Llega a nuestras manos un documento que circula en ambientes militares no obstante que involucra a civiles, especialmente a una ministra de novísimo nombramiento en Economía y que cuestiona a dos oficiales de la FAP a quienes se ha encargado puestos en Rusia y en Estados Unidos. Enterémonos de lo que dice. (hmr)

Extraños nombramientos, primos y favoritismos

En círculos de la Fuerza Aérea, causaron suma preocupacion los recientes nombramientos de los mayores generales FAP Edmundo Laverello Winder y Pedro Gracey Aráoz, como agregados aéreos en Rusia y en los Estados Unidos de Norteamérica, respectivamente.

El mayor general FAP Edmundo Lavarello Winder ha sido nombrado como agregado aéreo y de defensa a la embajada del Perú en la Federación Rusa. En primer lugar, no es usual que se nombre a un general. El cargo de agregado aéreo siempre ha sido para un coronel, específicamente, para un piloto de caza. En segundo lugar, el general Lavarello aún debe dar explicaciones de su gestion en el VRAE ya que, además de la pésima planificación de las misiones, carga sobre sus hombros la responsabilidad por el derribo de un MI-17 de la Fuerza Aérea y la muerte de toda su tripulación, durante una operación contrasubversiva..

¿A qué obedece este nombramiento? Oficiales de la Fuerza Aérea, que obviamente prefieren el anonimato, señalan que no es más que una maniobra de alto nivel para desechar las propuestas (para repotenciar las aeronaves de combate, transporte y helicopteros de nuestras Fuerzas Armadas) ofertadas - a precios y condiciones bastante interesantes – de países como Ucrania, Israel, Polonia y Bielorrusia.

¿Se trata acaso de asegurar que, por ejemplo, la Fuerza Aérea recurra únicamente a la empresa estatal rusa Rosoboronexport para la reparación de sus aeronaves de combate? Pues pareciera que sí. La razón, aducen varios oficiales, es obvia: Rosoboronexport cobra más caro y otorga jugosas comisiones.

¿Y quiénes son los artífices de esta operación? A nivel de la Fuerza Aérea, sin duda algunos malos oficiales, a los que interesa sólo su provecho personal que, como en tiempos no muy lejanos, quieren llenarse los bolsillos de dinero mal habido. Estos oficiales, cualesquiera fuera su rango, deberían ser identificados plenamente y denunciados por “traición a la patria”. Los más comprometidos en esta maniobra son Vladimir Bancovich Pope, quien a través de su empresa Odin SA, uno de los proveedores de armas favoritos del régimen fujimontesinista y Víctor Polyakov, quien es nada mas y nada menos que el representante oficial de Rosoboronexport en el Perú. Gracias a sus contactos, a nivel político y militar, es que Bancovich logra que la Fuerza Aérea nombre al general Lavarello, a fin de que “cuide los intereses” de los involucrados. En pocas palabras se ha configurado el delito de “colusión para delinquir”. ¡Así de simple!

Años atrás, Bancovich y Polyakov fueron piezas fundamentales para que el Estado peruano firmara un contrato con la Planta Sparc de San Petersburgo (Rusia) para la reparacion de 13 helicopteros MI-17: siete de la Fuerza Aérea y seis de la Aviación del Ejército. El contrato en mención fue una de las peores inversiones realizadas en materia de Defensa en los últimos años. El costo inicial de 18 millones se elevó a más de 21 millones, debido a “problemas y fallas no detectadas” y los tiempos de entrega sufrieron un retraso tras otro. Más aún, ya para entonces los medios de comunicación habían denunciado extrañas reuniones entre Yuri Borisov (dueño de la planta Sparc y vinculado a la mafia rusa) – y funcionarios de alto nivel del gobierno de Toledo.

Por si fuera poco, Bancovich es primo del general Lavarello. ¿Coincidencia? No seamos ingenuos. Bancovich tiene una pésima reputación ya que ha sido cuestionado más de una vez porque sus repuestos eran de dudosa calidad y procedencia e incluso se habla de costos y demoras excesivas en la reparación de los Antonov 32 del Grupo 8. Por su parte, Víctor Polyakov fue quien, en agosto de 1998, tomó parte en la venta de 3 MIG-29se a la Fuerza Aérea. Una compra que después se demostró, además de ser excesivamente cara, era innecesaria y sólo respondía a los intereses de Vladimiro Montesinos. ¡Un par de joyitas!

Desde ya, el general Lavarello ha comentado a sus allegados “que a partir de ahora todos los contratos de reparación y de compra de nuevos equipos los negociaré yo”. ¿Y quién lo controlará preguntamos? Estamos hablando de cientos de millones de dólares que serán “negociados” por este oficial. ¿A quién le dará cuenta?

En cuanto al mayor general FAP Pedro Gracey Aráoz es poco lo que tenemos que decir. Su ascenso de coronel al grado de mayor general sigue siendo un misterio, debido principalmente a sus problemas de carácter personal. Ahora, para su buena suerte, y gracias a los oficios de la ministra de Economia, Mercedes Aráoz (quien recientemente negó el aumento y bonificación a los miembros de la Fuerza Armada) ha sido nombrado agregado aéreo a la embajada del Perú en los Estados Unidos. ¿La razón? ¡Pues son primos! El general Gracey estará 2 años, gozando de un estupendo sueldo, para regresar al Perú y pasar a la situación de retiro. ¡Qué lindo premio!

Nos preguntamos: ¿saben, el mininstro de Defensa y el comandante general de la FAP, general del Aire, Carlos Samamé Quiñones de estas irregularidades? ¿A qué clase de empresas y personas, le está confiando las Fuerzas Armadas la reparación de sus aeronaves de combate y de transporte, así como de sus helicópteros y sistemas de defensa aérea? ¿Esperaremos que el comandante general disponga, que otro oficial, más probo que el general Lavarello, asuma la agregaduría de Defensa en Moscú? ¿quién favoreció el nombramiento del general Gracey en los Estados Unidos? Aquí, lo que corresponde es que la comision de Defensa del Congreso ordene una inmediata investigación sobre estas irregularidades. Estaremos pendientes.