Siempre es difícil para un gobierno imponer la aplicación de órdenes criminales. Para resolver ese problema lo más conveniente es reducir la cadena de mando al mínimo posible, limitando así la cantidad de personas que pudieran insubordinarse, y también compartimentar el trabajo, para que nadie se sienta realmente responsable de los crímenes cometidos. Para lograr ese resultado, la OTAN ha emprendido estudios sobre la manera de conectar a los soldados directamente con su Estado Mayor y automatizar el combate. En respuesta a ese pedido, el grupo francés Dassault y sus socios europeos han concebido el nEUROn.
Mientras el euro sigue perdiendo altitud y parece a punto de estrellarse, el nEUROn emprende el despegue. No se trata de un euro con una cotización diferente. Es un nuevo tipo de avión de combate sin piloto. Los drones ya existentes, como el Predator estadounidense, son teledirigidos por operadores sentados ante una consola y desde una base –en territorio estadounidense– a más de 10 000 kilómetros de distancia. A través de videocámaras y de sensores infrarrojos, los operadores encuentran el objetivo (una casa, un grupo de personas, un automóvil en movimiento) y lo liquidan utilizando misiles Hellfire.
Ese tipo de drones, al igual que otros modelos, son cada vez más utilizados en las «guerras secretas», en Afganistán, Pakistán, Irak, Yemen, Somalia, Libia y en otros puntos del planeta.
En respaldo a la intervención militar francesa en Mali, se está instalando actualmente une base de drones estadounidenses en Níger, base que viene a agregarse a las que ya existen en Etiopía en otros países africanos. La Fuerza Aérea de Estados Unidos está entrenando actualmente más «pilotos por control remoto» que pilotos de cazabombardero. Lo cual no elimina todos los problemas: los pilotos “de consola” no arriesgan la vida pero sufren un stress tan intenso que, según un estudio del Pentágono, se traduce en numerosos casos de angustia y depresión. Es evidente que la guerra deprime, incluso cuando uno mata apretando un botón a 10 000 kilómetros de distancia.
Pero eso está a punto de resolverse. Se está experimentando con aviones enteramente robotizados, como el X-37B de la US Air Force, que ni siquiera necesitan un “piloto de consola”. Entre esos aviones de combate no piloteados se destaca el nEUROn, concebido en el marco de un programa europeo dirigido por la firma francesa Dassault y con la participación de la empresa [italiana] Alenia Aermacchi como primer socio industrial, y también con un 22% de los costos (estimados, en la fase inicial, en 400 millones de euros). Un grupo de empresas italianas, como Selex Galileo (Finmeccanica), participa también en ese programa, con Alenia Aermacchi a la cabeza. El prototipo del nEUROn (en cuyo desarrollo también participan países como Suecia, España, Grecia y Suiza) ya efectuó su primer vuelo. Ahora será sometido, durante 2 años, a un intenso programa de pruebas en Decimomannu (Cerdeña) para verificar además sus posibilidades de vuelo furtivo y sus capacidades de lanzamiento de misiles y bombas dirigidas con láser desde la barriga del avión mismo gracias a un sistema «inteligente» concebido por Alenia que «afectuará automáticamente el reconocimiento del blanco». Ya en posesión de los elementos de la misión será la inteligencia artificial del nEUROn quien guie el aparato hasta el objetivo y, luego de abatir el blanco, se encargará de traer nuevamente el aparato hasta la base. Todo eso se hará en un total silencio radial, para evitar toda posibilidad de intercepción, y con la posibilidad de controlar toda una escuadra de ataque de nEUROn de manera automática por los cazas de última generación (tipo Rafale).
De esa manera, la guerra imperialista del siglo 21 se automatiza y se hace invisible, para que los parlamentarios –quienes respaldan esa política mediante un voto bipartidista– puedan seguir guardando una apariencia de democracia.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión en francés de Marie-Ange Patrizio.
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