La plaza Tahrir del Cairo se convirtió en centro de la protesta contra el presidente electo Mohamed Morsi. La multitud considera que el ahora derrocado presidente, quien dispone de la doble nacionalidad estadounidense y egipcia y de una autorización del Pentágono que le da acceso a información militar clasificada en Estados Unidos, es un títere de los anglosajones. También acusa al presidente Barack Obama y a su embajadora en Egipto, Anne Patterson, de haber manipulado el país durante un año a través de una secta terrorista, la Hermandad Musulmana.
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