Cualquier historiador futuro, para motejar o encuadrar el rarísimo fenómeno de “adelanto” de Odebrecht al Estado peruano de S/ 30 millones, nadie sabe por causa de qué o para qué o con qué compromisos, podrá decir con criolla expresión: ¡Meten DEDO a justicia!
Remitámonos a una voz autorizada tanto jurídica como penal, cuanto que moral e intelectual, afirma el doctor Guillermo Olivera Díaz, en Facebook, lo siguiente:
“El autor de los heterogéneos y gravísimos delitos tiene un nombre propio: MARCELO ODEBRECHT, convicto y confeso, por eso en cárcel y condenado a 19 años de pena. No es su padre, Emilio; ni su abuelo, Norberto, los 3 brasileños.
En esa virtud, él, Marcelo Odebrecht, como autor mediato, material o coautor, es candidato a COLABORADOR eficaz, delator premiado en Brasil, y no una filial peruana de su empresa carioca. Sin embargo, una fiscalía peruana ha cerrado un acuerdo preliminar con otra persona, un señor Barata, quien acaba de declarar que no sabe nada, que es menos que segundón y carece de poderes para obligar al capitoste de la organización criminal internacional, fundada también para delinquir.
Lean las normas sobre la colaboración eficaz del Código Procesal Penal para constatar que una filial de empresa extranjera no tiene vela en el entierro del agazapado colaborador (persona natural, que delinque tozudamente). Empero, para la fiscalía peruana, Sí".”
Entonces, ¿por causa de qué la Fiscalía no abrió proceso contra Marcelo Odebrecht? Recuérdese que este personaje ha confesado crímenes ante la justicia de su país y también ante la de Estados Unidos, él en singular, con nombre y apellido. Barata es de tercera línea y alega que no sabe nada y simplemente no puede asumir ni lo de Odebrecht empresa, pero TAMPOCO lo de Marcelo, principal figura de este latrocinio sísmico.
¿Se está disfrazando o tapando algo, es decir, arreglando bártulos para que el circo parezca emocionante y de alta vibración, pero para que las fieras nacionales arreglen sus sinfonías impunes y persistan presentándose a elecciones, aspirando a presidencias hechizas y convirtiendo la defensa pública en burla de generación en generación?
Cabe, también, otra posibilidad: que el Fiscal haya actuado con excesiva buena fe y sea la sorpresa la que lo tenga engrilletado en la muy torpe acción de recibir dinero sin propósito confeso o claro para todo el Perú. No obstante, un hombre de la experiencia del titular de la Fiscalía, Pablo Sánchez, no puede permitirse semejantes dislates. Para eso hay asesores rentados y capacitados para evitar bufonadas como la que todo el país contempla azorado. ¿O no es así?
En Perú decía, refiriéndose al color de la piel, Ricardo Palma, el que no tiene de Inga tiene de Mandinga. Actualizando la tradición, aquí muchos, cientos o miles, abrevaron y engordaron faltriqueras con Odebrecht. De capitán a paje, de simple secretario y titular de juzgado, de legislador a burócrata, de secretario general a militante disciplinado, de presidente del país al último empleado del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, la universalidad del crimen produce arcadas y vómitos.
Mientras que no se tomen medidas rápidas y sólidas como enérgicas contra Odebrecht, antes que se lleven o desaparezcan hasta los últimos documentos, el asunto no pasará de un sainete y un montaje del absurdo. ¿Se acuerdan cuando Fujimori decía, desde una camioneta, perseguir a Montesinos? ¡Igual de tragicómico el asunto!
¡Felices algunos que ya empiezan a sentirse más “tranquilos” y no verán en problemas sus pingues propiedades inmobiliarias! ¡Otros cuya mesada consiste en el buen comportamiento con los casos judiciales! Los de más allá y que estuvieron en la presidencia y sus cómplices, happy porque en Perú se ajusticia a los más bobos y confiados. Los gángsteres de alto vuelo no se inquietan o inmutan, los castillos de inmundicia de tinterillos han producido una nación donde se aplica el dedo brota el pus.
Tal decía y con subrayada razón en nuestros días, Manuel González Prada.
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