Sus ideales y su permanente intransigencia, la impulsaron a la presentación de las iniciativas parlamentarias de “pensión al viudo”, “pensión a la cónyugue divorciada”, “igualdad de los hijos extramatrimoniales”, “derecho de la mujer a seguir usando el apellido de soltera luego de casada” y “pensión de la concubina y concubino”.

Esta “maestra por vocación, abogada por elección y política por pasión”, tal como ella misma se definió, hizo que su voz se hiciese oír, aún cuando las mujeres eran acalladas e invisibilizadas.

En períodos de convulsión electoral, bien vale el recuerdo y el homenaje a quien más allá de su identificación política, hizo de sus reivindicaciones un único símbolo de lucha.

Dicen que ni en su último suspiro dejó de clamar por una sociedad no sexista. Un suspiro que seguirá sobrevolando allí donde una manifestación por la igualdad de los derechos de la mujer diga presente.