¿Cuántas clases de moral hay en Perú? Si dijera que varias, no hay quien pueda rebatir la sentencia. ¿Es privativo el escalafón sólo de los pobres o clases bajas? ¡De ninguna manera! Todos actúan así: de capitán a paje, de obrero a gerente, de patrón a subordinados. La asignación emocional camina -¡cómo no!- según el lugar en la escala, pero en cuentas resumidas, el íntegro societal maneja estas innumerables dinámicas desde siempre. Es decir, el atrofiado ADN social criollo es riquísimo en variantes, estilos y taras.
Verbi gracia: la violencia de las llamadas barras bravas arrojó a la señorita Paola del microbús en que viajaba, cayó y murió. El país está conmovido ante lo que es un crimen sin atenuantes. No pocos delincuentes se esconden en esos grupos juveniles. El siniestro produjo la interrupción de una vida temprana, plena en futuro y lo tronchó en pesar, horror y las consabidas reflexiones que no explican nada frente a un hecho irreparable. Para variar somos filósofos del después. ¡Jamás del antes que previene!
¿No es también un crimen regalar aeropuertos, carreteras, puertos y toda clase de patrimonio bajo las premisas de modernización, inversiones y fuentes de trabajo? ¿cómo es que apenas minorías absolutas y cuasi microscópicas rechazan, marchan y repudian lo que todos los gobiernos hacen en nombre del Estado peruano, hasta hoy bocado inacabable de la glotonería transnacional? ¿se conmueve la sociedad? Si ocurre, no parece muy notorio el hecho.
Más aún. Pocas semanas atrás denuncié un cúmulo de hechos raros en una entidad del Estado, es decir, mantenida con el impuesto ciudadano. Una licitación, llamada de menor cuantía, pasa de 3 a casi 5 millones de dólares; entre la tercera y cuarta convocatoria apenas si hay cuatro semanas de diferencia; la firma ganadora es absolutamente desconocida, se impone a GMD y Cosapi y fue postora única; el centro de datos que se pretende construir se maneja con un software que no llega al millón de dólares y los “fierros” (computadoras, hardware), no alcanzan a costar ni la mitad. Entonces ¿para qué RENIEC gastará casi US$ 5 millones del bolsillo de los peruanos en un sistema que podría tercerizar, como lo hacen Google y Microsoft (hasta donde se sabe algo más grandes que RENIEC) y con imposiciones económicas infinitamente menores? ¡Ni un titular de primera plana para investigar el asunto! ¿Qué, no es un crimen dispendiar el erario público en obras que pudieran ser sufragadas con mejores guarismos? ¿por causa de qué a la sociedad no conmociona un caso –como muchos- de esta naturaleza abyecta? (Ver: RENIEC: subidas, bajadas, silencios y misterios, 28-9-2009, http://www.voltairenet.org/article162297.html.)
En nuestro país el embutido constante de una prensa sangrienta privilegia la “información” en torno a mujeres que ultiman a martillazos a sus esposos o parejas; a violaciones de menores y con audaces reporteros que preguntan a los padres de la víctima “¿cómo se sienten?”; a la velocidad salvaje de trogloditas al volante y que matan a diario a lo largo y ancho de la nación etc., pero guarda silencio o mutis cómplice frente a estas exacciones del bolsillo ciudadano. ¡No sólo en la empresa estatal!
Denuncié el lunes la actividad ambigua que Telefónica del Perú propone al cliente con la firma de un texto por el cual declina recibir la guía telefónica y en cambio accede a esos servicios por Internet. El ahorro lo es sólo para la empresa ibérica. En modo alguno, en ninguna parte del folleto se lee que bajará el precio de sus servicios en cuyos costos siempre estaban las gruesas guías solventadas por los usuarios. Además, confiesan que, por años de años, han atentado contra el patrimonio medio ambiental peruano porque usaban 130 mil árboles para el papel de esos libros. ¿Cuánto van a devolver por ese delito cuya inferencia es meridianamente descarada? ¿cómo es que nadie, aparte del humilde escribiente, pregunta algo tan simple?
Los partidos políticos no van más allá de usina de burócratas o panzones angurrientos de alguna colocación en premio a sus hazañas, meritocracia que le llaman. Por tanto, la sociedad carece de vectores críticos. Las organizaciones de nuevos gángsteres reciben el menú de inquietudes desde el sistema y sus centro decisorios y ¡jamás cuestionan al poder! sólo evolucionan por los alrededores con soluciones paliativas, insuficientes pero muy rentables a sus alforjas.
Subrayadamente lo de RENIEC debiera preocupar. Se trata de una entidad que tiene que ver con la ciudadanía y las credenciales y con respecto a una seguridad documentaria que no está garantizada por patrones internacionalmente aceptados, bajo la premisa que no hay seguridad ciudadana sin seguridad documentaria y menos si no hay leyes que consagren estos requisitos modernos ineludibles. Por tanto, algo hay que hacer, al margen absoluto de quien llame la atención sobre el intríngulis.
Es hora de plantearnos, desde el amanecer hasta el anochecer, si esta vida de ficción y mentira, es la mejor para el Perú y si no es llegada ya la oportunidad de echar a la basura los cánones de comportamiento aletargados y estupidizantes que son características de nuestra insuficiencia, como individuos y como nación, en el concierto latinoamericano y mundial de escenarios geopolíticos.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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