Barack Obama recibe en la Casa Blanca a su homólogo italiano, Giorgio Napolitano, el 15 de febrero de 2013.
© Presidencia de la República Italiana

«Amor por el pueblo italiano.» Eso dijo el presidente Obama al recibir al presidente Napolitano en la Casa Blanca «al día siguiente del Día de San Valentín». ¿Y por qué tanto amor? Porque el pueblo italiano «acoge y alberga en su suelo a nuestras tropas».

Una acogida que altamente apreciada en el Pentágono, que posee en Italia –según los datos oficiales del año 2012– nada más y nada menos que 1 485 edificios, con una superficie total de 942 000 metros cuadrados, a los que se agregan otros 996 edificios alquilados u concedidos en usufructo. Esos edificios están distribuidos en 37 sitios principales (como bases u otras estructuras militares) y 22 sitios de menor envergadura. En el transcurso de un solo año, el número de militares estadounidenses acantonados en Italia aumentó en más de 1 500, sobrepasando así la cifra de 10 000. Contando a los empleados civiles, el personal del Pentágono en Italia se eleva a unas 14 000 personas.

A las estructuras militares estadounidenses se agregan las de la OTAN, invariablemente bajo las órdenes de un militar estadounidense, como el Comando Interfuerzas, con su nuevo cuartel general en Lago Patria, en Nápoles. «Al albergar» algunas de las más importantes estructuras militares de Estados Unidos y la OTAN, Italia desempeña un importante papel de trampolín en la estrategia estadounidense que, después de la guerra contra Libia, ahora apunta no sólo hacia Siria e Irán sino que va incluso más lejos, desplazando su centro hacia la región Asia-Pacífico para contrarrestar el fortalecimiento de China.

Para implicar a sus aliados europeos en esa estrategia, Washington tiene que reforzar la alianza atlántica, incluso en el plano económico. Lo cual explica el proyecto de «acuerdo de libre comercio Estados Unidos-Unión Europea» que Obama propuso nuevamente durante su encuentro con Napolitano. Ese acuerdo ya cuenta con el respaldo incondicional del presidente italiano, aunque ni siquiera existe aún por escrito y sin que se haya hecho la menor evaluación sobre las consecuencias que tendría para la economía italiana (sobre todo para las empresas medianas y pequeñas y para las empresas agrícolas). Según Napolitano, se trata de «una nueva etapa histórica en las relaciones entre Europa y Estados Unidos, no sólo económicamente sino también desde el punto de vista político» .

Es el anuncio de una «OTAN económica», al servicio del sistema político-económico occidental bajo la dominación de Estados Unidos. Y que cuenta con el respaldo de los grandes grupos transnacionales, como el poderoso banco estadounidense Goldman Sachs. El nombre en sí ya es una garantía. Después de haber participado en la estafa internacional de los créditos subprime y de haber contribuido a provocar la crisis financiera que, surgida en Estados Unidos, acabó afectando Europa, Goldman Sachs especuló sobre la crisis europea instruyendo a sus principales sobre cómo hacer dinero a expensas de la crisis y también, inmediatamente después, poniendo a la cabeza del gobierno italiano –gracias al presidente Napolitano– a su consultor internacional Mario Monti. Cuyo gobierno recibió inmediatamente el aval del secretario del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, «digno de confianza y con un fuerte peso técnico». Este mismo Bersani, al ser entrevistado por America24, declara ahora que «conforme a la tradición de gobierno de la centroizquierda de fidelidad absoluta y de amistad con Estados Unidos, somos absolutamente favorables a que se creen mecanismos de libre comercio entre Europa y Estados Unidos».

Sea cual sea el resultado de las elecciones [italianas], la adhesión de Italia a la OTAN económica ya está garantizada.

Fuente
Il Manifesto (Italia)