Desde que Diego de Almagro en 1537 regresó de Chile con sus tropas harapientas, los chilenos se ganaron el apelativo de “rotos”; y los persigue el “complejo de Almagro” de pobres y miserables.
Ese imaginario histórico nacional chileno ha condicionado su geopolítica expansionista, con la necesidad de una mayor geografía para sobrevivir y desarrollarse. Por eso mismo, combatieron la Confederación Perú-Boliviana y desencadenaron, con el auspicio británico, la guerra con Bolivia y Perú en 1879.
En Arequipa recalaron inmigrantes chilenos desde el siglo XIX, que no sólo fueron estigmatizados como pobres llamándolos “rotos”, sino identificados con los “payasos” por su forma de hablar (acento chileno). Los arequipeños no solo los vieron inofensivos, sino poco serios y confiables.
Arequipa nunca transigió con Lima, siempre la trató de igual a igual, porque fue (es) una ciudad caudillo y con aspiraciones de capital. Esa actitud de los arequipeños no sólo motivó que los limeños los injurien, sino hasta los calumnien. La invención de la “historia negra de Arequipa en la guerra con Chile” es una de sus mayores calumnias, que no sólo rechazo por falta de fundamento, sino les cuento la “historia amarilla, traidora, de Lima”, en la misma guerra con Chile, en este caso con fundamento.
Lizardo Montero, presidente del Gobierno Provisorio de Arequipa, último reducto nacional de patriotismo peruano, no quiso defender Arequipa de las tropas chilenas por varios motivos: 1) Tenía un plan estratégico de retirada del ejército peruano hasta Puno, debidamente coordinado con Bolivia; 2) Sabía que el objetivo militar de los chilenos no era Arequipa, sino el Gobierno Provisorio que él presidía; 3) También sabía que las tropas peruanas (andinas) tenían grandes ventajas en la puna, frente a las tropas costeñas de los chilenos (comprobado en la Campaña de La Breña): 4) Quería sumar la Guardia Nacional de arequipeños alistados para la guerra, al ejército peruano, llevándolos a Puno; 5) Creía que podía convencer a las tropas arequipeñas de dejar Arequipa para dar batalla en otro lugar, con el posible cálculo de que los chilenos los perseguirían.
Si Montero no tenía nada en contra de Arequipa, por lo que no quería perjudicarla, sus acciones desfavorecieron a los arequipeños: 1) Colocó la línea de “defensa de Arequipa” en Moquegua a unos 70 Km de distancia, a más de 100 por carretera (Huasacache y Jamata), para en caso de ser derrotada, retroceder a Puno (no a Arequipa) por el camino de Pocsi Piaca–Chiguata. 2) No hizo construir trincheras ni colocar parapetos en las verdaderas afueras de la ciudad, por el temor (muy fundado) de que los arequipeños se abocarían a la defensa de su tierra.
Esas medidas, sumadas al desarme de las tropas arequipeñas y el intento de embarcar las armas en el ferrocarril a Puno, terminaron de presentar a Montero como un traidor y enemigo de Arequipa. Sólo le quedaba huir de Arequipa y los arequipeños.
Todos los hechos previos a la entrada de las tropas chilenas a la ciudad de Arequipa, prueban a la saciedad, que los arequipeños querían luchar para impedirlo.
El ingreso pacífico de las tropas chilenas a Arequipa, se explica por los siguientes hechos: 1) No existía ningún mando militar en la ciudad, había escapado con Montero. 2) No había ningún plan de defensa. 3) La ciudad no contaba con el ejército peruano, que estaba en desbandada desde su retirada de las defensas de Moquegua; 4) La Guardia Nacional (arequipeños armados) estaba desorganizada y dedicada a localizar y perseguir al “traidor Montero”. 5) No se contaba con ninguna trinchera ni parapeto para la defensa de la ciudad. 6) No existían autoridades del Gobierno Provisorio, ni de la ciudad. El teniente alcalde Diego Butrón había sido victimado y el alcalde Armando de la Fuente estaba perseguido por colaborar con Montero. 7) La Guardia Urbana encomendada a unos ciudadanos en el último cabildo abierto, no se había logrado organizar. 8) La última consigna de los encargados de esa guardia y del mismo cabildo fue la de armarse y parapetarse en sus casas y propiedades, para defenderlas de las tropas invasoras. 9) El cuerpo consular (extranjeros) a pedido de los representantes municipales firmó una acta por la que “ponían la ciudad a disposición” de los mandos chileno que debían ceñirse a los “principios del derecho de gentes”. 10) Desde el mediodía del 29 de octubre, se había hecho público el telegrama que informaba de la finalización de la guerra y recién en la noche los chilenos entraron a la ciudad. 11) Las tropas chilenas no podían disparar en cumplimiento del acuerdo de paz, sólo esperaban provocaciones para ejercer la defensa propia. 12) Los arequipeños armados y parapetados defendiendo sus casas y propiedades, no dispararon a las tropas chilenas para no provocarlas porque la guerra había terminado. Sólo reaccionaron a sus abusos, como en Quequeña y Cayma.
Con la toma de Arequipa, sin lucha, no hubo ninguna consecuencia que lamentar, sólo se evitó la pérdida de vidas humanas. Pero con la destrucción (autodestrucción) del Gobierno Provisorio de Montero, las consecuencias fueron catastróficas porque se suspendió la resistencia en la Sierra y quedó aceptado en la práctica el Tratado de Ancón. Con la mutilación territorial y de las poblaciones de Tarapacá, Arica y temporal de Tacna.
Con el Tratado de Ancón y la Asamblea Constituyente de 1884, que lo ratificó, se consumó la traición de Lima, que sin ninguna protesta, ni un solo tiro, cedió parte de la heredad del Perú, para lograr con el retiro de las tropas invasoras, volver a su privilegiado centralismo capitalino.
Arequipa, cuando las tropas invasoras se fueron, denunció y rechazó la traición de Lima… Derrocó en noviembre de 1885 al gobierno limeño (criollo oligárquico) entreguista de Miguel Iglesias, proclamó a Andrés Avelino Cáceres como presidente de la república y desconoció el Tratado de Ancón.
En la guerra con Chile, entonces ¿Quién traicionó al Perú, Arequipa o Lima?
Nos inventaron la “historia negra de Arequipa en la guerra con Chile”. Y ahora, después de levantar fácilmente los cargos con la verdad histórica, les devolvemos, la “historia amarilla (por traidora) de Lima en la guerra con Chile”.
A ver si la pueden desmentir.
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