Desde el día de la derrota electoral de Hillary Clinton en Estados Unidos, varios oficiales yihadistas han sido asesinados, no sólo en el este de Alepo sino también en Idlib y en Raqqa, así como en Irak.
No está claro por el momento si se trata de simples ajustes de cuentas entre facciones rivales o si la administración Obama está tratando de borrar las huellas de sus crímenes antes de la investidura de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos.
Desde 1978, Estados Unidos y Arabia Saudita han venido reclutando y organizando yihadistas, primeramente contra la Unión Soviética y ahora contra Rusia, en violación de la resolución 2625 y de la Carta de las Naciones Unidas.
Más de un millón de personas han muerto a manos de los yihadistas durante las guerras en Afganistán, Yugoslavia, Argelia, Chechenia, Irak, Libia y Siria.
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