Alternando festivales culturales, enseñanza de humanidades y reflexión estratégica mundial, el Instituto Aspen no pretende ser ni un think tank [Centro de investigación, propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político], ni un Davos estadounidense sino un club destinado a una elite refinada. Tal pretensión intelectual y artística le permite atraer a dirigentes de Europa y Asia que detestan la vulgaridad de los nuevos ricos tejanos. El instituto posee además Wye River, la propiedad donde los presidentes de Estados Unidos acostumbran a recibir personalidades mundiales, al abrigo de miradas indiscretas.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, el millonario Walter Paepcke, fundador de la Container Corporation of America, buscaba un lugar tranquilo donde descansar escuchando música y diseñando nuevas líneas arquitectónicas. El esteta escogió el encantador escenario que ofrecía una estación de esquí en ciernes llamada Aspen, en Colorado. Allí hizo construir, por el arquitecto filandés Eero Saarinen, una especie de tienda de campaña capaz de servir como anfiteatro y sala de conciertos para 2,000 invitados y organizó en el lugar un festival de música clásica para celebrar el bicentenario de Goethe, en 1949.
En aquellos tiempos de principios de la Guerra Fría, Albert Schweitzer, Ortega y Gasset, así como otros más, se dejaron conmover allí por las melodías románticas interpretadas por Arthur Rubinstein. El mecenas le tomó gusto al juego y organizó, al verano siguiente, un festival cultural de tres meses que alternaba conferencias sobre el estilo de la escuela Bauhaus con conciertos de Isaac Stern y proyecciones cinematográficas.
Yendo aún más lejos, Walter Paepcke concibió el proyecto de proporcionar a sus amigos presentes, jefes de empresa al igual que él, una formación humanista en la toma de decisiones inspirada en la enseñanza del profesor Mortimer J. Adler. Convirtiéndose en maestro, el mecenas se lanzó a organizar, a partir de 1951, en el marco del festival, un seminario para una veintena de de dirigentes sobre «Nuestro legado americano», más tarde sobre «La libertad humana» y muy pronto las conferencias de Friedrich von Hayek [1] sobre el liberalismo económico. Así fue naciendo poco a poco el Instituto Aspen de estudios humanistas.
Al morir Walter Paepcke, su esposa Elizabeth y el hermano de esta, Paul H. Nitze, prosiguieron su obra. Este último fue el autor de la directiva 68 del Consejo de Seguridad Nacional que estableció la doctrina de la Guerra Fría [2].
Aspen se convertía en la estación de moda y el festival anual del Instituto era el único lugar en que uno podía abrigar la esperanza de encontrarse tanto al escritor Edmund Wilson como al secretario de Estado Henry Kissinger, al economista Jean Monnet o a la estrella del Pop Art Andy Warhol, al presidente de la Corte Suprema Warren Burger e incluso hasta el novelista Saul Bellow.
En 1978, generosos mecenas ofrecieron al Instituto la espléndida propiedad de Wye River, en Maryland, donde estableció este su sede a partir de entonces.
El Instituto Aspen abre filiales en Alemania gracias al Alto Comisionado estadounidense Shepard Stone [3] (1974), en Francia con el ex-primer ministro Raymond Barre (1985) y ahora en la India con el «patrón de patrones» Tarun Das (2004).
La propiedad de Wye River se convierte en un centro de las altas esferas de la política internacional. En 1990, George H. Bush (padre) y Lady Thatcher conversan allí sobre el Nuevo Orden Mundial antes del discurso que el presidente pronunciará sobre el tema ante el Congreso. En 1991, Wye River es sede de la reunión preparatoria de la cumbre mundial de Río de Janeiro sobre el medio ambiente.
En 1998, el president Bill Clinton recibe allí a Yasser Arafat, Benjamin Netanyahu y el rey Hussein de Jordania para negociar y firmar el acuerdo de paz llamado «de Wye River». Es también allí que el pequeño Elián González encuentra refugio, en el 2000, mientras que Washington y La Habana discuten su destino.
La influencia de la familia Waepcke disminuye mientras aumenta la de los McLaughlin [4]. Primero se trata de David McLaughlin, presidente de la cadena CBS, y más tarde de Ann McLaughlin-Korologos, ex-secretaria del Trabajo en la administración Reagan, hoy presidenta de la Rand Corporation.
El Instituto hoy
El Instituto Aspen es dirigido actualmente por Walter Isaacson, ex-director de la CNN y de Times Magazine. Prestigiosas personalidades de la política y de «la industria cultural» ocupan puestos en su consejo administrativo: el príncipe saudita Bandar bin Sultan, la ex-secretaria de Estado Madeleine K. Albright, Michael Eisner (Disney), el secretario general adjunto de la ONU Olara A. Otunu y Jack Valenti, el patrón del sindicato de Hollywood.
El Grupo Estratégico tiene como copresidentes al ex-consejero de Seguridad Nacional Brent Scowcroft y el profesor Joseph S. Nye, decano de la Escuela de Gobierno en Harvard. Este Grupo se ha convertido en un selecto club para la elite de Washington que alardea de humanismo y cultura. Las funciones de secretario estuvieron largo tiempo a cargo de Philip D. Zelikow, entonces íntimo de Condoleezza Rice, quien le consiguió más el puesto de secretario de la Comisión presidencial sobre el 11 de septiembre.
Los seminarios de formación, impartidos a grupos de veinte personas que pagan semanalmente 8 500 dólares, están siempre llenos. Los candidatos son numerosos, no tanto porque les interese estudiar la filosofía trascendental de Adam Smith o de Vaclav Havel sino, sobre todo, para disfrutar del exquisito ambiente en compañía de personalidades tan adineradas como ellos mismos.
Desde que Raymond Barre dejó la presidencia de la rama francesa del Instituto, el ocupante de ese puesto es Jerome Huret, un ex-dirigente de Nortel Networks. Al revés de lo que sucede en la matriz estadounidense, la rama francesa se compone de muchos altos funcionarios y unos pocos industriales de la cultura. Es que los franceses se sienten cultos por naturaleza y prefieren reunirse con estadounidenses que se encuentren a su altura y no sean demasiado «nuevos ricos».
[1] «Friedrich von Hayek, el padre del neoliberalismo» por Denis Boneau, Voltaire, 30 de enero de 2005.
[2] «Los manipuladores de Washington» por Thierry Meyssan, Voltaire, 11 de enero de 2005.
[3] Oficial de la CIA, Shepard Stone fue Alto Comisionado de Estados Unidos en Alemania, más tarde responsable de la Fundación Ford (cf. «La Fundación Ford, fachada filantrópica de la CIA», Voltaire, 1 de enero de 2005), y finalmente dirigente del Congreso por la Libertad de la Cultura (cf. «Cuando la CIA financiaba a los intelectuales europeos», texto en francés, por Denis Boneau, Voltaire, 27 de novembre de 2003).
[4] David McLaughlin falleció la semana pasada. Presidió la Cruz Roja estadounidense durante los atentados del 11 de septiembre.
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