De los tres símbolos que figuran en el Escudo Nacional del Perú, la vicuña representa a los camélidos andinos, el árbol de la quina aún posee utilidades medicinales pero la cornucopia o cuerno de la abundancia llama a polémica por ¡precisamente! jamás haber representado una democrática riqueza que abarcara en sus confines a las mayorías nacionales ni en 1825 cuando el Congreso Constituyente de entonces la aprobó ni el 31-3-1950 cuando se ratificara su conformación vigente. En la campaña electoral de reprobable ausencia de ideas, acaso esta iniciativa concite algún interés.
¿No es el Mar de Grau en algo más de 2600 kilómetros de litoral, fuente de riqueza ictiológica, minera, acuífera, generadora de hidrocarburos y dignificadora del trabajo, nuestra 4ta Región Natural? De considerarse así, entonces ¿por causa de qué no encuentra su representación gráfica y de adentramiento cívico en hombres y mujeres a lo largo y ancho del Perú?
De norte a sur, de Tumbes a Tacna, cientos de playas y decenas de puertos (hoy gracias al entreguismo de los últimos 25 años, en manos ajenas) son escenarios de múltiples jornadas en que hombres y mujeres contribuyen con la despensa cotidiana, en el deporte de aventura, en la pesca artesanal e industrial, en la exploración y explotación minera, es decir, la inmensa franja costera del Océano Pacífico, nuestro Mar de Grau, es una región de riqueza hasta hoy incalculable y a la que han puesto puntería las grandes transnacionales con sus tratados y avances de toda índole, la Convención del Mar por ejemplo que nos constreñiría a 12 millas y consagraría la intromisión a partir de ese límite de depredadores de alto nivel tecnológico y potente poder económico para premiar a sus operadores nativos.
Si la cornucopia simboliza más bien la inequitativa circunstancia republicana en que minorías poco ilustradas, cuasi ignaras pero profundamente racistas hasta para despreciar el brazo hercúleo y vernacular del humilde hombre y mujer de abajo ¿para qué seguir manteniendo un gráfico inconveniente y hasta extraño? Los emblemas deben poseer como premisa fundamental la reivindicación o ambición de las sociedades y pueblos. En este caso, la desigualdad constituyó la norma nunca cuestionada hasta nuestros días.
Infiérese, con meridiana claridad que si nuestra 4ta Región Natural es el Mar de Grau, entonces su uso en el Escudo Nacional, en reemplazo de esa cornucopia griega que jamás fue cuerno de ninguna abundancia igualadora, deviene como un reconocimiento palmario, inequívoco y jubiloso al pueblo y refiere que su dignidad está siempre de pie, teniéndolo de ahora en adelante como su símbolo en el Escudo.
Nótese que la mediocridad política impide la polémica ideológica y la discusión doctrinaria. No sólo en torno a formas de liderazgo del país sino también en la imagen de una visión de país más justo y democrático. Es preciso aprehender que la democracia es el gobierno de los más y no de los menos. En Perú, desde siempre, han sido patotas delincuenciales, minorías y grupúsculos rufianescos, los que han piloteado la nave del gobierno desde 1821 a la fecha. ¿De qué otro modo se explica que las grandes empresas posean contratos de estabilidad jurídica que les permiten evadir impuestos y exportar capitales que necesitan ser reinvertidos en Perú? ¿cómo explicar que siendo que el manejo económico de la administración García esté en números positivos, el pueblo sabe bien que no votará por los partidarios del entreguista mandatario que abrió las puertas de par en par a las empresas mineras que apenas pagan “óbolo voluntario”? ¿por causa de qué el pueblo no está involucrado en los enormes planes de inversión, en un proyecto nacional que nos vuelva al sitial de liderazgo latinoamericano en un concepto integral y con gente que viva bien y disfrute de alamedas futuristas para las próximas 5 generaciones?
¿No está en peligro, acaso, el Muelle Norte del Callao que esa agencia regalona de lo que no es suyo, Proinversión, está a punto de poner en licitación? Infame guarismo en que 30 millones de peruanos son dueños nominales de sus recursos, mar y puertos y en la práctica son poseedores de ¡nada!
El Mar de Grau, su grandeza que recuerda al héroe epónimo, su feracidad en recursos múltiples y, sobre todo y en los tiempos que vienen, despensa y tambo, ruta y camino, patrimonio maravilloso, debe constituirse, en lugar de la cornucopia, en el nuevo-viejo símbolo del Escudo Nacional.
Amén.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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