Por Ernesto Carmona (*).- Una neumonía basal izquierda terminó con la vida del ex cabo de ejército Héctor Hernán Bustamante Gómez, quien dio muerte al camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen, durante la sublevación militar del 29 de junio de 1973, recordada como el “Tanquetazo”.
El crimen quedó impune. La magistrada Rommy Rutheford, del segundo juzgado del crimen de Santiago falló la prescripción en 2006. Pero el 25 de septiembre de 2007 la Corte de Apelaciones de Santiago encomendó al ministro Jorge Zepeda Arancibia investigar los asesinatos de Henrichsen y de otros tres argentinos, Oscar Héctor Bugallo Celuzi, Miguel Angel Lacorte y Héctor Garzán Morillo. Esta diligencia judicial sigue su curso.
Bustamante disparó contra Henrichsen mientras cubría para la televisión de Suecia el alzamiento de un regimiento de tanques, en las cercanías del palacio de gobierno. La imagen de Bustamante disparándole a matar fue captada por el propio camarógrafo antes de morir y tuvo difusión mundial en fotografías y videos, pero nadie supo su nombre hasta que fue identificado por este redactor más de 30 años después del asesinato.
La noticia del deceso de Bustamante surgió esta mañana en la Fiscalía de Ñuñoa, cuando concurrí a declarar en una causa de amenazas de muerte provenientes de su entorno, o quizás del propio ex cabo, por una denuncia ante Carabineros del 26 de agosto, introducida luego de recibir tres amenazas telefónicas posteriores a una "funa" o "schratch" al domicilio del ex uniformado, el 18 de agosto.
Después de 5 meses de investigación, la Fiscalía me informó que apenas comprobó que las llamadas provinieron de un teléfono corporativo y de otro público que ya no existe y que Carabineros omitió en su informe al principal sospechoso indicado por mi en la denuncia del 26 de agosto en la Comisaría Los Guindos de Ñuñoa, o sea ocultaron al occiso Bustamante, según el Parte Nº 4257 cuyo comprobante todavía conservo en mi poder.
La abogada de la Fiscalía María Gloria Vásquez acogió mi nuevo reclamo Bustamante, pero antes consultó diligentemente la base de datos del Registro Civil, desde el computador de su propia oficina.
–Hay un Héctor Hernán Bustamante Gómez, pero está muerto, exclamó.
–“No puede ser”, fue mi primera reacción. Recordé que en agosto del año pasado permaneció escondido en su casa mientras afuera se realizaba la funa. Pero como al fin de cuentas la gente se muere, añadí “…a menos que sea un deceso reciente”.
El ex cabo murió en una cama del Hospital Militar de Santiago el martes 18 de diciembre, a las 16:30 horas, o sea, una semana antes de Navidad. “Neumonía basal izquierda y cáncer pulmonar”, fueron las causas del deceso, según el documento del Registro Civil.
La abogada de la Fiscalía dejó constancia de que “lamentablemente los funcionarios de Carabineros no consignaron el nombre” del sospechoso que señalé desde el comienzo y registró “que mientras se toma esta declaración, se le informa a la víctima que la persona que señaló como sospechosa, se encuentra fallecida desde el 18 de diciembre de 2007”. Eso sería todo.
(*) Periodista chileno, presidente de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP) de la Federación Latinoamericana de Peirodistas (FELAP)
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