¿De donde salieron los votos de Alan García para que de un 24 % que obtuvo en las elecciones de primera vuelta, pudiera alcanzar el 55 % de los sufragios, dejando atrás a Ollanta con un 47 % quien había logrado ocupar el primer lugar en aquella primera ronda electoral?
Cuando se contaron los votos, el triunfador en las recientes elecciones de Perú el triunfador fue el ex presidente Aprista Alan García. Derrotó al candidato nacionalista Ollanta Humala por un margen apreciable que no deja lugar a dudas, quien fue el escogido en las urnas por los votantes peruanos. Pero la pregunta que salta a la vista es:
¿De donde salieron los votos de Alan García para que de un 24 % que obtuvo en las elecciones de primera vuelta, pudiera alcanzar el 55 % de los sufragios, dejando atrás a Ollanta con un 47 % quien había logrado ocupar el primer lugar en aquella primera ronda electoral?
Evidentemente fueron los electores de la derecha peruana que representa la candidata Lourdes Flores, los que le dieron con esos “votos prestados” , el triunfo al candidato de los Apristas en esta segunda elección presidencial del pasado domingo. Si bien no hay que descartar el “factor Chávez”, muy bien manejado políticamente por Alan García ,que presentó ante el electorado a su rival nacionalista ,como un instrumento de una nación extranjera, lo cierto es que sin el respaldo de los partidarios de la señora Flores y de todos los factores económicos y medios de prensa que a esa línea conservadora responden, no hubiera sido posible la victoria de Alan García en las urnas.
Del resultado electoral del pasado domingo emerge un Perú fracturado, mas dividido que nunca antes. Dividido entre los que tienen todo y los que nada tienen, entre ricos y pobres, entre los poseedores y los desposeídos y lo que es mas peligroso aún, entre blancos blancos e indios y mestizos, los que llevan en su sangre el ancestro de los Incas peruanos.
Según el análisis de los votos emitidos, Ollanta Húmala ganó 14 de los 24 Departamentos que hay en el país, precisamente en aquellas regiones de la nación donde el índice de pobreza es mayor y donde la población es mas de origen Inca que de descendientes de blancos extranjeros. Eso , sin contar que las organizaciones políticas del líder nacionalista Humala ganaron la mayoría de los Representantes ante el Congreso Nacional.
Así las cosas, Alan García a pesar de su triunfo en las urnas, no tiene por delante un sendero de rosas. Si no gobierna para los que reclaman reformas sustanciales en el país, los que votaron por Ollanta Humala que constituyen el 47 % del electorado, le resultará muy difícil, pero que muy difícil al electo mandatario peruano gobernar en su país. Un país donde la derecha política que representa la señora Flores le exigirá al dirigente Aprista que les pague la deuda contraída por éste este con los “votos prestados” que lo llevaron de nuevo al palacio presidencial.
Es evidente que Ollanta Humala que en la segunda vuelta electoral aumento su caudal de votos de un 31 % a un 47 %, obtuvo ese incremento sustancial de sufragios en gran parte, de un sector del electorado que no votó en la primera vuelta así como de muchos Apristas de origen humilde que no aceptaron el pacto de Alan García con la derecha peruana.
Y también está bien claro que los votos de Alan García para subir de un 24 % en la primera vuelta a un 55% en la segunda ronda electoral, fueron los “votos prestados”, que le dio la derecha de la señora Flores. ¿ Cumplirá Alan García el compromiso contraído con los grandes intereses del capital peruano o tomará el camino de reconciliación con los pobres y nacionalistas que siguen a Ollanta Humala y que representan el 47 % del electorado del Perú?
¿Adonde va el Perú con Alan García en la presidencia? ¿Volverá a seguir los pasos de su presidencia anterior plagada de corrupción y caos nacional? ¿O acaso será cierto que buscará con hechos lo que ha prometido de palabras en la campaña electoral?
Eso solo lo sabe Alan García, mientras las grandes mayorías populares del Perú esperan definiciones y la derecha peruana exige que le cumplan lo pactado.
El cuadro está cerrado y el nuevo Presidente en tres y dos.
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