¡Jamás de los jamases pretenda interrumpir o modificar la línea (léase: negociados, conductas, otorgamiento de favores) de un burgomaestre! Si lo hace, sepa usted, advirtió Pedro Martínez Valera, director de Apertura, revista especializada en asuntos edilicios, que tendrá pronto la hostilidad de los munícipes, de los empleados a los que nombra y bota cuando quiere el alcalde, los serenos le harán la vida imposible y si tiene un negocio, su licencia será suspendida o le caerán inspecciones a granel. Es decir y como popularmente se reza la sentencia: tendrá la vida a cuadritos y al cubo, de problemas, dificultades y migrañas de esas que hacen que la muerte sea el mejor consuelo.
¿Qué legislación hay en torno al comportamiento, orientación y favoritismos que despliegan los alcaldes? Son intocables, los medios de comunicación, demasiado ocupados en destrozar a dentellada limpia a los habitantes del Establo de Plaza Bolívar, rarísima vez publican las múltiples denuncias que los ciudadanos hacen contra pésimos alcaldes que siempre tienen a abogángsteres al servicio sumiso y para, antes que cualquier otro, empapelar al que ose atravesar la estela gloriosa de maromas en que incurren los burgomaestres.
En efecto, la vibrante denuncia de Martínez Valera, no hesitó en tocar temas de dudosa honorabilidad y referidos a Alex Kouri, Francis Allison y al propio Castañeda. Para el colega, los municipios son universidad de la corrupción. Allí se forjan los badulaques que luego aspirarán a ser congresistas, cuando no gerentes de empresas públicas o hasta presidentes de la república. El dinero viene por vía de las magias que se hacen con el recojo de basura, los arbitrios de toda índole y las licencias de construcción, de espectáculos, de habilitación de predios, etc. La putrefacción en los ámbitos ediles es de tal magnitud que nuestro entrevistado sostuvo que el sueldo: “es una propina que a veces ni cobran a tiempo”.
Al lado de los abogángsteres especializados en la extorsión, en la llamada “sutil” para avisar que si no dejan de “molestar” las ordenanzas del alcalde, hay que atenerse a las “consecuencias”, existen esos andrajosos cabilderos que se hacen llamar periodistas y que siempre cobran a unos y otros, según la ocasión y dependiendo de hacia dónde sopla la brisa corruptora. No pocas veces, la información o la tenencia de ella, basta para que los mermeleros (peruanismo que designa a los extorsionadores) lleven los documentos, los muestren.......................... ¡y cobren! Tirios y troyanos pasan por el aro, de lo contrario son “denunciados”.
En buena cuenta la democracia distrital que debía tener en los municipios un templo diáfano y al servicio de la ciudadanía, por el contrario y gracias a los cientos de millones que se emplean en la compra del silencio bien rentado de inmorales, ésta deviene en potrero en que gobiernan forajidos y los ignaros consiguen fondos para vivir del dinero mal venido. De los más de 40 concejos municipales de Lima, por lo menos 38 ó 39, tienen juicios que demoran años de años por responsabilidad exclusiva del Poder Judicial, de la Contraloría que no evacúa los informes a tiempo y los hampones que son secretarios y funcionarios consiguen hacer inanes las leyes pero firmes y contundentes las prescripciones.
Alcalde que entra perdona las fechorías del que se va. Este carrusel perdonavidas es muy lucrativo porque permite herencias millonarias y que también pueden ser re-examinadas para revaluar el monto de títulos valores a recibir. Si antes la coima ascendía a una vez al año, ahora (escobita nueva, barre bien), ésta es en dos armadas: enero y junio y al doble o triple. Quien no transite por la mugre, será embarrado y denostado con toda la parafernalia de que gozan los aparatos edicilios para hacer ¡lo que les venga en gana!
¿Quién se atreve a refutar a Martínez Valera? En los últimos años, con carácter de exclusividad y en solitaria pelea, sólo el programa de César Hildebrandt cuando tuvo espacio televisivo, acogió sus denuncias con documentación y puntualidad. Luego, dijo Martínez, ni El Comercio, La República, Expreso o Correo, publicaron nunca nada de lo que les envió con profusión de materiales y pruebas.
La participación en Señal de Alerta radial de Pedro Martínez fue muy llena de datos y seguridad en las aserciones. Sin duda un momento periodístico estelar de muy noble calidad.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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