por Luis Alberto Salgado; luissalgadot@aol.com
A la militancia aprista y a la opinión pública:
En noviembre del 2008 anuncié mi decisión de postular a la Secretaría General del APRA. Los apristas sabemos que el Partido atraviesa la más grave crisis de su historia. En los últimos meses me he reunido con miles de apristas en Lima y en el interior del Perú, compartiendo un mensaje de reafirmación doctrinaria, renovación y de cambio, por lo cual he recibido múltiples muestras fraternas de respaldo y de adhesión, con la esperanza de volver al camino ético que nos señaló Víctor Raúl.
El jueves 18 de junio se me alcanzó una “resolución” expulsándome del Partido. Se me imputan, sin pruebas, los más graves cargos. La dirigencia actual inventó un “proceso sumarísimo”, que no existe en el Reglamento General de Disciplina, para negarme el derecho a la defensa. No me enteré que existía un proceso contra mí, ni denuncia alguna, ni fui citado para diligencia alguna. Simplemente se me expulsó a pedido del actual secretario general cuyo mandato venció en junio 2006.
El pretexto ha sido una entrevista en un diario local que me atribuyó decir que “el Gobierno es responsable principal de la matanza (en Bagua)” cuando en realidad sostuve: “el Estado es responsable principal de la grave situación”, cuya rectificación solicité inmediatamente a través de una carta puntual y precisa enviada al periodista que me entrevistó y cuyo cargo obra en mi poder, pues la referida entrevista se realizó 2 días antes de la lamentable pérdida de vidas de compatriotas en Bagua. Sin embargo, nunca se me dio oportunidad de informar esto en el Partido. Mi posición expresada públicamente fue siempre que los decretos legislativos, - hoy derogados a pedido del Poder Ejecutivo -, eran inconstitucionales y violaban el Convenio 169 que exige en estos casos consultar a los pueblos afectados. Por ello he sido sancionado.
Mi expulsión es un grave precedente que pretende impedir que continúe reuniéndome con la militancia en todo el país y constituye una amenaza a los derechos fundamentales de todos los apristas pues esta decisión ilegal y autoritaria se cierne sobre cualquier compañero que exprese una voz discrepante.
Ahora ejerceré mi defensa y haré uso de todos los medios que me franquean las leyes y el derecho internacional de los derechos humanos. Así, juntos escribiremos un nuevo capítulo de la historia del APRA, esta vez para conseguir el imperio de la justicia y el respeto irrestricto al derecho de opinión, de crítica y autocritica inmanente a los supremos principios y valores de la humanidad civilizada y de los partidos democráticos como el APRA.
Agradezco fraternamente a todos los compañeros por su solidaridad y respaldo provenientes de todo el país. El Partido de Haya de la Torre se recuperará de esta crisis y lo haremos todos los apristas.
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