El principal objetivo de la propaganda imperialista es convencernos de que Estados Unidos nos quiere mucho y de que no existe la menor relación entre el comportamiento de depredador de ese país y la crisis económica. Y nos inculcan esas mentiras gracias a la activa complicidad de los responsables políticos, incluyendo a los que pretenden no formar parte del sistema, como observa Manlio Dinucci después del terremoto electoral registrado en Italia.
En el debate político se habla de todo, menos de una cosa: la política exterior (y por lo tanto militar) de Italia. Como si existiese un acuerdo tácito entre los adversarios, se evita toda referencia al papel de Italia en la OTAN, a la metamorfosis de esa alianza, al proyecto de OTAN económica, a la relación con Estados Unidos, a las guerras que actualmente tienen lugar, a las guerras en preparación y al escenario del nuevo enfrentamiento entre el oeste y el este en la región Asia-Pacífico. Día tras día se machaca a los tele-electores con las repercusiones de la «crisis», presentándola como si se tratara de una catástrofe la naturaleza y cuidándose sobre todo de tratar de aclarar sus causas, que son de carácter estructural, o sea inherentes al sistema capitalista en estos tiempos de «globalización» económica y financiera. Así se crea un entorno virtual que restringe el campo visual únicamente al país donde vivimos y hace desaparecer el mundo del que forma parte.
Pero lo que sí nos muestran es una serie de hologramas ideológicos fabricados y compartidos por todos los componentes del espectro político, lo cual incluye hasta los partidos y movimientos que se presentan como alternativos. En primer lugar, nos muestran el holograma del «modelo estadounidense». Así tenemos a Bersani, quien al presentar el programa del Partito democratico [1] déclara en America 24 (el 18 de febrero) que «la política europea debía parecerse un poco más en el sector económico y social a la de Estados Unidos», cuya validez está demostrada probablemente por los 50 millones de estadounidenses –entre los que se encuentran 17 millones de niños– que viven en condiciones de «inseguridad alimentaria», o sea sin suficiente comida, por falta de dinero.
Y tenemos también a Ingroia, quien al presentar el programa de Revoluzione civile [2] declara, también en America 24 (el 14 de febrero), que él es «favorable al aumento de las inversiones americanas [en realidad estadounidenses] en Italia». Resulta emblemática sobre todo la inversión de la Aluminion Company of America (la transnacional que tiene las manos manchadas de sangre derramada en los más terribles golpes de Estado perpetrados en Indonesia y Chile). Después de haber exprimido al máximo la instalación de Portovesme. Después de obtener exoneraciones de pago de facturas de electricidad ascendientes a miles de millones de euros (pagados por los utilizadores), la transnacional abandonó el lugar dejando tras de sí desempleo y daños al medio ambiente. Ingroia, sin embargo, definió el sistema estadounidense como «un sistema que, incluso desde el punto de vista de la justicia, es ciertamente el más eficiente», en el que «hay un respeto tan grande por la actividad judicial de parte de los políticos que es imposible pensar en un condicionamiento de la magistratura». Prueba de ello es seguramente el hecho que la población carcelaria estadounidense (la mayor del mundo, con más de 2 millones de presos [mucho más que en China, a pesar de que este último país cuenta 4 veces más habitantes que Estados Unidos. NdlR.]) se compone en dos terceras partes de negros e hispanos, quienes constituyen la franja poblacional más pobre y, por lo tanto, incapaz de pagar abogados ni fianzas. Y si hace falta otra prueba, basta con mencionar lo mucho que han avanzado investigaciones de gran importancia, como la del asesinato del presidente Kennedy.
Y tenemos también a Grillo [3], quien rechaza en bloque a los medios de difusión italianos, definiéndolos como mentirosos, pero concede entrevistas a CNN y a Time Magazine, del grupo estadounidense Time Warner, el imperio multimediático más influyente del mundo, con más de 300 empresas. El mensaje subliminal que se desprende de ese comportamiento (Casaleggio docet [4]) es que se puede confiar en el sistema mediático estadounidense es confiable.
Con agradecimientos del Gran Hermano.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] El Partito democratico obtuvo la mayoría relativa en las más recientes elecciones italianas.
[2] La Revoluzione civile, coalición electoral de izquierda que preside el magistrado Ingroia, no logró obtener votos suficientes para entrar al parlamento italiano.
[3] El humorista Beppe Grillo, es el jefe del Movimento 5 Stelle, que obtuvo gran cantidad de votos de los descontentos de todas las tendencias.
[4] Casaleggio, «gurú» del Movimento 5 Stelle y artífice de la campaña de ese movimiento en Internet.
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