En América Latina, la actividad de los grupos evangélicos y en particular de organizaciones misioneras provenientes del extranjero tuvo como premisa la lucha contra el poder de una jerarquía católica que apelaba al fanatismo popular y negaba la libertad de cultos. El reconocimiento del pluralismo religioso fue un importante avance en las legislaciones y usos políticos regionales derivado de las corrientes liberales emanadas del siglo de las luces.
Pero, paradójicamente, hoy en día, en un mundo sumido en dramáticos conflictos desatados por la conjunción de intereses económicos y fanatismos que apelan a los designios divinos, y justifican el castigo de los impíos, varias grandes organizaciones de corte evangélico y origen estadounidense se han convertido en ariete de proyectos de dominación política y cultural, a la vez que recaban muchos millones de dólares para llevar a cabo la conversión al cristianismo de todos los pueblos del mundo.
La obra misionera denominada Nuevas Tribus (New Tribes Mission), cuya expulsión de Venezuela anunció recientemente el presidente Hugo Chávez, ha sido acusada también en otros países de trabajar para la CIA, de llevar a cabo actividades de espionaje, de proporcionar un trato inhumano a los nativos de algunas de las misiones que ha establecido, de no respetar sus tradiciones, de querer fanatizarlos e, incluso, de propiciar enfrentamientos violentos, ,como por ejemplo en Paraguay, donde se ha acusado a las Misión de las Nuevas Tribus de agredir a los ayoreo, una tribu del Chaco, con ayuda de conversos a los que incitaban a entrar en el bosque, capturar a los ayoreo nómadas y llevarlos a la base misionera.
En Colombia, ha sido fuertemente cuestionado el trabajo de Sofia Muller, una fundamentalista de Nueva York, quien al frente de MNT, logró 1963 miles de conversos en los llanos y selvas de ese país. Entrevistada por el investigador Robert R. Stoll en 1975, respondía en estos términos a la acusación de que destruía las culturas indígenas “¡Ojalá! Borracheras y bailes sin parar, tú sabes que bailar conduce a la inmoralidad. Los idiotas tenían toda esa brujería, los hombres tomarían y bailarían toda la noche, luego irían al monte con muchachitas para hacer sus inmoralidades».
Muller tuvo conflictos con varios grupos de las regiones donde trabajaba e incluso con sus propios adeptos, por sus modos autoritarios, y en lo personal consideraba que lq bestia roja y la blanca de que habla el Libro de Revelaciones son, respectivamente, los “comunistas” y el ecumenismo. (www.nodulo.org/bib/stoll/ilv6c.htm).
En varios países de América Latina se ha denunciado la actividad de la MNT contra las culturas indígenas y en 2003, desde Ecuador, Nicia Yajuraweni Maldonado, una de las dirigentas de la coordinación del Consejo Nacional Indio de Venezuela, señalaba que “En nombre de Dios vino la misión Nuevas Tribus y en nombre de Dios invade a Irak, entonces ¡será víctima de su propia mentira!... La Misión Nuevas tribus no hacía más que hacer énfasis en las predicciones apocalípticas para atemorizar a los indígenas sobre el “fin del mundo” , “los 4 jinetes del Apocalipsis” dejando bien sentado después que la salvación estaba en los planteamientos divinos y que el poder americano era el elegido… señalando que eso sería el inicio de la ira de Dios y Norteamérica como el elegido para consumar tal misión” (Indymedia).
En Venezuela, donde se han investigado actividades de espionaje por parte de las Nuevas Tribus, el presidente Chávez señaló al hacer el anuncio de su expulsión que mientras los indígenas viven "situaciones duras (...) Aquí en Apure (estado venezolano), mientras se mueren desnutridos los niños indígenas, se mueren desangradas sus mujeres". Esta Misión tiene plantas eléctricas, energía solar, sistema de radio y pistas de aterrizaje, "Poseen tractores y podadoras para mantener las pistas, unas grandes pistas donde vienen aviones del exterior y se van sin pasar por aduana alguna…”.
La inspiración de esos hechos queda al descubierto en la documentación interna de ese grupo y en sus materiales propagandísticos. Es pertinente revisar la forma en que la mencionada organización define sus propias actividades y los requisitos de ingreso, formas de trabajo y normas internas, para darse una idea de los proyectos que representa, su afinidad con el discurso y estrategias agresivas del actual gobierno estadounidense y su peligroso potencial para agudizar conflictos en países como Venezuela, acosados incesantemente por la voracidad del imperialismo.
Fundada en 1942 por Paul Fleming, New Tribes Misión (www.ntm.org), que tiene su sede en Sanford, Florida, es una organización internacional dedicada a la conversión al cristianismo de pueblos aislados.
Hay más de 3 mil misioneros de MNT, que trabajan en varios países, entre ellos Australia, Bolivia, Brasil, Indonesia, Costa de Marfil, Colombia, Mexico, Mongolia, Panamá, Papúa, Nueva Guinea, Paraguay, Filipinas, Senegal y Tailandia, además de Venezuela.
Por ser una organización “no lucrativa”, puede recibir donativos libres de impuestos.
Además, por ser una “sociedad misionera cristiana” el gobierno estadounidense la exime de proporcionar públicamente cualquier información sobre sus finanzas. Sin embargo, MNT ha difundido estados financieros de acuerdo con los cuales sus recursos alcanzan más de 40 millones de dólares anuales, en los últimos años.
La solicitud de ingreso al centro de formación misionera de la Misión Nuevas Tribus de Venezuela (http://ntm-materiales.org/preparate/docs/Vzla-solicitud.pdf.) interroga al aspirante minuciosamente acerca de su contexto familiar y personal, incluyendo sus relaciones de noviazgo y extramatrimoniales, las deudas que tiene, el origen y monto de cada una de ellas (“explique cómo contrajo cada deuda y la cantidad que debe”), si “se abstiene totalmente” del alcohol y del tabaco, si ha consumido drogas y si ha tenido relaciones homosexuales y lésbicas, asuntos sobre los que el solicitante debe explayarse en hoja aparte.
Las preguntas anteriores definen en realidad exclusiones pues es política de la organización, por ejemplo, no aceptar a solteros que ya hayan experimentado un divorcio, o a personas endeudadas, pues en grupos como estos el moralismo y el espíritu comercial van de la mano.
En el aspecto religioso, el solicitante debe decir por cuánto tiempo ha sido creyente, “¿Qué tiene que entender y hacer una persona para ser salva?”; “Si usted llegara a morir hoy, ¿iría al cielo?”; “¿Por cuál razón iría al cielo?”; se le pide escribir la historia de su conversión y explicar “cómo mantiene el creyente una vida de victoria sobre el pecado” y “de qué manera puede el creyente llegar a saber la voluntad o dirección del Señor”.
Debe aceptar una declaración de fe que incluye, entre otros, el compromiso de creer en “la inspiración verbal y plenaria de las Sagradas Escrituras y en su autoridad divina”; “en la caída del hombre, que dio como resultado su separación completa y universal del Dios, y su necesidad de salvación.”; “que la salvación es don de Dios, gratuita, eterna y no por obras; que la misma se recibe por medio de la fe personal en el Señor Jesucristo y cada persona tiene la responsabilidad de recibirla por fe o rechazarla; que una vez que haya sido verdaderamente salva, es imposible que el alma vuelva a perderse”; “que el Espíritu Santo regenera dando vida divina y viene a morar personal y permanentemente en el creyente desde el momento en que éste pone su fe en Jesucristo para salvación”; “en la resurrección corporal, tanto de los creyentes como de los incrédulos”; “en la vida eterna de los salvos y el castigo eterno de los perdidos” y “en la responsabilidad de cada creyente, motivado por el amor de Cristo y capacitado por el Espíritu Santo, de testificar acerca de Cristo y vivir abnegadamente para la proclamación del evangelio en todo el mundo”. Ciertamente, cada quien es libre de creer lo que quiera, pero tales enunciados no dejan dudas sobre el peligroso espíritu de fanatismo que anima esos proyectos de evangelización, al ser operados por personas que tienen la obligación de creer que sus verdades son absolutas, que son portadores del espíritu divino, independientemente de sus obras, y que por el contrario, los incrédulos y “perdidos” merecen el castigo eterno.
Existen de hecho en la historia de MTN anécdotas que ilustran la forma en que sus adeptos viven sus creencias. De su propio fundador, Paul Fleming, se dice que se preocupaba no por el asesinato de un “indio” a manos de sus colonizadores sino por el hecho de que haya muerto antes de su conversión y por tanto que se haya perdido un alma para Cristo. Un relato de las actividades de MNT en Paraguay hace dos décadas habla de castigos corporales, como golpes y suspensión del suministro de agua, impuestos a los indígenas por desobedecer a los misioneros, que obraban con la convicción, la misma que en su tiempo enarboló la inquisición, de que es conveniente castigar el cuerpo so pretexto de salvar el alma. De acuerdo con ese relato, el jefe de la misión, Mr Depue, “confirmó que había ordenado una pena colectiva la cual él creía muy efectiva para tratar con el caso de dos o tres niños que habían entrado sin autorización a un almacén... No habría más agua hasta que los culpables fueran encontrados y traídos a su patio amurallado para ser públicamente golpeados”. Reconoció que en todos los años que había sido misionero nunca había escuchado ni un solo caso de un indio pegándole a su hijo y cuando se le preguntó si el trato que los misioneros les daban a los nativos representaba para ellos una vida mejor, dijo "No le puedo describir en palabras lo mucho mejor que es….Yo estoy conforme con el conocimiento que una vez que un alma está verdaderamente salvada no se puede perder jamás."
MNT sugiere a sus aspirantes confiar “en el Señor para la provisión de su sustento material, espiritual y físico”, ya que la Misión no le proporciona salario alguno durante su entrenamiento; en el mencionado formulario se indaga si el solicitante cuenta con ingresos que continuarían después de ser aceptado por el grupo, si ”aceptará y respetará la autoridad y las decisiones” de los líderes del centro misionero, “vivirá de acuerdo con los patrones de conducta del mismo” y “cumplirá alegremente y sin quejarse cualquier trabajo que le sea asignado”.
Las prácticas de MNT representan una de las tantas posibilidades de combinar el fanatismo religioso con la salvaje explotación del trabajo y la falta de respeto por la condición humana, propias del capitalismo: recibir donativos, pero no pagar salarios, manejar grandes recursos y dejar a la vez que el personal se las arregle “con la ayuda de Dios”, jugar con la doble condición de correligionario y empleado incondicional, evadir los compromisos con los trabajadores y sus familias, manipular a la gente apelando a sus sentimientos religiosos.
Otro documento de New Tribes Mission, acerca de sus políticas en caso de emergencia, es decir de riesgo personal para sus misioneros (www.ntm.org/members/documents/ntm_contingency_policy.pdf) especifica que estos no deben esperar de su parte el pago de ningún tipo de rescate en caso de ser secuestrados por “elementos insurgentes o criminales”. “Por lo tanto, los miembros de la Misión de las Nuevas Tribus no deben suponer que se pagará rescate por su libertad, política que ha surgido después de mucha oración y de una cuidadosa evaluación”. También es política de la organización que todos sus miembros tengan hecho su testamento, y hayan designado a quienes queden a cargo de la tutela de sus hijos menores, en caso de que mueran o queden incapacitados, pues “New Tribes Mission, como organización corporativa, no puede llevar a cabo satisfactoriamente ese papel”. (www.ntm.org/members/documents/ntm_contingency_policy.pdf).
Los principales casos de misioneros de MNTvíctimas de la violencia incluyen el de tres de sus miembros secuestrados en 1993 en Panamá y llevados a Colombia. Ante lo cual, sus correligionarios llegarían a expresar su regocijo porque ya son “eternamente libres”, mientras que el gobierno estadounidense aprovechó el episodio para impulsar su política injerencista en la zona, contra Venezuela y so pretexto de las FARC, y para reiterar su apoyo al presidente Pastrana.
Asimismo, en mayo de 2001, en Filipinas, otra pareja de misioneros, marido y mujer, fueron secuestrados por el grupo de Abu Sayyaf. La mujer fue herida pero liberada durante una operación de rescate del ejército, mientras que él resultó muerto.
En suma, las nuevas tribus funcionan como promotores del modo de vida y de los supuestos valores de un capitalismo que hoy en día muestra su rostro más salvaje y agresivo.
No debe extrañar que, al margen del viejo conflicto entre el protestantismo y el catolicismo conservador, su expulsión haya recibido la aprobación prácticamente unánime de la sociedad venezolana, pues la organización es otro rostro del sangriento fundamentalismo que se ha apoderado del gobierno de Estados Unidos.
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