En el sexto aniversario de los atentados del 11 de septiembre, 130 ingenieros y arquitectos van a difundir en Oakland, California, el texto de una carta al Congreso de EEUU afirmando que la caída de las torres gemelas de Manhattan fue, en realidad, "un desmontaje preparado" con el uso de explosivos, no la consecuencia directa del impacto de dos aviones pilotados por terroristas suicidas.
El arquitecto estadounidense Richard Gage, principal promotor de este documento, dice haber llegado a "la conclusión espeluznante de que el 11-S fue orquestado, probablemente, por los círculos gubernamentales de EEUU".
Dos expertos rusos, entrevistados por el periódico Komsomolskaya Pravda, piensan que esta versión es factible.
"No podemos descartar que la tragedia del 11-S fuera preparado por los servicios secretos de EEUU", señaló Víctor Baranets, quien asesoró en el pasado al jefe del Estado Mayor General del Ejército ruso. "Podemos suponer que la cúpula estadounidense lo necesitaba para justificar su nueva estrategia de lucha antiterrorista y, de paso, conseguir otros objetivos estratégicos como la invasión en Afganistán e Irak y el fomento del patriotismo en EEUU", dijo el experto.
"Tal vez, era una operación combinada: un ataque aéreo a cargo de pilotos suicidas con la colocación paralela de explosivos en la tierra, directamente en los edificios. Nos vienen con el cuento de que pilotos musulmanes tardaron seis meses en prepararse pero cualquier aviador dirá que este período es insuficiente para entrenar a una tripulación capaz de realizar maniobras tan complicadas. Habrían necesitado 18 meses como mínimo", señaló Baranets.
"Tampoco es creíble que los servicios secretos de EEUU no hayan notado a tiempo la peligrosa concentración de pilotos musulmanes a bordo de los Boeing, sobre todo, habida cuenta de que la Administración instigaba en la población el miedo ante la amenaza islamista. De aquí, la conclusión de que alguien hacía la vista gorda o hasta controlaba aquel proceso".
"Incluso asumiendo que los aspectos teóricos de tal misión se habían ensayado de forma impecable, no había garantías cabales de que el plan saliera al cien por cien en la práctica. El avión que caía en picado sobre el Pentágono no dio finalmente en el blanco. Y era imposible meter explosivos dentro, para asegurarlo todo. Las torres gemelas, entretanto, estaban constantemente en obras, de modo que no era difícil introducir 400 kilos de trilita o explosivos plásticos, haciéndolos pasar por materiales de construcción, y detonarlos en el momento oportuno mediante la señal enviada desde un móvil común y corriente. Las torres se desmoronaron en el sentido estrictamente vertical, de arriba para abajo, pero tenían tanto margen de resistencia que el impacto de los Boeing habría cortado sólo una parte de las estructuras, y los arquitectos se fijaron precisamente en este detalle", afirmó el experto ruso.
Vladímir Bulátov, ex oficial del servicio ruso de contraespionaje, comparte esta versión. "A las torres les ayudaron a caer", declaró él a Komsomolskaya Pravda.
Fuente: Ria Novosti, 11/ 09/ 2007.
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