«Espero que tengas: suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes pruebas para hacerte fuerte, suficiente dolor para hacerte humano y suficiente esperanza para ser feliz.»
Madre Teresa de Calcuta.
Dijo que me amaba y sin embargo me ha dejado paralítica en este hospital, no se dignó a nada más que a humillarme y a destruir mi vida. Palabras tan duras que una mujer llena de heridas en el alma, me confesó.
Y yo sé de qué habla esta dama, porque he vivido la violencia en todas sus formas y tamaños, en todos sus colores y matices, con todas sus miserias y poderes, con todos sus infiernos e indolencias más recalcitrantes.
En los últimos trece años, desde que aterricé fríamente y supe que no debía maquillar más la realidad, entendí que a la bacteria de horror de maltrato físico y psicológico hay que atacarlo, darle dura pelea y decidir que de manera insoslayable debemos eliminarla de nuestra vida sin dejar rastro alguno.
¿Quién ha dicho que la violencia machista está en vías de extinción?, hoy en día sigue pudriendo las ilusiones de miles de mujeres en el mundo, pero en escenarios degradantes y decadentes como los que vivimos. Resulta alentador ver como Ameerah Al_Taweel, la princesa que da mensajes de esperanza va calando cada vez de manera madura y responsable, en otras mujeres que sin darse cuenta son ellas mismas las que se permiten vivir en espirales de letrina.
Importante mencionar algunos ejemplos que nos parecen normales, morales y hasta éticos pero que en el fondo tienen una profunda raíz de violencia que va rompiendo la autoestima de las mujeres.
Frases elitistas y hasta racistas como los mencionados, según la ex Miss Universo Alicia Machado quien ha sido lo suficientemente valiente al contar que tal vez ella era un poco latina, sin billetera pujante, no tan alta, no tan culta, no tan blanca, no tan delgada, no tan bella y ser comparada con una empleada del hogar de manera despectiva como si eso fuera malo u ofensivo, por el muy blanco, acaudalado, genio, ganador, brillante, mitad europeo y mitad yanqui, Donald Trump.
Un factor decisivo en minar a una fémina, de manera muy indirecta y hasta diplomática, es preguntar cuando pasas de los 30, ¿y cuándo vas a casarte?, y si ya estás casada, ¿y cuándo vas a tener hijos?, y si tu esposo no te da manutención económica al cien por ciento, ¿y no te da vergüenza aceptar que tú debes aportar en tu hogar, si son los hombres los que tienen el deber de dar todo para su familia? Frases como esas tan inocentes y ligeras en el fondo, esconden bombas para herir solapadamente.
Lo más drástico que he podido ver en estos tiempos violentos de machismo, es cómo en Africa las mujeres son salvajemente mutiladas en sus órganos sexuales, con la ablación del clítoris, conocida como circuncisión femenina para no sentir placer y convertirse en frígidas a la fuerza y qué decir de los matrimonios infantiles, donde son los familiares que por un puñado de monedas y billetes entregan a sus hijas privándolas de tener una vida digna y el derecho fundamental a estudiar, trabajar y desarrollarse en el ámbito profesional.
Las estadísticas no han podido revertirse. En lo que va del año, según los medios de comunicación, en España van 13 asesinatos de hombres a sus parejas, los motivos casi siempre los mismos, los celos o la infidelidad del cónyuge descubierto. Y en Perú en el 2016 se registraron 172 casos de feminicidio. Es para decir que si no lo veo no lo creo, porque de fuentes de testigos de oídos afirman que las cifran reales son mayores.
En lenguaje coloquial los juristas no son bomberos sino jueces y para no tener escasa pericia, es importante considerar, hacer cambios para lograr procesos con celeridad y poder obtener justicia para las víctimas.
En mi experiencia, tuve que esperar 5 tediosos años para ver la luz de la justicia, y después de la victoria y el triunfo vino la persecución intensiva y sin piedad, de otros largos años de lucha porque el agresor se convirtió, de la noche a la mañana en una supuesta víctima, al denunciarme por asociación ilícita para delinquir y falsedad genérica, cuando en teoría eso no debió ocurrir jamás, porque se demostró, ante más de catorce magistrados de juzgados penales, hasta de la Corte Suprema, su autoría delictiva.
Con mucha humildad debo reconocer que siempre se hizo justicia en mi caso en particular, puesto que después de tal calumnia y perjurio demostré mi inocencia, aunque pasé por un filtro implacable de maltrato sicológico para, nuevamente, confirmar que lo único que hice fue no quedarme callada y denunciar y ese acto conllevó a resistir graves episodios de burla, venganza, odio, bullying virtual y periodístico y por supuesto lágrimas.
En Lima, se debate asignar juzgados especializados en contra de la violencia de género, pero deben ir acompañadas de la creación de fiscalías para la prevención del delito, no podemos esperar a que sigan apareciendo más mujeres asesinadas sin hacer absolutamente nada para reformar nuestro código penal en lesiones leves y graves, y para mejorar nuestra jurisprudencia con más sentencias emblemáticas.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter