Si por alguna razón laboral o de cualquier índole usted o un pariente, o su hijo, hija, tiene que entregar el duplicado de su diploma de título profesional, confrontará un mayúsculo reto: el precio de semejante copia es de S/ 3,000 (tres mil nuevos soles). ¡Ni más ni menos!
¿Qué entidad tiene a su cargo la confección de los diplomas?: la muy conocida ANR, es decir la Asamblea Nacional de Rectores. Una aparente contradicción se revela a simple vista: ¿no era una de las tareas de la ANR, a la par que proporcionar las medidas de seguridad más modernas, ofrecer un costo sufragable para el público? Nótese que un diploma listo para incorporarle nombres y datos, no cuesta, como producto final ¡ni S/ 10 soles!
Entonces la pregunta llega sola: ¿por causa de qué la astronómica cifra de S/ 3 mil soles por un duplicado? Es lícito arribar al razonamiento que sigue: Si 1 diploma listo para el apunte de los datos cuesta menos de S/ 10, ¿a qué bolsillos o a quiénes se premia con los restantes S/ 2,990?
La licitación convocada para la cifra de 200 mil diplomas en la ANR y que hoy recibirá sobres de los postores, si los hay, por el requerimiento debía cumplir el principio de la ecuación que dicta que a mayor cantidad, menor precio. Pero la matemática NO ayuda porque un duplicado tiene el altísimo costo: S/ 3 mil soles.
Entonces el asunto ya no parece tan abstruso ni discreto porque empieza a afectar a ciudadanos comunes y corrientes y que han estudiado hasta obtener el título profesional y que en algún instante de su vida requieren del duplicado.
¿Cómo podría justificar la ANR el monto a pagar por el duplicado de S/ 3 mil soles? ¿lleva adornos de oro de 18 quilates en el tejido sintético del diploma? ¿posee algún chip electrónico o filmadora o adminículo con valor agregado el susodicho diploma?
¿Qué dicen las autoridades? Hasta ahora no dicen nada, de repente, por ignorancia ramplona del tema que hoy ponemos en conocimiento público. O, también, está dentro del terreno de las conjeturas, se hacen de la vista gorda con esta clase de trapacerías. En Perú, se dice hasta el cansancio, llueve para arriba.
Con esta clase de imposiciones tan dramáticamente caras, están obligando a que la gente busque alternativas marca Azángaro que, ironía muy cuestionable, no usa diplomas falsificados sino legítimos y que por razones desconocidas están en posesión de inescrupulosos cuya única ventaja posible es que ofertan el duplicado del diploma a menos de S/ 1,500. Siendo alto, no lo es tanto como el que de la ANR.
Seguiremos en el tema de los diplomas porque es un asunto público que compromete a los profesionales del país.
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