Aunque aseguró que se trata de un simple ejercicio planificado desde hace mucho tiempo, Moscú respondió con el envío de una flota de guerra a los anuncios de París y Londres sobre sus intenciones de enviar armas a los Contras que operan contra Siria. Toda intervención franco-británica, directa o indirecta, provocaría una escalada y un enfrentamiento con Rusia.

La dolorosa verdad a la que el secretario de Estado John Kerry ha tenido que resignarse finalmente es que cualquier solución en Siria constituye una derrota para Estados Unidos, para el Occidente colonizador, para los reyes de los petrodólares y para Turquía. Así que Washington y sus auxiliares tratan ahora de evadir esa solución anunciando su intención de armar a las bandas terroristas y amenazando con ampliar el campo de batalla antes de sentarse a la mesa de negociaciones en el marco de una cumbre ruso-estadounidense que, según ciertos diplomáticos, no debe demorar en producirse [Probablemente en junio de 2013. Nota de la Redacción.].

A pedido de Kerry, los ministros de Relaciones Exteriores de sus colonias francesa y británica –Laurent Fabius y William Hague– lanzaron un llamado a armar a los rebeldes sirios. Posteriormente, el primer ministro de su Majestad, David Cameron, desmintió esas intenciones mientras que el presidente francés Francois Hollande casi balbuceaba en la reunión de la Unión Europea. Es sabido que las armas y los equipos de comunicación proporcionados por Occidente ya están desde hace meses en manos de los terroristas, sin que estos logren progresos sustanciales en el campo de batalla, a pesar del respaldo de instructores occidentales y árabes activos en Líbano, Jordania e incluso en Irak.

Ante la disuasión política de Rusia, circularon noticias de que las promesas de nuevas entregas de armas tienen como objetivo, en primer lugar, elevar la moral de las bandas armadas ante la proximidad de las negociaciones ruso-estadounidenses, que constituyen el reconocimiento de la derrota sufrida en Siria ante ese país, responsable del fracaso de todos los proyectos estadounidenses en la región, como admitió el ex director de la CIA, David Petraeus. Estados Unidos está utilizando el último cuarto de hora para explotar hasta el último momento las capacidades y energías de los grupos que fabricó, entrenó, armó y financió. En definitiva, ¡para eso los creó!

Un momento político dramático se produjo en Siria la semana pasada, cuando Rusia emitió una severa advertencia sobre las maniobras y dilaciones de Washington en cuanto a ciertos principios para la solución de la crisis en Siria ya establecidos en el marco del acuerdo de Ginebra. El anuncio franco-británico sobre la entrega de armas a los rebeldes fue para Moscú la ocasión de lanzar una advertencia en la que señala que esa decisión constituye una violación de la legalidad internacional. Las palabras de Serguei Lavrov y el envío de navíos de guerra rusos al puerto sirio de Tartus son una forma de recordar cuáles son las líneas rojas que Occidente no debe traspasar en cuanto al tipo de armamento que se entrega a los terroristas.

Durante su última gira por el Medio Oriente, John Kerry tergiversó los términos del acuerdo que Rusia y Estados Unidos habían adoptado en Ginebra. Pero finalmente no tuvo más remedio que hacer una declaración que estremeció a sus aliados y auxiliares ya que se vio obligado a reconocer que habrá que negociar con el presidente Bachar al-Assad. Washington abandona así definitiva y claramente la exigencia de la partida del presidente sirio que había planteado en el pasado como condición previa al inicio de un diálogo nacional.

A pesar de lo anterior, Estados Unidos no resiste a la tentación del plan del último cuarto de hora, en un intento por tratar de modificar la correlación interna de fuerzas en Siria antes del inicio de las negociaciones. Se trata de un gesto desesperado por tratar de evitar la derrota política total. Es esa la interpretación que debe darse al entrenamiento de terroristas por parte de instructores estadounidenses en Jordania, así como el envío de 3 000 toneladas de armas compradas en Croacia por Arabia Saudita y Qatar y los escenarios sobre una intervención israelí para establecer en Siria un cinturón de seguridad cuya custodia se pondría en manos de los terroristas.

Sin embargo, en opinión de los expertos, toda aventura militar de Israel en Siria o en Líbano sería una verdadera catástrofe para el Estado hebreo, así como para los intereses occidentales y para toda la región. El equilibrio de fuerzas es, en efecto, sólido y está bien consolidado. Y el Eje de la Resistencia, con sus alianzas internacionales, cuyo núcleo está conformado por Rusia, China y los países del BRICS, dispone de la capacidad disuasiva necesaria para hacer fracasar cualquier ofensiva y quebrar la hegemonía estadounidense a nivel mundial.

En ese contexto, los expertos son unánimes en cuanto al hecho que, a pesar de la guerra en la que se encuentran enfrascadas, las fuerzas armadas de la República Árabe Siria siguen en posesión de importantes capacidades, además de su defensa antiaérea y de sus misiles balísticos, que se mantienen intactos.

AFP reconoce, sin querer,
la supremacía del Estado sirio
y de su ejército

En ocasión del segundo aniversario de los desórdenes en Siria, la Agencia France Presse (AFP) publicó una síntesis sobre la situación en el terreno. A pesar de que trata de exagerar los éxitos de las bandas armadas, la síntesis de la AFP muestra que el Estado y el ejército sirio controlan las principales zonas del país y que mantienen la iniciativa. Veamos algunos fragmentos de ese trabajo:

«En el terreno, la situación sigue siendo explosiva en Siria. El ejército de Assad sigue defendiendo Damasco y territorios en el oeste y centro del país mientras que los rebeldes, con ayuda de combatientes yihadistas, avanzan progresivamente en el norte y el este. Veamos la situación de los combates, región por región:

  • En Damasco y en la provincia del mismo nombre:
    Cerca de 8 meses después de haber emprendido la “batalla de liberación” de Damasco, los rebeldes siguen confinados en los barrios periféricos y las afueras del sur y el este de la capital fortificada.
    El ejército rechaza sus intentos de penetración hacia el centro de Damasco, donde importantes objetivos del régimen son sin embargo blanco de mortíferos atentados, reivindicados en su mayoría por el yihadista Frente al-Nusra
    La región oriental de Al-Ghouta, donde los rebeldes han logrado asentarse, es escenario de batallas encarnizadas. Al sureste de Damasco, el ejército trata además de retomar totalmente la ciudad de Daraya.
  • En el norte:
    En Raqqa (noreste), el Frente al-Nusra y Ahrar al-Sham registraron el éxito más importante el pasado 6 de marzo al apoderarse totalmente de Raqqa, capital de la provincia del mismo nombre. Es la primera gran ciudad del país que cae en manos de los rebeldes. Pero la aviación sigue bombardeando allí a los insurgentes.
    En la región de Idlib (noroeste), amplios territorios de la provincia están en manos de los rebeldes pero la capital provincial sigue bajo control del ejército.
    Con ayuda de los yihadistas extranjeros que llegan a través de la porosa frontera con Turquía, los rebeldes tomaron 2 puestos fronterizos y la base aérea de Taftanaz. Los islamistas, en el norte, tienen mejor acceso al armamento que los rebeldes del centro.
    En Alepo, la segunda ciudad del país, se abrió el frente en julio de 2012 con un asalto de los rebeldes que ahora controlan la mayoría de la provincia. El grupo islamista Liwa al-Tawhid dirige la batalla en el centro, el de Ahrar al-Sham lucha por tomar las bases aéreas militares de la provincia. El Frente al-Nusra, acusado de tener vínculos con al-Qaeda en Irak e incluido por Washington en su lista de “organizaciones terroristas”, también está activo en Alepo.
  • En el este:
    En la ciudad de Deir Ezzor. Los rebeldes aprovechan la permeabilidad de la frontera con Irak para introducir armas y combatientes. Los opositores al régimen han tomado así el 80% de la provincia, pero el ejército mantiene bajo su control la mayoría de la capital provincial. El Frente al-Nusra está bien implantado en Deir Ezzor.
    En la provincia de Hassaké, de mayoría kurda, los rebeldes combatieron contra los kurdos en Ras al-Ain, antes de llegar a una tregua en febrero. Fuera de esa región, los yihadistas se han apoderado de amplios territorios.
  • En el centro:
    Al cabo de 9 meses de asedio sobre los bastiones rebeldes en Homs, el ejército emprendió una nueva ofensiva, con apoyo de la aviación y de milicias favorables al régimen. Una reconquista de los enclaves rebeldes garantizaría al ejército el control total sobre el centro del país.
    La región de Hama está en su mayoría bajo control del ejército.
  • En el oeste:
    El centro de la comunidad alauita, el grupo confesional de Bachar al-Assad, se halla bajo control del ejército, con excepción de algunos enclaves kurdos y turcomanos en el norte de Latakia.
  • En el sur:
    En Deraa, cuna de la revuelta, los rebeldes han tomado varias localidades pero la mayoría de la provincia sigue bajo control del régimen.
    La ciudad de Sueida se mantiene, por su parte, globalmente tranquila ya que los líderes de la comunidad drusa, mayoritaria, se mantienen neutrales.
    Situada en la línea de alto al fuego con Israel, en el Golán, la provincia de Quneitra es escenario de combates intermitentes.»
Fuente
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