A la 1 de la mañana del 13 de septiembre de 2016, en momentos en que el alto al fuego en Siria acababa de entrar en vigor, la aviación de Israel trató de destruir una posición de combate en el sur de Siria y varias instalaciones militares cerca de Damasco, la capital.
Sin embargo, 2 aparatos aéreos israelíes fueron alcanzadas por misiles antiaéreos de nueva generación disparados desde Siria. Una de las aeronaves israelíes se estrelló en territorio sirio bajo control de los yihadistas y la otra logró aterrizar en Israel.
Después de haber desmentido los dos incidentes, las fuerzas armadas de Israel reconocieron haber violado el espacio aéreo sirio y confirmaron que Siria trató de derribar los aviones de guerra israelíes.
La información disponible por el momento no permite conocer con certeza el tipo de aviones de guerra israelíes (F-15, F-16 o incluso F-35) implicados.
Tampoco se sabe con precisión si los misiles antiaéreos fueron disparados por el Hezbollah o por el Ejército Árabe Sirio, qué tipo de misiles fueron utilizados ni su origen, pero todo parece indicar que fueron misiles de nuevo tipo, mucho más eficaces que los anteriores y susceptibles de modificar el equilibrio de fuerzas.
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