El jeque Ahmad al-Assir atacó un punto de control del ejército libanés, el domingo 23 de junio de 2013, a raíz del arresto de uno de sus lugartenientes, Fadi Beirouti, quien se paseaba con un convoy armado. Tres militares libaneses, entre ellos un oficial, resultaron muertos en el ataque.
En una reacción inmediata, las fuerzas especiales libanesas intervinieron, persiguiendo y cercando a los atacantes en la mezquita Bilal Ben Rabah, en Abra –a 2 kilómetros de Saida, en el sur del Líbano–, mezquita que el jeque al-Assir utiliza como cuartel general.
Durante el enfrentamiento, el jeque al-Assir lanzó un llamado telefónico a sus partidarios exhortándolos a desertar del ejército para unirse a él.
Se reporta que más de 30 personas resultaron muertas durante los combates, en los que se utilizaron armas pesadas. El jeque al-Assir parece haber huido del lugar a bordo de una ambulancia antes de reanudar el enfrentamiento un poco más lejos.
Todo el país siguió por televisión los «acontecimientos» registrados el domingo en Líbano.
En respuesta al llamado del jeque al-Assir, salafistas palestinos de Saida trataron de intervenir pero fueron rodeados por el ejército y bombardeados al término de la primera operación mientras que graves desórdenes estallaban en Trípoli, en el norte del Líbano.
Ahmad al-Assir es un ex músico que, al inicio de la crisis siria, se hizo jeque gracias al generoso respaldo financiero de Qatar y rápidamente adquirió notoriedad por sus constantes provocaciones contra el Hezbollah.
En noviembre de 2012 y junio de 2013, varios enfrentamientos entre los seguidores del jeque al-Assir y miembros del movimiento de resistencia libanés dejaron un saldo de 4 muertos.
El presidente libanés Michel Sleiman había prohibido toda intervención del ejército mientras no existiese una amenaza directa para los militares.
Durante toda la tarde del domingo, los líderes políticos libaneses se mantuvieron fuera del alcance de los medios de comunicación, probablemente en espera del resultado de los combates. Sólo el ex primer ministro Najib Mikati denunciaba la intervención del ejército y trataba de presionar a favor de la retirada de los militares. Únicamente con el fin de los combates alrededor de la mencionada mezquita, la clase política libanesa salió de su mutismo, aparentando cerrar filas alrededor del ejército nacional ya victorioso.
Estos acontecimientos se producen en momentos en que Washington obliga al emir de Qatar y a su primer ministro a ceder el trono del emirato al príncipe Tamim. Fue el actual emir de Qatar quien puso en el poder al actual presidente libanés Michel Sleiman, a pesar de que la Constitución libanesa prohíbe a los ex jefes del Estado Mayor pasar directamente de ese cargo a la silla presidencial.
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