(Por Amaury E. del Valle).- Las nuevas tecnologías demostraron que son imprescindibles en el show mediático en el cual se convierten los sufragios norteamericanos, para ocultar con la parafernalia publicitaria quién elige verdaderamente al ocupante de la Casa Blanca.
Más allá de los resultados que arrojó la votación en las urnas durante las recientes elecciones en Estados Unidos, muchos expertos coinciden en destacar que la verdadera ganadora de estas elecciones es la tecnología.
Quizá el mejor ejemplo del éxito logrado por el modelo de campaña basada en internet, fue el anuncio del equipo de Barack Obama de haber logrado reunir más de 150 millones de dólares tan solo en el mes de septiembre, primordialmente a través de internet.
También serviría para ilustrar el triunfo de Obama el hecho de que en sede Silicon Valley, estado de California donde radican las mayores empresas informáticas de la Unión norteamericana, se votó por el candidato demócrata.
Y es que estos comicios sirvieron para demostrar que quien sepa usar internet para su propio provecho, con toda seguridad se encaminará hacia la victoria, pues más allá de la exuberante publicidad que despliega cada candidato en los periódicos, la televisión, las llamadas telefónicas o la propaganda de puerta a puerta, las nuevas tecnologías se han convertido en pieza clave de la propaganda política.
Muchos analistas aseguran que internet logró movilizar a los votantes más que nunca antes, y demostró ser una herramienta que ningún candidato puede dejar de manejar en su camino hacia el triunfo.
Tecnología “de punta”
Estas elecciones se diferenciaron diametralmente de las ocurridas hace cuatro años, cuando los candidatos creían que la red de redes era apenas un vehículo para pedir donaciones y, cuanto más, mantener comunicación con algunos potenciales votantes.
Fue precisamente un candidato presidencial, Howard Dean, quien se presentó sin éxito como candidato a la nominación del Partido Demócrata en 2004, el que primero utilizó con éxito las redes informáticas para solicitar donaciones a gran escala a través de internet.
Aunque Dean no ganó, y fue John Kerry quien al final le disputó igualmente sin éxito el sillón de la Casa Blanca a Bush, el equipo de Barack Obama se puso, desde el mismo comienzo de la campaña, a trazar estrategias de cómo aprovechar mejor las nuevas tecnologías.
En esto lo favoreció el hecho de que en los últimos años la población norteamericana se acostumbró a hacer donaciones a causas políticas a través de internet. Esto lo supo aprovechar el “fenómeno Obama”, quien rompió los récords de uso de internet —y del correo electrónico— como forma de lograr apoyo financiero.
Así, el primer afroamericano que llega a la magistratura norteamericana recolectó decenas de millones de dólares on line más que sus contrincantes. Pero no se quedó allí, sino que fue mucho más allá.
Aprovechando las llamadas tecnologías web 2.0 —redes sociales, contenidos generados por el usuario, los blogs y los boletines de mensajes electrónicos— los partidarios de Obama crearon una red de simpatizantes entrelazados estrechamente, quienes se comunicaban constantemente y sumaban nuevos adeptos.
Gracias a esto, usuarios y seguidores se unieron para generar contenidos, discutir, participar en blogs y formar comunidades y círculos de amigos, especialmente entre los más jóvenes, entusiasmados con la ficción de que estaban participando realmente en las elecciones, cuando en realidad son los grandes consorcios los que determinan quien entra o no a la Oficina Oval.
Videojuegos electorales
Curiosidades como la popularidad alcanzada por la canción Yes We Can de Will.i.am, ganadora de los premios Grammy, y hasta los videos cómicos sobre Obama y su compañero de fórmula Joe Biden, se hicieron famosos por su difusión a través de múltiples sitios de internet.
A su vez, en redes sociales como MySpace o Facebook, las encuestas demostraron que el 60% de los ciudadanos en edad de votar que usaban estos sitios preferían a Obama.
Aunque no todo fue positivo. El lado oscuro de la red salió a flote con las elecciones, cuando cadenas de correo electrónico, dando apariencia de autenticidad, difundieron falsedades o abiertas mentiras sobre los candidatos, como por ejemplo que Obama era musulmán o tenía conexiones con terroristas.
La magnitud del fenómeno fue tal, que los simpatizantes de Obama se vieron obligados a crear un sitio web denominado Stop the Smears (en español, Alto a las calumnias), destinado a desmontar los falsos ataques, en su mayoría propalados a través de los correos e internet.
Por si lo anterior fuera poco, las elecciones se decidieron incluso antes del 4 de noviembre... en los videojuegos electrónicos.
En “Burnout Paradise”, un juego de carrera de autos de la empresa Electronic Arts (EA), se veían letreros publicitarios en los que se pedía votar por el senador afroamericano, los cuales eran muy parecidos a los reales pues se procuró que fueran semejantes a los que podían verse en los bordes de las carreteras estadounidenses.
Junto a la imagen de Obama, los carteles a su vez promovían páginas destinadas a recaudar dinero para él, con la novedad de que el jugador solo tenía que dar un clic en estos «anuncios virtuales» para acceder a ellos y depositar dinero.
Claro está, no todo fue gratis. La propia empresa creadora de la distracción virtual reconoció que la campaña de Obama pagó por el anuncio, una práctica habitual para otras compañías comerciales, aunque nunca antes se había usado como propaganda electoral.
No fue solo este juego. El equipo del senador insertó anuncios en otros 17 videojuegos, entre ellos los populares “Guitar Hero” y “Madden 09”, muy usados por los jóvenes norteamericanos.
¿Presidente virtual?
Los medios de prensa tampoco estuvieron ajenos a la propaganda política, y por supuesto aprovecharon como nunca antes los beneficios tecnológicos para convertir a las elecciones en un gran negocio publicitario.
Tanto los reporteros como los presentadores hicieron amplio uso de hologramas, mapas virtuales y entrevistas con analistas en vivo y a través de Internet, con estudios y set de transmisión que asemejaban más a una nave espacial que a un verdadero espacio de transmisión televisiva.
Los desparpajos tecnológicos no se hicieron esperar, y medios como la cadena NBC utilizaron el edificio del Rockefeller Center —complejo comercial neoyorquino— para imprimir un mapa en la pista de patinaje de ese lugar con todos los estados reflejados, cuyo color fue cambiando en azul para los demócratas y en rojo para los republicanos.
Por su parte, la cadena ABC puso tres pantallas gigantes de televisión en la plaza Times Square para mostrar los resultados, mientras sus reporteros conversaban con la gente en vivo y en directo para conocer sus reacciones, transmitiendo a través de Internet de alta velocidad.
Todo ello no fue gratis, según la agencia AP. Solo Obama logró lo que ningún otro candidato y rompió su récord de recaudación una y otra vez, hasta llegar a un total de 640 millones de dólares, reportados a finales de octubre, de los cuales se gastaron poco más de 580 millones de dólares, según sus asesores.
Nota publicada en Juventud Rebelde y reproducida por el portal de la UPEC (http://www.upec.cu/)
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter