En nombre de las organizaciones pro derechos humanos y musulmanes, el presidente de la Dirección Religiosa de los musulmanes residentes en la parte asiática de Rusia, Nafigulá Ashirov, instó al Gobierno a retirar del escudo nacional los atributos del cristianismo.
En nombre de las organizaciones pro derechos humanos y musulmanes, el presidente de la Dirección Religiosa de los musulmanes residentes en la parte asiática de Rusia, Nafigulá Ashirov, instó al Gobierno a retirar del escudo nacional los atributos del cristianismo.
Algunos expertos lo interpretan como un primer intento de organizaciones sociopolíticas musulmanes por consolidar sus posiciones en la vida del Estado.
De momento, los representantes de los medios musulmanes no han emprendido pasos algunos para promover legislativamente su iniciativa. Sin embargo, no descartan que con el correr del tiempo los problemas relativos a los atributos representativos del Estado puedan ser sometidos a examen de la Cámara Pública.
Representantes de otras religiones no han secundado a los musulmanes. Borukh Gorin, jefe del departamento de relaciones públicas de la Federación de las comunidades judías de Rusia, manifestó que las cruces en el escudo no agravian sus sentimientos, tal es la tradición de todos los países europeos. Sandji-Lama, representante de los budistas, dijo que las cruces en el escudo nunca habían llamado su atención.
En opinión del arcipreste Vsevolod Chaplin, jefe adjunto del Departamento de Relaciones Religiosas Exteriores del Patriarcado de Moscú, los musulmanes promovieron esta exigencia para provocar conflicto interétnico. El intento de demandar en público la renuncia a los símbolos cristianos fue emprendido para «ganarse los tantos ante los ojos de las fuerzas externas, interesadas en la radicalización interreligiososdel Islam en Rusia y en los enfrentamientos».
Según la apreciación hecha por Alexei Arbatov, miembro del consejo científico del moscovita Centro Carnegie, las organizaciones sociopolíticas que utilizan el Islam con determinados fines políticos y pretenden asumir ciertos poderes han decidido someter a prueba las fuerzas. El politólogo está convencido de que desde el comienzo mismo hay que atajar tales intentos de la forma más rígida: para la religión hay templos y hogares, pero no en la vida política o social de Rusia no puede haber ninguna religión, con tanta más razón en forma radical. «Hay que dar a entender desde el comienzo mismo que la variante francesa aquí no pasará», subrayó Arbatov.
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