(Por Alberto Borda).- Desde pibe, cuando devoraba revistas de historietas, Eduardo Maicas ya sabía que su vida se encaminaba hacía el dibujo. En cambio, el guión apareció casi por casualidad, reconoce este porteño nacido en 1951, casado, con tres hijos y confeso hincha de Independiente. “Me fui dando cuenta que mi fuerte eran más las ideas que el dibujo”.
Lo cierto es que desde las dos artes que supo cultivar, desarrolló una importante actividad profesional. Sus trabajos se destacaron en revistas emblemáticas comos Patoruzú, El Ratón de Occidente, Tía Vicenta, Humor y SexHumor. Y ahora, en Página 12 publica “Clara de noche”, tira del que es guionista -en una tarea que compartió con el recordado Carlos Trillo-, con dibujo de Jordi Bernet.Fuera de la gráfica, Maicas realizó humor radial, labor que le permitió estar dos veces nominado al premio Martín Fierro que otorga la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA). Además participó en guiones de TV y ejerce la docencia dictando talleres.
– ¿Qué revista leías de pibe?
– Mi viejo traía a casa Patoruzú y Rico Tipo. Esas revistas me apasionaban y desde muy chico yo decía que quería trabajar en eso. También leía el Pato Donald que estaba dibujado y guionado por Carl Barks. Eran unas historias surrealistas que me volvían loco. Además tuve el privilegio de leer en vivo El Eternauta, que salía en episodios en la revista Hora Cero. Yo tenía solo 7 años pero me las devoraba.
– ¿Cómo fue tu comienzo como dibujante y guionista?
– En mi época no era fácil decir que uno quería ser dibujante. En casa fue una lucha para que me dejaran estudiar dibujo. Pero insistí tanto que lo pude hacer. Igual no fue fácil. Primero, casi a escondidas, mandé la solicitud para hacer el curso por correo. Pero finalmente fui a estudiar a la escuela Panamericana de Arte. En esos años ese instituto tenía unos profesores de lujo. Y yo lo aproveché.
Como el año final de la escuela tenía inclinación publicitaria, después de ahí fui a parar a una agencia y trabajé en ese rubro durante doce años. La publicidad no me gustaba, pero debo reconocer que aprendí muchas cosas que después utilicé en mi profesión de humorista gráfico.
– ¿Y cuándo llegó tu primera tira?
– Mi primera tira cómica la publiqué en un diario zonal llamado Oeste Semanal que se editaba en San Justo. Después reboté en varias editoriales. Pero de a poco me empezaron a publicar algunos dibujos en revistas como “Media suela” de Geno Díaz, “Pitos y Flautas” de Julio Olivera, “El Ratón de Occidente” de Blotta, entre otras. Eso fue en los años ‘70. Finalmente, en 1978, salió Humor y ahí empecé a publicar con más continuidad.
– ¿Y como guionista?
– El trabajo como guionista apareció casi sin querer. En realidad, me fui dando cuenta que mi fuerte eran más las ideas que el dibujo. Y eso me permitía, además de hacer mis propios guiones, escribir para otros dibujantes. Creo que el desarrollo como guionista tuvo que ver con el aprendizaje en publicidad, donde terminé siendo redactor creativo.
– ¿Quiénes te motivaron para estudiar dibujo y publicidad?
– Las personas que me motivaron para el dibujo fueron los grandes profesionales de aquella época: Quinterno, Ferro, Battaglia, Divito, Pratt, Salinas, Solano López. Como publicistas no tenía ningún ejemplo. Es más, ni sabía que existía esa actividad hasta que la descubrí trabajando. Fuera de los profesionales, no quiero dejar de mencionar la influencia de una tía que dibujaba y pintaba con pastel y yo me fascinaba viendo esos trabajos.
– ¿Y entre los guionistas, hubo alguien en particular?
– Respecto a los guionistas, creo que al principio no los tenía tan en cuenta. Yo leía El Eternauta ignorando que estaba leyendo la gran obra de Oesterheld. Hoy lo valoro como al más grande. Alguien que recogió esa posta y se convirtió en el gran guionista de las últimas décadas fue Carlos Trillo, con quien tuve el honor de compartir la historieta Clara de noche y otros personajes. Lamentablemente acabamos de perderlo y es algo que voy a sentir siempre porque trabajamos juntos 20 años.
– ¿Qué significó tu trabajo profesional en revista emblemáticas como Humor, Tía Vicenta o Satiricón? ¿En cuál te sentiste más cómodo?
– Poder acceder a revistas como esas representó para mí algo muy importante, ya que era el logro de tantos años de ilusión. Eran años difíciles y además de tener la gratificación de desarrollar mi profesión, existía la necesidad del compromiso. Y eran medios que se enfrentaban a la dictadura. Y uno sentía que en esa lucha aportaba su granito de arena. En la que me sentí más cómodo fue en Humor, porque terminé formando parte del equipo creativo y no era sólo un colaborador, sino que formaba parte de la revista.
– ¿Recordás alguna anécdota de aquella época?
– De mi etapa en Satiricón recuerdo que estaba prevista una reunión creativa con el director de la revista, que era Oscar Blotta (hijo). También estaban Guinzburg, Abrevaya y Jorge Listosella. El otro tenía que ser yo. La reunión estaba acordada para cierto horario y a mí se me había hecho tarde. Entonces, para que no me caguen a pedos, intenté hacer un chiste. Aprovechando mi renguera en una gamba, al entrar y ver a todos reunidos se me ocurrió decir: “Perdonen la demora, lo que pasa es que vine caminando”. Todos se mataron de risa, menos Blotta que casi me echa.
– ¿Qué te parecen las nuevas expresiones culturales que surgen de los movimientos sociales como el muralismo o el arte popular callejero?
– A mí, todos los movimientos sociales me atraen y siempre que veo un dibujo en una pared o donde sea, me detengo a observarlo y a disfrutarlo. El dibujo me puede y lo haga quien lo haga, lo aplaudo y lo aliento.
– ¿Mantenés contacto con jóvenes dibujantes y guionistas?
– Tengo muchos contactos con dibujantes jóvenes porque hago guiones con algunos de ellos y además los encuentro en los festivales de Comic o en exposiciones. Son pibes bárbaros y además excelentes profesionales. Te nombro a algunos: Diego Pares, Lucas Varela, Pablo Túnica, Max Cachimba, Tute, Liniers, Fayo, Podetti, Alejandra Lunik y muchísimos otros.
– ¿Qué significa para vos Clara de noche?
– Clara de Noche significa mucho para mí porque fue el personaje que me permitió trabajar con Trillo durante 20 años. Y por supuesto hacerle guiones nada más y nada menos que a Jordi Bernet, que es a mi juicio uno de los mejores historietistas del mundo. Pensar que yo lo veía en la historieta “Torpedo” y después trabajé con él.
A Clara le tengo un cariño muy especial. Me resulta un personaje entrañable. A veces no me doy cuenta que yo formo parte de la historia y al salir publicada, la leo como lector y no como autor. Clara también nos dio un contacto con otro público, ya que es casi inusual que un personaje tan audaz se publique en un diario. Creo que esto fue mérito de Página 12.
– Fuente: www.laorejaquepiensa.com.ar.
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