(Por Judith Rabinovich).- Los patrones, sus representantes y sus socios políticos manifestaron en estos días su oposición directa o indirecta, cuestionando la oportunidad o descalificando con comparaciones ociosas, a la posibilidad de que los trabajadores participen en las ganancias de las empresas. El tratamiento mediático del tema, realiza sus conocidos e invalorables aportes a la confusión, ocultando en principio, que la fuerza laboral es parte necesaria e insustituible en la producción del excedente llamado ganancia e ignorando además que este mecanismo distributivo es un incentivo invalorable para promover el incremento de la inversión productiva.
En los denominados en la producción del excedente llamado ganancia e ignorando además que este mecanismo distributivo es un incentivo invalorable para promover el incremento de la inversión productiva. En los denominados ciclos de crisis o ajuste, los trabajadores padecen entre otras realidades, la depreciación del salario, la flexibilización de las condiciones laborales, a veces la reducción directa de los ingresos netos, o son condenados a engrosar el ejército de desempleados. En iguales circunstancias, los empresarios se hacen acreedores de la reducción de aportes patronales (que no son restituidos en épocas de vacas gordas), la suspensión de negociaciones colectivas, nuevas formas de contratación eventual, etc. Pero en períodos de crecimiento sostenido parece necesario recorrer un largo camino para legitimar el derecho de los trabajadores a participar en las ganancias.
La reapertura de la negociación colectiva, con la consecuente suba de los salarios permitió, entre otras cuestiones, imprimir una nueva dinámica a la participación de los trabajadores en la defensa de sus intereses. El nuevo escenario marca la posibilidad de subir un peldaño del debate, e incursionar en temas que cuestionan el regresivo reparto de la renta que reina por estas tierras. Una correcta lectura del posicionamiento empresario, en relación a la negativa a discutir la participación de los trabajadores en las ganancias, mientras agita viejos fantasmas, no debe soslayar el objetivo de perpetuar los nichos de privilegio y las marcas record registradas hoy día, en materia de distribución funcional del ingreso.
En oportunidades la política empresarial resolvió repartir utilidades entre un número reducido de su plantilla de personal, con la finalidad de promover la innovación tecnológica para lograr mayores niveles de productividad. Por supuesto que la producción es ejecutada por un número superior de trabajadores excluidos del beneficio, que por otra parte suele ser temporal. Cabe destacar además, que circunscribir la discusión sobre la participación de los trabajadores en las ganancias a marcos puntuales -o apenas convenios de partes- es quitarle status político a la necesidad de alcanzar un nivel superior de justicia social para todas y todos.
El poder económico concentrado y sus representantes institucionales recurren a argumentos cada vez más burdos para poner freno al debate y la acción política en torno a la matriz inequitativa de la distribución de la riqueza. En un contexto global marcado por la magistral aceleración de las crisis cíclicas del capital, que dejan como consecuencia el empeoramiento de la condición de vida de los sectores más postergados, abandonar la necesidad de encontrar herramientas efectivas para combatir la inequidad resulta criminal.
En este marco se inscribe la necesidad de incorporar al conflicto con los empresarios la lucha por la participación de los trabajadores en las ganancias, un tema que debe ocupar al conjunto de los actores sociales y políticos del país y no apenas a las organizaciones sindicales.
– Nota publicada en la revista Movimiento Continuo (MC).
– Judith Rabinovich es Periodista, Secretaria Gremial UTPBA.
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