El periodista de investigación norteamericano Greg Palast denuncia que las últimas elecciones estadounidenses del 2 de noviembre 2004 han sido un gran fraude. Palast ha comprobado muchas irregularidades. Si la administración Bush llegó fraudalentamente al poder en el año 2000 no sorprende que esto vuelva a ocurrir. Lo que sorprende es que casi ningún gran medio de comunicación hable de ello.
Todavía no es el día de las elecciones [1] y la campaña de Kerry-Edwards ya lleva casi un millón de votos de desventaja. Esto se debe a que, en estados importantes como Ohio, Florida y Nuevo México, los nombres de los electores han sido sistemáticamente eliminados de las listas y los votos de los ausentes han sido pasados por alto, de forma abrumadora en áreas de minorías étnicas, como en el condado de Río Arriba en Nuevo México, donde los electores hispanos tienen un 500 por ciento mayor de probabilidades de que sus votos se «estropeen». El periodista investigador Greg Palast informa sobre la manipulación de las elecciones.
Greg Palast, editor asociado de la revista Harper’s, investigó la manipulación de los votos para el programa Newsnight de la BBC Television. El documental, Bush Family Fortunes, (Las fortunas de la familia Bush) basado en su bestseller del New York Times, «The Best Democracy Money Can Buy», (La mejor democracia que el dinero puede comprar y que será publicado en enero 2005 en su versión francesa bajo el título: «Democratie-Business», Éditions Timéli) ha salido al mercado norteamericano en DVD este mes.
Kerry está en desventaja por miles de votos en Nuevo México, aunque aún no se ha contado ni un solo voto. También está perdiendo en grande en Colorado y Ohio; y está muy por debajo en la Florida, aunque los votos no se contarán totalmente hasta la noche del martes.
Mediante una sofisticada combinación de escamoteos de votos - depuración étnica de las listas de electores, votos por correo que se pierden, máquinas que «echan a perder» los votos - John Kerry comienza con un déficit nacional que pudiera fácilmente sobrepasar el millón de votos.
El apuro por purgar
La Secretaria de Estado del estado de Colorado, Donetta Davidson, hace solo unas semanas eliminó varios miles de votantes de las listas de electores del estado. Les prohibió votar a los delincuentes que hayan cometido delitos graves. Lo que hace a esto particularmente notable es que, a diferencia de la Florida y un puñado de otros estados del extremo sur, Colorado no les prohíbe a los ex-presidiarios votar. Solo aquellos que se encuentran cumpliendo condena pierden ese derecho.
No se conoce ningún caso verificado de un presidiario de Colorado que haya votado ilegalmente desde la prisión. Debido a que purgas anteriores les han arrancado el derecho a gente inocente, la ley federal ahora prohíbe las purgas en un marco de 90 días antes de las elecciones presidenciales para permitirles a los electores impugnar su pérdida de derechos civiles.
Para eximir su acción de la ley federal, la Secretaria Davidson declaró una «emergencia». Sin embargo, la única «emergencia» en Colorado parece ser que el presidente Bush está como muerto en ese estado, aun con John Kerry como su contrincante en las encuestas.
¿Por qué este súbito afán por purgar? El subalterno de Davidson encargado de hacer cumplir la ley electoral es Drew Durham, quien antes trabajara para el fiscal general de Texas. Esto es lo que tiene que decir acerca de él la antigua portavoz del fiscal general del estado de la estrella solitaria: Él «no está apto para ocupar un cargo público... es un hombre con antecedentes de racismo y de fanatismo ideológico». Al parecer es el idóneo para una purga que mayormente afecta a los votantes no blancos.
De acuerdo con mis investigaciones de tales listas de purgas, así como las del propio gobierno, no es probable que esta contenga muchos electores ilegales, si es que contiene alguno.
Pero sí contiene demócratas. A los demócratas puede que no les guste proclamarlo, pero hay estudios que indican que un 90 y tanto por ciento de las personas que han cumplido condena por delitos graves suelen votar por el partido Demócrata luego de salir de la cárcel. Uno tiende a sospechar que la secretaria de estado republicana de Colorado conoce esto.
Depuración étnica de las listas de electores
No podemos abandonar el tema de la depuración étnica de las listas de votantes sin detenernos antes en Ohio, donde un secretario de estado republicano parece estar aspirando a sustituir a Katherine Harris.
En el condado de Cuyahoga (Cleveland), a algunos ciudadanos se les ha sorprendido registrando a While Black. Un análisis estadístico de los que hubieran votado en los estados sureños realizado por el organismo de control Democracy South (Sur de Democracia) muestra que los electores negros tienen una probabilidad tres veces mayor que los blancos de que se les «devuelvan» (i.e., sean objeto de rechazo) sus solicitudes de registro.
Y para darle impulso a este blanqueo de las listas de electores, por primera vez desde los días de Jim Crow, los republicanos están planeando desafíos masivos de votantes el día de las elecciones. El anunciado plan del GOP (Partido Republicano) de bloquear 35,000 votantes en Ohio chocó con la ira de los jueces federales; de manera que, en la Florida, los que parecen ser planes similares se habían mantenido secretos hasta el descubrimiento de documentos llamados listas de «enjaulamiento». Los electores que aparecen en las listas de «enjaulamiento» reveladas la pasada semana por la BBC Television de Londres, son, casi exclusivamente, residentes de barrios afro-norteamericanos.
Confeccionar tales perfiles raciales como parte de un plan para bloquear votantes es ilegal según la Ley de Derechos Electorales. No obstante ni la Ley ni los jueces federales han podido persuadir al partido de Lincoln a unirse al Partido Demócrata en jurar no distribuir listas negras para bloquear a los votantes el martes.
Se pierden los votos por correo
Son las 10:00 p.m.: ¿Sabe Ud. Dónde está su voto postal? Los electores que no confían en la votación por computadoras recurren al correo: en algunos estados las solicitudes de votos por correo se han elevado en un 500 por ciento. La probabilidad de que todos esos votos - unos 15 millones - se cuenten es nula.
Los que envían sus votos por correo son seres muy confiados. He aquí cómo se usa su voto. En las elecciones primarias del 31 de agosto en la Florida, la supervisora de las elecciones en Palm Beach, Theresa LePore - alias Madame Butterfly Ballot (Madam Voto Mariposa)- contó 37,839 votos por correo. Pero días antes, en su oficina me dijeron que solo 29,000 votos se habían recibido. Cuando se reveló este milagro de los panes y los peces, se vio obligadas a hacer un recuento, reduciendo el escrutinio a 31,138.
Si lo hubiera hecho al revés, desapareciendo unos cuantos miles de votos en vez de adicionárselos, así no habría forma de percatarse del engaño (¿o quizás fuera un error?). Las planillas de registro de los votantes por correo están protegidas por la ley federal. El gobierno local debe acusar recibo de su registro y hacerle saber si existe algún problema (digamos con la firma o la dirección) que invalide su registro. Pero los votos por correo son un juego de asar sin protección. ¿Cómo Ud. sabe si se recibió su voto? Se lanzó detrás de un archivo o se tiró porque Ud. no incluyó la inicial de su segundo nombre? En muchos condados esto no se sabrá.
Y no todos los funcionarios se alegran de contar con su voto. Se ha reportado acertadamente que el condado Broward en la Florida, dejó de enviar cerca de 60,000 votos postales. Lo que no se ha reportado a nivel nacional es que el supervisor de las elecciones en ese condado fue designado por Jeb Bush y ocupó esa plaza solo después que el gobernador dio el paso sin precedente de quitar del cargo al supervisor antes elegido que resultó ser un demócrata.
Un millón de votos en el basurero electoral
«Si se roba el voto aquí, se robará también en el condado de Rio Arriba», me dijo un político de Nuevo México. Esa es una suposición razonable: en el 2000, uno de cada 10 votos sencillamente no se contaron - se tiraron, se borraron, se desecharon. En el ámbito electoral, el término técnico para esto votos que desapareen es el de «spoilage» (estropeo). Los ciudadanos votan pero las máquinas no lo notan. En una circunscripción de Río Arriba en la última vuelta, no se emitió ni un solo voto para presidente - o al menos ninguno apareció en las máquinas.
No todos los votos se estropean igual. Río Arriba es 73 por ciento hispano. Le pedí al nacionalmente reconocido estadístico electoral, Dr. Philip Klinkner de Hamilton College que realizara un análisis «regresivo» del «estropeo» de votos hispanos en el Estado Encantado. Calculó que un elector de tez morena tiene un 500 por ciento mayor de probabilidades de que su voto se estropee que un elector blanco. Y la situación es a
un peor para los indígenas norteamericanos. El estropeo de votos es algo epidémico cerca de las reservaciones indias.
Los votos no se estropean porque se quedan fuera del refrigerador. Ello tiene que ver con las máquinas. Al igual que a los pobres les tocan las malas escuelas y los malos hospitales, también les tocan las malas máquinas de votar.
Es malo para los hispanos; pero para los afro norteamericanos es un holocausto en las urnas. Un vergonzoso hecho de la democracia estadounidense es que típicamente se estropean dos millones de votos en las elecciones nacionales que se registran como ningún voto o invalidados. Según estudios realizados por la Comisión de Derechos Civiles de EEUU y el Proyecto sobre los Derechos Civiles de la Escuela de Derecho de Harvard, cerca del 54 por ciento de esos votos lo emiten los afro norteamericanos. Un millón de votos desaparecidos de electores negros-phffft!
Muchos políticos de ambos partidos prefieren que sea así; suprimiendo a las minorías es como resultan elegidos. Quienquiera que tenga la culpa, el martes la lista Kerry-Edwards será la afectada. En Rio Arriba, los demócratas tienen una ventaja de ocho a uno sobre los republicanos en el registro de electores. Entre los electores afro norteamericanos...bueno, Ud. mismo puede sacar la cuenta.
El total número de votos que se les escamotean a las cabinas para las votaciones es tan alto que nunca verá Ud. este problema reportado en nuestros medios de prensa que tanto glorifican al país. El millón de votos perdidos de electores negros, mestizos e indígenas estropeados, más los cientos de miles eliminados de los registros de electores, es el oscuro secreto de nuestra nación: una democracia de apartheid en la que los votos de los blancos ricos casi siempre cuentan, mientras que las minorías son a menudo purgadas, o impugnadas o simplemente no registrada. De hecho, Kerry lleva un millón de votos de desventaja antes de que se hale una palanca, se ponche una tarjeta o se toque una pantalla.
[Para recibir el reportaje de Palast cliquee aquí: http://www.gregpalast.com/contact.
Oliver Shykles y Matthew Pascarella contribuyeron a este artículo con sus trabajos investigativos.
[1] Las votaciones en EEUU fueron fijadas para el día 2 de noviembre 2004 pero la Administración Bush permitió que se comenzara a votar una semana antes
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