El Emirato Islámico acaba de adoptar su presupuesto para el año 2015, que se eleva a 2 000 millones de dólares.
Dicho presupuesto comprende el salario de los yihadistas –entre 500 y 650 dólares mensuales, contra 300 o 600 dólares para otros grupos yihadistas– y prestaciones sociales para las familias víctimas de los bombardeos de la coalición internacional conformada por Estados Unidos.
Según el vocero del Emirato Islámico, se trata de un presupuesto equilibrado. La organización dispone además de una reserva de 250 millones de dólares destinada a la realización de nuevas acciones militares.
Los ingresos del Emirato Islámico provienen principalmente de las subvenciones públicas que Turquía y Arabia Saudita le aportan clandestinamente, de la ayuda de la CIA (siglas en inglés de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), de las donaciones privadas de numerosas personalidades de Qatar, del saqueo perpetrado en Irak y Siria –lo cual incluye actualmente, aunque de manera meramente residual, el tráfico de hidrocarburos robados a esos países– y, más recientemente, del control del tráfico de heroína proveniente de Afganistán [1].
“Islamic State group sets out first budget, worth $2bn”, Al-Araby al-Jadeed, 4 de enero de 2015.
[1] «El clan Karzai pone el tráfico de heroína en manos del Emirato Islámico», Red Voltaire, 29 de noviembre de 2014.
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