El comprensible júbilo y alegría en las huestes de todos los que rechazaron la revocatoria de la alcaldesa Susana Villarán, debe ser reemplazado, con urgencia y sin pérdida de tiempo, por horas de trabajo y ardua imaginación. No poco costó vencer a quienes daban por descontado un triunfo que les fue esquivo y cuyos rostros adolecen de sospechas reeleccionistas, inmorales y peleados con la honestidad. Sus pezuñas de bárbaros Atilas se posaron en instituciones públicas y hay un delincuente que se compró una casita de 1 millón de dólares como producto de sus esforzadas charlas. El uno y el otro han mordido el fracaso.
Pero acaso sea llegada la hora en la gestión de la alcaldesa Villarán, de abrir las compuertas para escuchar iniciativas de enorme imaginación y que se adentran en terrenos sensibles y nunca tocados de la gestión municipal. Sabemos de, por lo menos, una dinámica lista a ser expuesta y con estudios muy serios sobre su factibilidad e impacto social.
En un brillante trabajo, el economista Julio Alba Bravo dice en uno de sus párrafos:
"Como siempre los peruanos llegamos muy tarde a la presentación de iniciativas y a la toma de acción frente a problemas que ya se ven claros. Todos están aparentemente conformes con un sistema bancario que coloca intereses prohibitivos o pone vallas crediticias que muy pocos pueden salvar. En otras latitudes este problema se toma con mayor seriedad. Ya son emblemáticos los esfuerzos de municipios del mundo que se preocupan por entregar una ventana de solución al crédito de los negociantes pequeños, como, por ejemplo, El Centro de Apoyo a la Microempresa de la Ciudad de Buenos Aires, Crédito Blumenau Solidaridades, de Brasil, el Fondo de Desarrollo Social del Distrito Federal de México, el Banco Social Moreno de un distrito de Buenos Aires, Crédito Municipal Pico de Argentina, las municipalidades de Córdoba, Rosario, Medellín, Montevideo y Porto Alegre, entre muchísimas más gobernanzas municipales que han asumido la tarea de orientar y ayudar a los pequeños negocios". (p. 66, Apoyo Financiero a la Microempresa).
Si en otras gestiones municipales ya hay pilotos de trabajo que tienen profunda repercusión social, entonces, nada nos impide o -mejor dicho- nada obstaculiza para que la administración de la alcaldesa Susana Villarán tome cartas en el asunto, se informe, contrate a los especialistas y ensaye soluciones a problemas gigantescos que tienen que ver con cientos de miles de peruanos que consumen sus vidas pagándole intereses criminales a los bancos.
La imaginación y faros potentes hay que ponerlos en proyectos que sean de amplísimo impacto en el hombre y la mujer de a pie y en la democratización del crédito, la gestión y la esperanza de vida de millones que hoy sólo subsisten para tributar las abusivas tasas que las bancos imponen en Perú.
Entonces eso otorgaría a la gestión municipal una legitimidad indiscutible, tan fuera de cualquier sospecha, como el 52-53% que hoy le renovó la confianza a la alcaldesa Villarán quien debe entender que la algarabía bulliciosa debe guardarse para franquear el ingreso de las mejores y más imaginativas políticas de Estado en la gestión municipal. Eso es lo que espera el ciudadano común y corriente.
El voto de confianza hoy renovado en las urnas de la alcaldesa Villarán también es una atenta mirada, a partir de hoy, a sus próximas actividades integradoras e inteligentes o inclusivas para usar el término de moda. La procura que todo esto aterrice en vigorosos enviones de gestión y por los más pobres, es un reto inabdicable. Y con ello el apisonamiento de un edificio democrático, paradigma del que no podrán salirse los futuros alcaldes, salvo superando estas metas.
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