Con cabellera alborotada cual tsunami entusiasta, poseedor de complexión atlética forjada con pesas y ejercicios agotadores, con manos –que terminan en radio celular que suena y rebuzna- Alonso, mi hijo, arriba al puerto de sus primeros 20 años. No obstante que el título literario afirma que en octubre no hay milagros, es este mozo, para nosotros, fanal, alegría y uno que otro bache de sus bullas que él llama “música”, tea luminosa que permite que la vida así dé gusto vivirla.

Por hoy mis pocos lectores vacacionarán de los envíos modestos con una que otra noticia, exégesis o enjuiciamientos. Y la política, producto interesante envilecido por la mediocridad ambiente, puede tomarse asueto y hacer “puente” como si fuera ese largo fin de semana que tanto alientan gobiernos ociosos. Y, cualquier parecido con la realidad, es pura y desembozada coincidencia.

Veinte años no son pocos, pero tampoco son muchos. Apenas son el umbral entre la escolaridad llevada a los claustros universitarios que reconocen una puja esforzada en Alonso y la madurez de una carrera de ingeniería industrial que ya está a la mitad de su periplo. Hay hechos que no deben dejar se subrayarse. Uno de ellos, acaso el más importante, sea que el veinteañero participa como delegado en la Asamblea Universitaria.

Amiguero de polendas, Alonso reunió anoche en casa –eso fue al comienzo, el caos fue después- a una veintena de sus contertulios para los “previos” y la víspera. Del primer término no puedo decir gran cosa, los chicos de hoy hasta se reúnen para “previar”. Del segundo, fue muy alegre. Pero de lo que escuché colegí que el castellano empieza un nadir inverosímil. A menos que los más viejos consintamos lo que está ocurriendo, en pocos años más, en Perú se hablará cualquier otro idioma pero no el que aprendimos de chicos.

¿Cómo impedir que nuestros hijos vuelvan al simio que, según dicen los estudios, alguna vez fue nuestro pariente? Los neologismos, palabras decapitadas, ademanes o posturas, reemplazan al idioma y hombres y mujeres van claudicando para “entenderse” en este arte retrógrado de gestos y no palabras, sentencias, juicios u opiniones. Si esto ocurre es por la simple razón que lo estamos permitiendo y por falta de munición cultural en casa.

Y el párrafo precedente que pareciera harina de otro costal, sí que es comentario pertinente porque muchos de estos jóvenes serán mañana diputados, senadores, burócratas, presidentes, gerentes, premunidos de algún mando y decisión sobre el destino del país. Hay, como podrá notar quien decida caminar por esta lectura, justificada preocupación que merece constructiva y edificante respuesta.

Alonso: llegaste a los 20 años con salud acerada y entusiasmo imparable. El reto torna para ti cada vez más intenso y esas respuestas sólo podrán llegar si empujas el carro ambicioso con más bríos que hasta hoy. Albergo la convicción que te apercibes con claridad de cómo se acercan momentos para las decisiones y como se alejan los pretextos o las excusas de culpar a terceros o cuartos de tus yerros. La clave del éxito la encontrarás merced a la magia que administres con inteligencia y sabiduría. Sólo a ti toca escoger las avenidas del triunfo ganadas en buena ley y con la misma limpieza que mañana exigirás y te demandarán quienes esperamos la victoria de tus ideales.

Los padres sólo damos pautas a quienes no son sino, y por tiempo circunspecto, diamantes que luego brillan solos y navegan con barco propio. De repente alguna experiencia tenemos y ésta sirve de antorcha a los que hoy nos pisan los calcaños. Es la vida y su eterno tambor de señales de alerta.

Un sueño atenaza desde siempre mi inquietud paternal: saludar a todos los que hoy en cualquier parte del Perú también celebran un nuevo octubre. A ellos un abrazo y la esperanza que sus vidas acompasen la dulce cuanto que dolorosa tarea de limpiar un país lleno de ladrones que se protegen entre sí desde las cumbres de la administración episódica de gobiernos que persisten en la nociva costumbre de obsequiar lo que no es suyo. Los jóvenes deben reivindicar su puesto en la lucha y con ellos y para ellos y en ellos, la expectativa de una nación fuerte, altiva, capitana de sus designios geopolíticos por raza y por historia.

¡Feliz cumpleaños Alonso!
..............................................................

Alonso, octubre y los 19 años
http://www.voltairenet.org/article158402.html
23-10-2008

¡Ciudadano Alonso!
http://www.voltairenet.org/article152370.html
23-10-2007

¡Los primeros 17!
http://www.voltairenet.org/article143821.html
23-10-2006

¡Los primeros 16 años!
http://www.voltairenet.org/article130046.html
23-10-2005

Epístola a mi hijo
http://www.voltairenet.org/article122540.html
25-10-2004