Ayer zarpó de Civitavecchia el grupo de la marina de guerra italiana conformado por el portaaviones Cavour, la fragata Bergamini, el buque de apoyo logístico Etna y el patrullero Borsini. El objetivo oficial de la «campaña naval» –organizada por el ministerio de Defensa en colaboración con los ministerios de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Económico y de Bienes Culturales– es presentar «el Sistema-País en movimiento y fortalecer la presencia de Italia en las áreas geográficas consideradas estratégicas para los intereses nacionales, además de prestar ayuda humanitaria a las poblaciones necesitadas».

Esa fuerza naval italiana hará escala en 7 puertos de países del Medio Oriente con costas en el Mar Rojo y en el Golfo Pérsico –Yeda (Arabia Saudita), Mascate (Omán), Dubai y Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), Doha (Qatar), Mina Sulman (Bahréin) y Kuwait City (Kuwait)– y en 13 puertos africanos –Djibuti (Djibuti), Mombasa (Kenya), Antseranana (Madagascar), Maputo (Mozambique), Durban y El Cabo (Sudáfrica), Luanda (Angola), Pointe-Noire (Congo), Lagos (Nigeria), Tema (Ghana), Dakar (Senegal), Casablanca (Marruecos) y Argel (Argelia). Al cabo de un viaje de 5 meses, el grupo aeronaval regresará a Italia el 7 de abril de 2014.

El costo previsto de esta campaña naval será de 20 millones de euros. El Estado aportará 7 millones y 13 millones van por cuenta de los «socios de la industria privada». Pero será un dinero bien invertido porque esas empresas utilizarán el portaviones italiano –con una pista de 244 metros de largo y 39 metros de ancho– como una gran feria ambulante, incluso con stands para exponer sus productos y recibir a los posibles clientes.

La misión del portaviones Cavour, aseguró el ministro [italiano de Defensa] Mario Mauro al intervenir ayer ante la Cámara durante el examen del decreto de misión, no es «vender sistemas de armas italianos en el extranjero». Resulta difícil entender entonces por qué ponemos en medio de la exposición flotante a las más grandes industrias de guerra de Italia con todo su catálogo y muestras de sus “productos” para presentarlos de puerto en puerto a potenciales compradores.

En primer plano estarán las empresas de Finmeccanica: AugustaWestland, presentando sus helicópteros de guerra, con 2 de ellos a bordo del Cavour; OTO Melara que expone su sistema 127/64 LW Vulcain caracterizado por su elevada cadencia de tiro y por la posibilidad de utilizar municiones guiadas; Selex ES, especializada en sistemas de radar y de combate; Wass que presenta en el stand de Finmeccanica el torpedo pesado Black Shark; Telespazio que propone sistemas de comunicaciones militares y también satelitales; Mbda que expone los misiles Aspide, Aster, Teseo/Otomat, entre otros. También estarán Elt, que vende equipamiento electrónico para la guerra aérea, terrestre y naval; e Intermarine con sus buques de guerra. Los clientes que no puedan darse el lujo de adquirir los cañones OTO Melara de gran cadencia de tiro siempre hallarán consuelo en el stand de Beretta a bordo del Cavour, donde habrá una amplia gama de armas automáticas. Los productos civiles que se exhiben en los demás stands son generalmente de lujo, como los aviones de la categoría Executive de Piaggio y Blaclshape.

Junto al armamento expuesto en los stands habrá a bordo del Cavour 5 aviones de combate Sea Harrier de despegue vertical, 4 helicopteros, unos 60 fusileros de la Brigada San Marco y varios especialistas del COMSUBIN (Comando Subacuático y de Incursiones). Además de promover las «excelencias italianas», la campaña estará en realidad al servicio de las «operaciones de lucha contra la piratería» y del «entrenamiento de personal militar», sobre todo en África. Para la «asistencia humanitaria» están a bordo del Cavour la Cruz Roja y las asociaciones (con fines no lucrativos) Fondazione Francesca Rava y Operation Smile.

Toda está perfectamente organizado. Venderemos aún más armas a los países de África y el Medio Oriente dominados por oligarquías y castas militares, provocando así un aumento de sus gastos militares, lo cual se traducirá en un aumento de la pobreza, sobre todo en África. Cada cañón, cada misil vendido por los vendedores ambulantes del Cavour representará miles de muertes adicionales, sobre todo entre los niños, provocadas por la subalimentación crónica y numerosas enfermedades curables. Pero en el Cavour viajan también los «operadores humanitarios», para demostrar lo sensible que es Italia y lo dispuesta que está a prestar ayuda a «las poblaciones necesitadas».

En el Informe 2013 de la marina de guerra [italiana] se nos dice que los barcos de guerra son «embajadores de Italia». Un navío como el [portaviones] Cavour debe ser considerado una «proyección del país, no sólo como instrumento militar sino también como vehículo para promover nuestros intereses económicos: el navío, por lo tanto, como símbolo ganador del Made in Italy», cosa que se demuestra en «el éxito comercial de nuestra industria de defensa».

Así que la marina de guerra se apadrina a sí misma demostrando que gastar 3 500 millones de euros en un barco como el Cavour –que nos cuesta 200 millones de euros por día de navegación– y gastar también unos cuantos miles de millones más para dotarlo de aviones de combate [estadounidenses] F-35 es invertir en el «Sistema-País».

Un país que debe estar militarmente listo para la «proyección de capacidad para intervenir donde sea necesario», o sea para enviar sus fuerzas armadas a donde quiera que estén en juego los intereses económicos y políticos de las potencias occidentales… sobre todo los de Estados Unidos.

No por casualidad este periplo naval italiano se desarrolla precisamente por África y el Medio Oriente, dos de las áreas estratégicas más importantes para Estados Unidos y la OTAN.

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio