El 3 de noviembre de 2003 Luis Carlos Ugalde asumió el cargo de consejero presidente del Instituto Federal Electoral, la institución encargada de aplicar el Código federal de instituciones y procedimientos electorales. La historia de Ugalde nada tiene que ver con la epopeya revolucionaria de hace un siglo. Es sólo un defraudador impregnado de agua bendita. Echemos una ojeada a sus turbios antecedentes.
La conducción de las élites mexicanas se ha vuelto difícil. Sufren un desplazamiento contínuo en todos los rincones de México por la llegada de inversores que van seguidos de capitales, previa y convenientemente depositados, para construir con éstos corredores industriales, zonas recreativas y centros deportivos en todo el territorio nacional. Pero no sólo eso. La nueva burguesía se transforma, tarde o temprano, en el punto de referencia cultural de las clases sociales y termina asumiento una función elitista.
Esos grupos cargados de dinero terminan haciendo a un lado, barriendo literalmente, a las élites tradicionales en las regiones depositarias de historia, como Jalisco, Michoacán o Puebla. El fenómeno al parecer seguirá ocurriendo en el futuro, y el PAN no ofrece capacidad tutelar para atemperar los desplazamientos, que después de todo afectan a los grupos aristocráticos en quienes apoyó esa formación pública en su nacimiento.
A eso obedece que antiguos miembros del partido de la derecha, como Javier Livas, se preocupen por la formación de élites pensantes que den cauce a la idea de un estado cibernético, operado con instrumentos y criterios anglosajones, por supuesto.
Sin embargo, la izquierda cuenta con su propia alternativa tecnocrática. Se trata de la obra del antiguo militante del Partido Popular, Fernando Miguelena que, apoyado en la obra de autores soviéticos, formuló una tesis denominada Teoría de los modelos, editada por el Instituto Politécnico Nacional, que plantea el restablecimiento de la racionalidad en la conducción del estado. Sería conveniente que los cuadros del perredismo echaran un vistazo al libro.
El presente mexicano se desenvuelve entre la ineptitud de la clase política de orientar el rumbo que el país necesita y la incapacidad de los sectores dominantes de preparar las nuevas élites. Una de las fallas del sistema aparece ya como una realidad abrumadora, tan visible que obstruye la mirada.
La derecha mexicana fincó sus espectativas en un fraude cibernético (algunos dicen que no hublo tal y que el fraude fue a la antigüita, es decir, poniento en las urnas más votos que votantes enlistados; esta especificación que abate la versión del fraude cibernético, tiene por objeto hacer pensar que Andrés Manuel se contradice).
Pero el hecho de que las denuncias de que hubo fraude estén siendo publicadas por la revista comercial Día siete, con cientos de miles de ejemplares de tiraje semanal, es el indicio de que quienes verdaderamente mandan en México podrían dar la espalda a una imposición protagonizada por el PAN que deslegitime ante los ojos del mundo a la presidencia de la república eventualmente encabezada por Felipe Calderón. El PAN no podrá controlar al Estado mexicano y la ingobernabilidad está a la vuelta de la esquina si el Tribunal electoral reconociera al fin el triunfo al panista. Los argumentos para que el triunfo del PRD legalmente alcanzado sea reconocido pasan por varias etapas.
La institución que gozaba de mayor credibilidad, el IFE, abate su propio prestigio
Dice Rita Varela Mayorga que Luis Carlos Ugalde, el indeseable consejero presidente del IFE, está en el mapa político actual porque Elba Esther Gordillo está atrás de él; Rita se refiere a la lideresa del corrupto sindicato magisterial, quien inventó la consejería de Ugalde, quien sería el fedatario de los procesos electorales. Y según Ugalde, el IFE gozaba de autonomía, imparcialidad y eficacia, aunque como dijo el columnista Carlos Ramírez, esas tres fortalezas están ahora debilitadas ante la red de relaciones peligrosas en las que se enredó el consejero presidente.
En efecto, el columnista de La Jornada Julio Hernández reitera que Ugalde fue impulsado a la presidencia del IFE por «la maestra» cuando ésta era la coordinadora de los diputados federales del PRI, y como tal negoció las posiciones del IFE con el PAN. Sobran motivos para justificar la reciente expulsión de Elba Esther de las filas del PRI por traición.
Al inicio del sexenio en que Fox ocupó la presidencia de la república, Ugalde formaba parte del grupo político pri-panista impulsado por el yerno de la maestra, José González Sánchez. Este yerno se ocupa de los negocios de la familia Montelongo-Gordillo y es una pequeña pieza en el engranaje corruptor que encabeza la Gordillo /leer La Jornada 29.07.06).
Al proponer a Luis Ugalde como consejero presidente del IFE, la reportera de la revista Proceso, Jesusa Cervantes y su colega Jenaro Villamil, aclararon que de la jugosa operación impositiva (de la que el PRD fue excluido), como consecuencia natural de que quienes actuaron como eminencias grises de ella fueron la maestra Elba Esther y el ex presidente Carlos Salinas de Gotari. Encargado de dar un renovado empuje a la imposición de Luis Ugalde fue el ex presidente Ernesto Zedillo, quien había dejado el poder presidencial en 2000 para entregarlo a Fox.
Ugalde fue socio del propagandista del sionismo Federico Reyes Heroles, a lo largo de su trayectoria en la administración zedillista (1994-2000), como asesor suyo en varias dependencias federales. El 8 de diciembre de 2003 la columnista Katia D’artiguez publicó en El Universal detalles de la boda de Luis Carlos, quien ya se desempeñaba como nuevo alto cargo del IFE, con Lía Limón, hija de Miguel Limón Rojas, quien fuera secretario de Educación Pública. Lía tenía un cargo superior en el Instituto federal de acceso a la información pública (IFAI). Felipe Calderón Hinojosa siendo secretario de Energía de Fox y mientras ajustaba su operación Hildebrando destinada a la manipulación cibernética, asistió a la boda como testigo, dice la nota de Rita.
En mayo de 2004 Calderón arguyendo haber tenido diferencias con Fox, renunció a la secretaría de Energía para proclamarse aspirante a la candidatura del PAN a la presidencia de la república.
La relación entre Ugalde y Calderón, dice Rita Varela, se fortaleció a través de Lía, quien había obtenido una maestría en la Fletcher School of Law and diplomacy de la universidad de Tufts, en Boston. Allí conoció a Calderón cuando éste hacía su maestría en Harvard entre 1999 y 2000. Según la Agencia Periodística de Información Alternativa, Lía, ya divorciada de Ugalde el 20 de enero de 2005, se incorporó al equipo de trabajo de Calderón bajo las órdenes de la ex secretaria foxista de Desarrollo social, Josefina Vázquez Mota.
Pero la presencia de Calderón en la boda de Lía con Ugalde el 6 de diciembre de 2003 ya había levantado suspicacias, sobre todo en cuanto estalló el escándalo a propósito de los favores recibidos por Hildebrando SA. del secretario de energía Felipe Calderón, tras el cual resultó lógico que se relacionara al software creado por esta empresa perteneciente a Hildebrando Zavala, cuñado de Calderón, con la que utiliza el IFE.
El software se hizo con la colaboración de las firmas Indetix Inc. y Sagem Défense Sécurité. Por este medio el PAN obtuvo acceso al padrón del IFE antes del 2 de julio de 2006.
El 25 de julio último, la lideresa del magisterio nacional, Elba Esther Gordillo, declaró presidente electo a Felipe Calderón. Así quedó consumada ante todo el público mexicano la traición de la «maestra» al partido del que fuera secretaria general: el PRI. Pero una vez que fue expulsada del PRI por su traición, como presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación operó con sus agremiados «16 mil centros de cómputo en todo el país para el seguimiento del proceso electoral, además de que había miembros del magisterio nacional en el 90 por ciento de las casillas», reveló José Gil Olmos, de la revista Proceso (30.07.06).
El fraude estadístico, después del fraude político que agravia al PRD
Ante la incredulidad general, incluso de los partidarios del candidato agraviado, Andrés Manuel López Obrador, en México ha empezado a notarse la naturaleza del fraude cometido en su agravio cuando varios doctores y maestros en Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otras instituciones de educación superior analizaron las inconsistencias estadísticas originadas en el Instituto Federal Electoral durante el conteo de resultados preliminares (PREP) y tres días después, del cómputo de las actas de escrutinio de los 300 distritos electorales.
Estos análisis, dados a conocer por el boletín Reseña Estratégica, órgano del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana, coinciden con la advertencia que hizo Greg Palast ocho días antes de la elección
La más difícil de las pruebas ha consistido en reconocer que el fraude pudo haberse dado en el seno del Instituto que supuestamente representaría por primera vez en la historia moderna de México la confiabilidad total del proceso electoral. El IFE es una quimera construida a la sombra del «Proyecto Democracia», a su vez concebido para mantener a raya a las fuerzas políticas asociadas a la existencia del Estado Nacional en el contexto de la globalización y de la usura rampante a nivel internacional.
Lo que para los científicos parece fácil de detectar, es considerado imposible todavía por muchos ciudadanos honestos que creyeron en un IFE inmaculado. Mientras tanto, el 16 de julio las protestas reunieron en la ciudad de México a un millón doscientos mil indignados ciudadanos que respaldan la demanda que hace AMLO de contar «voto por voto, casilla por casilla», lo que permitiría despejar las dudas razonables que se ciernen sobre la elección presidencial. Y unos días más tarde otra manifestación favorable al recuento total reunió a más de 2 millones de seguidores de Andrés Manuel.
Esas manifestaciones son el mayor cuestionamiento realmente democrático que se haya realizado hasta ahora contra el supuesto triunfo del candidato oficialista Felipe Calderón, cuya campaña se signó por actos de propaganda goebelsiana contra Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición centro-izquierdista.
Entre las inconsistencias estadísticas que apunta el informe firmado por diez académicos, siete doctores y tres maestros, entre ellos el maestro Bolívar Huerta, del Centro de Estudios Superiores de la UNAM, y el doctor Francisco Portillo, del Instituto de matemáticas también de la UNAM, es la que se refiere al resultado del conteo distrito por distrito, en el que sólo en el último 16 por ciento "encontramos una caída en el porcentaje de votos del candidato Andrés Manuel López Obrador que corresponde exactamente al incremento de votos del candidato Felipe Calderón, como si uno perdiera directamente los votos que el otro gana cuando éstos debieran ser independientes" y aleatorios.
Esto sugiere -dicen los expertos- que durante todo el intervalo (16% último) Andrés Manuel es el único candidato que pierde votos, al grado de «que en todas las muestras de este intervalo el candidato de la Coalición perdió en absolutamente todas las casillas», lo cual es muy improbable.
En el conteo preliminar del PREP se encontró que había menos boletas para elegir Presidente que las que había para diputados y senadores en distritos donde ganaron los partidarios de López Obrador y donde teóricamente éste habría obtenido tantos votos o más que sus diputados y senadores. Mientras, hubo más boletas presidenciales donde Calderón supuestamente ganó, fincando la sospecha de la manipulación del numero de boletas para elegir presidente.
Dada la impericia del IFE al manejar la información del PREP, dice Reseña Estratégica, se sostuvo que el resultado de éste no era oficial, pero se menciona que «se demostró que en el PREP la elección se decidió con el 30 % inicial de las casillas computadas, mientras que en el conteo distrital se decidió con el último 30 %. La probabilidad de que las casillas computadas al principio del PREP sean las mismas que las últimas en el conteo distrital es nula; sin embargo, el número de votos y su relación porcentual son similares» Y ambas fueron manejadas por la misma base de datos del IFE.
Éstos y otros casos bajo escrutinio de los matemáticos mexicanos en comento los llevaron a concluir que «de acuerdo con el análisis realizado, consideramos que se presentó una manipulación en el cómputo de los votos tanto del PREP como del conteo distrital, vía la alteración de los resultados o la administración de las muestras de casillas tomadas que supuestamente debían ser aleatorias. Sólo mediante la manipulación cibernética, efectuada en el área informática del IFE, esos comportamientos anormales por estar plenos de improbabilidad, pudieron suceder».
De acuerdo con el cómputo final de votos presentados por el IFE, la diferencia entre el primero y el segundo lugar es menor a 250 mil votos, que significa una diferencia de sólo 2 votos por casilla. Una manipulación de 30 votos en el 10 % de la casilla permitiría revertir ese resultado. De igual manera, la manipulación de las cifras en las computadoras del IFE pudo cambiar el resultado final de la votación.
La recomendación de los académicos es que «el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordene la realización de un nuevo conteo en todas las casillas electorales, usando un sistema de cómputo distinto al que ha usado el IFE», sugieren.
Al conocer esta información, uno de los abogados interesados en el esclarecimiento de esta situación ha sugerido la necesidad de que el equipo jurídico de la Coalición por el Bien de Todos, que postuló la candidatura de López Obrador a la presidencia de la república, demande ante la Suprema Corte la necesidad de que ésta averigüe de oficio esa violación al voto público que pone en duda la elección del Poder Ejecutivo Federal, lo que implica la inspección judicial al cerebro de estadísticas y cómputo del IFE, denominado «Unicom» y el desahogo de pruebas testimoniales y los peritajes de expertos en estadística.
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