerlo con algún tratado o convenio bilateral, exclusivo, recíproco y equitativo. La superchería de la Convención del Mar, merecerá otra discusión y otras consideraciones pero para este particular de nuestra relación con Chile ¡no tiene la más mínima importancia!
Por tanto ¡se cae estrepitosa y calamitosamente! el tigre de papel que matrimoniaba delimitación marítima con Convención del Mar. ¡De ahora en adelante, considerar siquiera esta posibilidad no es más que un timo o un engaño, de esos que son tan comunes en la historia del Perú!
Y quienes han construido esta mentira como un argumento deben revisar muy bien lo que dicen porque la realidad es más fuerte que las campañas que impulsa la Fundación Ford y su ONG en el Perú y todos los lacayos que trabajan contra el país, su institucionalidad e historia. Que no se mencione a la Convención del Mar en declaraciones recientísimas, demuestra, por lo menos, que a nadie interesa ese tratado para manejar lo que los chilenos consideran cerrado y los peruanos no, ¡de ninguna manera!
Ha dicho la semana pasada Rodríguez Cuadros que la Convención del Mar es un asunto que merece un gran debate nacional con elementos de juicio muy puntuales y tiene que ser revisado exhaustivamente por quienes tienen que opinar. Sin apasionamientos muy bien pagados pro domo sua y sin indiferencias criminales que puedan empeñar la historia y el destino del país a grupos transnacionales financieros y de poder mediático.
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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