por Jesús Guzmán Gallardo; jeguzga@hotmail.com
2-12-2010
Erase una vez un partido en que su fundación, su historia, sus líderes y militantes se diferenciaban de las demás organizaciones políticas por el elan que orgullosamente trascendía por encima de lo circunstancial, frívolo y efímero. Su mística no era otra cosa que el resultado de actos de heroísmo y sangre valiente derramada con generosidad y que tuvo la virtud de lavar las baldosas de vergüenza de nuestro país. Síntesis de monolítica unidad y fraternidad que ofrendó como testimonio de lo que necesitaba la patria.
Esta nota, que puede ser irónico iniciarla como los cuentos de hadas, es lamentablemente una realidad que tiene el mismo significado de los relatos aludidos por encontrarse cada vez mas lejanos en la memoria política.
Lo que ahora existe no es mas que el recuerdo de una forma de conducta y accionar que en retrospectiva se extraña y acusa un señalado contraste con lo que hoy se observa del Partido Aprista Peruano, huérfano de sus valores fundamentales y reducido a un logo y a un local.
De escuela de cuadros disciplinados envileció a garito donde se junta la ignorancia con el vicio de todas las clases. Esto parece ser el sino actual del partido de Haya de la Torre.
Lo expreso con dolor y como aprista que pasó por las aulas de la CHAP, de aquella que dirigió José García Zegarra y no la que inventan muchos en su afán de tener una biografía que presentar con legitimidad, de tantas lides en las aulas escolares, de vida universitaria intensa llena de sacrificios y privaciones, mientras otros no tenían otro norte que el deseo egoísta de culminar sus carreras tranquilamente. No fue pues, la audacia y la osadía de los oportunistas y ambiciosos la que me impulsó a dejar muchas cosas importantes. Para mí, primero estaban los intereses del partido. Al igual que muchos jóvenes, entregamos nuestro tiempo en aras de la realización de los ideales por los cuales luchamos.
La preparación ideológica y política no se descuidaba, funcionaban la escuela de dirigentes de los sábados y los coloquios de los jueves bajo la tutela del propio Víctor Raúl, asimismo el parlamento universitario que tuve el honor y privilegio de presidir junto con Hilda Urízar, mi hermana y compañera a quien ahora extraño enormemente.
Los comandos universitarios le tomaban el pulso a las luchas estudiantiles. La Juventud Aprista Peruana (JAP) organizaban los cuadros juveniles sin descanso y auspiciaban las escuelas en las bases del partido a nivel nacional, el Comando Escolar Aprista (CEA) se sentía en los colegios y nutrían la presencia juvenil en las bases. Nadie se colgaba del saco de un dirigente o líder, todos se colocaban la camiseta del jefe del partido y nadie percibía un sol por su dedicación a tiempo completo.
Por eso es que puedo afirmar, con autoridad, que muchos de los que hoy en día aparecen “conduciendo” el partido no tuvieron nunca, un rol protagónico ni en sus bases ni en la pelea diaria contra la dictadura militar y me refiero entre ellos al dictadorzuelo de opereta Mulder y a los cuestionados García, del Castillo, Bendezú, Morán, Gonzáles Posada, Velásquez Quesquén, Barreda, etc.; dicho de otra manera, no fueron formados por Haya ni conocieron verdaderamente el partido. Esto explica –pero no justifica- su repugnante desviacionismo ideológico y ruina moral.
Hoy vemos con tristeza que no se ha reeditado el trabajo y la lucha del ARE (Alianza Revolucionaria Estudiantil) que fundamos y organizamos en toda la República. Muchachos valientes y desinteresados que dejaron lo mejor de sí por divulgar y defender la doctrina aprista en todas las universidades del país. Sería ingrato olvidarlos si muchos fueron a prisión por la dictadura de entonces y, en algunos casos, durante dos años acusados de terroristas para luego ser absueltos. No puedo dejar de mencionar la revista ARE que dirigió brillantemente César Vásquez Bazán, bajo el lema: “Por una universidad popular en un estado antiimperialista de trabajadores manuales e intelectuales”. ¡Cómo no mencionar al tristemente IDE creado para dividir al verdadero movimiento estudiantil aprista y de clara orientación derechista contra el cual tuvimos que enfrentarnos internamente y vencerlo; y lo recuerdo porque este cenáculo de “hijitos de papá” se fundó en la Universidad Católica por quienes nunca calzaron en el ARE y a la cual pertenecieron los “católicos” Carlos Roca y Mauricio Mulder.
Es propicio este instante para desmitificar a quienes se escudan detrás de “grupos generacionales” que nunca existieron como los que se han venido en llamar “Generación 70-80” y “Generación 80-90” para sorprender a tontos y bobos retaceando el movimiento juvenil aprista de esas épocas. ¿Y dónde se colocan los que han luchado toda su vida efectivamente?. Pero, por sobre lo anecdótico viene a mi memoria la admonición de Haya de la Torre que solía decirnos que era fatua la pretensión de llamarse “generación” cuando no llegaban ni a los talones de la generación a la cual él perteneció y que sí supo hacer historia. No son más que una burda imitación de los señoritos encabezados por José de la Riva Agüero, marqués de Aulestia a comienzos del siglo XIX y que fracasaron.
Ya que estamos haciendo un poco de historia ¡cómo no hablar del Congreso Nacional del Partido de 1974 en el cual fui elegido Secretario General Colegiado por la juventud contestataria que fue casi la mitad de dicho evento y en presencia del jefe de partido que lo dirigió!
Todos los jóvenes que acudieron a dicho certamen fueron elegidos democráticamente en sus bases y no a dedo como se hace hoy.
El coraje de dichos jóvenes se expresó categóricamente cuando ese año desfilamos en el día de la fraternidad portando en andas una alegoría en homenaje a los Héroes del 7 de Julio de 1932, sostenida por cerca de 100 muchachos premunidos de machetes en recuerdo y homenaje a los valientes revolucionarios del 7 de Julio, en el cual se distinguía el búfalo que adornaba la rotonda de la casa del pueblo. Y tan impresionante fue, que el desfile de los cuadros juveniles se abrió con unas pancarta gigante que rezaba: “Todo con el pueblo, Nada con la Junta” que erizó los pelos a más de un dirigente que vino a rogar para que no lo exhibiéramos. Fue hermoso el momento cuando lo mostramos a la militancia congregada y recibimos el aplauso mas estruendoso de aquella noche.
¡Qué lealtad exhibió esa juventud, a la cual, dicho sea de paso no perteneció ni por asomo ni de manera alguna el anti-Haya Alan García Pérez ni cualquiera de sus pongos, cómplices que entonces aparecían ya!
Producida la convocatoria a la Asamblea Constituyente y creado el voto preferencial para destruir a Víctor Raúl, confiado el dictador Morales Bermúdez (padre del amigo íntimo de Alan Garcia) que utilizando dicho invento, que dura hasta la fecha, rompería la unidad del partido, exaltando individualismos egoístas, ambiciones bastardas y oportunismos, preparamos e hicimos el único Congreso de Juventudes que se haya realizado a la fecha y en el cual decliné mi candidatura que ya había sido acordada por el pleno, para tomar, a mi propuesta, la decisión unánime de expresar el apoyo incondicional y exclusivo por el C-1 del c. Jefe del partido; el acuerdo fue totalmente democrático y avasallador y no como hacen hoy los actuales corruptos e ilegítimos dirigentes basándose en hechos consumados. Recuerdo, como si fuera ayer, que en la clausura de dicho evento Haya de la Torre agradeció emocionado el gesto de la juventud del partido y nos puso como ejemplo de consecuencia.
Puede, pues, el lector apreciar cómo fuimos formados y de qué escuela provenimos quienes formamos parte del Rescate del Aprismo. La lealtad no era un recurso retórico y vacuo sino una realización constante, demostrable y, sobre todo, militante.
Los traidores no se asomaban ni por casualidad, aquellos rumiaban su felonía y tranquilizaban su conciencia con los jugosos sueldos que pagaba la dictadura, reeditándose los Judas de nuevo cuño. Buena parte de estos saltimbanquis son hoy congresistas o funcionarios sin haber probado nunca lealtad a la ideología aprista y menos a sus valores morales.
No me cansaré de mencionar cómo en las constantes reuniones con Víctor Raúl, él nos mencionaba con mucho orgullo y para que no lo olvidáramos, que en el discurrir de la historia del partido nos habían dicho de todo con los adjetivos más abyectos, pero nunca ladrones. Ahora ése es el calificativo más corriente, y lo mas grave que es verdad monda y lironda. Todos los corruptos son amigos del presidente, aunque los niegue y quiera limpiarse de la vergüenza, a todos los nombró él mismo y los defendió hasta que ya era inevitable.
¿Cuántos faltan por descubrir?: es una simple cuestión de tiempo.
¿Qué se puede esperar del anti-Haya Alan García, responsable de masacres, de delitos de lesa humanidad, de crímenes comunes, promiscuo, de asilo arreglado con Fujimori para esperar la prescriptibilidad y permanecer impune?
¡Lo reitero una vez más: un personaje de esta calaña no puede llamarse aprista ni de broma!
¡Sólo los alanistas digieren con gusto el sapo que aquél es “honesto” como una vestal! ¿Y Cofopri, Essalud, los petroaudios y las visitas a la suite de Canaán para financiar fortunas ilegales y campañas electorales? ¿Qué diferencia a este gobierno con el de Fujimori y Toledo?
Eramos militantes de un partido que nunca abandonó su antimperialismo hoy en día disfrazado, este fenómeno económico, de globalización, ante el cual se rinden los pseudo apristas ideólogos que sostienen a este gobierno neoliberal; este mundo cambiante, como repetía Haya, sólo confirmaba que no habíamos equivocado el camino; nunca abdicamos de nuestro afán integracionista para luchar efectivamente contra cualquier forma de imperialismo, habido o por haber.
El gobierno que se llama “aprista” ahora firma TLCs entreguistas y asimétricos en forma unilateral siguiendo los dictados del amo del norte y consintiendo bases norteamericanas en territorio latinoamericano. Y por si fuera poco, se muestra sumiso, complaciente y de hinojos ante la penetración económica de Chile que trae explotación inmisericorde a los trabajadores peruanos y que se traduce en sueldos de hambre y horarios inhumanos de 12 ó 14 horas diarias; no hace sino consagrar esta actitud complicidad o ignorancia supina de la historia y geopolítica.
Eramos un partido que representaba y defendía a los trabajadores manuales e intelectuales y por ende a las comunidades campesinas e indígenas, ahora este gobierno entregado a la derecha ha criminalizado la protesta social y se persigue a los dirigentes comuneros que defienden con justicia su hábitat, prefiriendo y avalando la voracidad de sus amigos como los Romero y las transnacionales en su despojo.
Traicionó el anti-Haya García Pérez su promesa de anular la tarifa básica telefónica a todas luces depredadora, lo que nos hace sospechar de un contubernio con esta empresa monopólica. Violó también su promesa de desaparecer los services abusivos y explotadores, ahora los estimula y defiende en las propias reparticiones del Estado. Suena irónico, por decir lo mínimo, que ahora pretenda subir electoreramente el salario mínimo en 50 soles; claro, como el presidente es millonario ¿qué le importa el hambre de los trabajadores?
Nunca fuimos un partido de ricos y millonarios. Hoy los ilegales y corruptos dirigentes del partido, educan a sus hijos en caras universidades del extranjero y presentan signos exteriores de riquezas como mansiones en Lima, hoteles, grifos, universidades privadas, casas en muchos sitios, etc. Y la pregunta es simple ¿con qué dinero? Antes no tenían ni para comprar la leche de sus hijos y enderezar el cuestionamiento al anti-Haya García Pérez puede serle incómodo ¿de dónde peccata mía?
Antes combatíamos los negociados de las transnacionales, ahora el gobierno alanista hipoteca nuestra riqueza y soberanía al mejor postor (léase coima). Para prueba allí están las minas de oro, el Alto Piura, Majes II, las lotizaciones petroleras, el gas de Camisea, la represa de Inambari, la venta de los puertos y aeropuertos, la venta de los cielos a una línea aérea chilena, en fin la lista es larga y abominable.
Erase una vez el partido del pueblo integrado por las diferentes clases explotadas, hombres y mujeres, adultos y jóvenes que luchaban por la decencia política que tuviera capacidad redentora para hacer realidad la gran transformación que el Perú necesitaba. Su rumbo era la izquierda democrática, en consecuencia con las demandas de los más pobres para su dignificación y el triunfo de la justicia social. Su jefe y fundador nunca abandonó ese rumbo que él mismo trazó y que siempre le distinguió. Vivió y murió pobre para demostrar que era posible ser revolucionario y honesto sin robar ni medrar de los dineros producto de las raterías.
Lo que alguna vez fue el partido del pueblo está hoy infiltrado por advenedizos, apóstatas y delincuentes que lo han desnaturalizado al extremo que se ha puesto al servicio de la derecha más retrograda y se ha sumido en una corrupción que es su emblema vergonzante. Han profanado el partido de Haya de la Torre con sus tropelías, desviaciones e incapacidades y lo han dejado irreconocible.
La candidatura impuesta por el traidor anti-Haya Alan García de una tecnócrata empleada de la nueva oligarquía ha rebasado el vaso de agua.
¡Ya no es posible callar ni dejar de actuar! ¡Es hora de tomar una actitud definitiva, o ellos o nosotros, no hay lugar para medias tintas! ¡O tomamos la conducción del partido o nos vamos a nuestras casas a contemplar la agonía penosa del partido! ¡O dejamos el partido en manos de estos rufianes claudicantes o lo rescatamos al servicio de los marginados! Los apristas decentes deben tomar el control de sus bases y expulsar a los traidores o aceptar cobardemente el estigma de corruptos y sinvergüenzas.
Solo la insurgencia contra el oprobio salvará al partido. Los apristas honestos y conocedores de la doctrina deben desobedecer cualquier directiva que emane de la cúpula entreguista. Ningún aprista debe votar por la Aráoz y será un deber impulsar el voto por un candidato a la presidencia mas cercano al pueblo.
¡Llamemos sin eufemismos al traidor, traidor; y al ladrón, ladrón!
¡Que los apristas verdaderos de todas las latitudes proclamen su rebeldía contra la infamia de los proditores pusilánimes y lo hagan público!
Que la militancia se mantenga atenta a los próximos acontecimientos en que debamos actuar en nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre.
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