¿Pueden haber lazos filiales entre corrupción y soberanía? O, mejor dicho, con la violación de la misma, porque implica que se han cedido derechos nacionales que pertenecen a la Patria. La pregunta es simple ¿a cambio de qué o fue por pura estupidez burocrática y aislada de otros hechos monstruosos?
Cuando el 2011, vía el abominable Memorándum de Entendimiento, alentado por la resolución ministerial que firma Enrique Cornejo Ramírez, en el gobierno de Alan García Pérez y con el silencio inexplicable del canciller José Antonio García Belaunde y su vice, Gonzalo Gutiérrez Reinel, y se obsequia indebidamente segmentos de quinta libertad a Lan para que haga su fiesta económica de compilar ganancias sin dejar ¡un chico partido por la mitad, en Perú!, no sólo es corrupción (rentabilidad a costa del Perú), sino violación constitucional.
Las construcciones de Odebrecht comenzadas a un precio y terminadas a 3, 5 o más veces su valor real, y para ello el departamento de estructuras o un adefesio similar y la institucionalización de las coimas, no forman parte distante o divorciada del atropello de Lan que se aprovechó del Memorándum 2011. ¡De ninguna manera! Son estaciones del mismo fenómeno de la corrupción porque en ambos casos se horadan derechos peruanos y con el propósito, hoy archiconocido, de enriquecer a empresas foráneas y a sus cómplices nativos.
Las malas firmas, las corruptas, en todas partes, compran a los candidatos más fuertes y los caminos son múltiples, oscuros, con y sin agendas, con y sin bancos, con y sin pretextos. La feria de corrupción no para mientes, para sus propósitos, en el color, tamaño, grado civil o militar, funcionario o no del Estado, para la comisión de sus delitos. ¿No estamos viendo cómo hoy niegan lo evidente los sospechosos que antes fueron los que ofrecían la diferencia con “honestidad”? ¡Pamplinas!
Los cielos, la soberanía aérea forma parte indisoluble de la geografía del Perú. Cederla o venderla o alquilarla, bajo la mesa, subrepticia y traidoramente, es parte también de la corrupción y sus protagonistas merecen el fusilamiento. Así de simple.
Por tanto, pretender disociar o divorciar al Memorándum del 2011, de Odebrecht y el caso Lava Jato, es una imprudencia sospechosa, en el peor de los casos, una miopía criminal, tozuda y privilegio de brutos. ¡Son partes conformantes, variaciones, de una misma sinfonía pestífera!
¿No estamos viendo, acaso, que los socios de la corrupta Odebrecht, la firma Graña y Montero, ya tiene bajas en sus acciones en algo más de 35%? Hoy martes, arde Troya, porque hay socios no están nada felices y lo que se viene es el Unlisting (salida de la bolsa) en Nueva York y eso equivale a un acta de defunción, sin pena ni gloria y mucha suciedad y codicia. Los de GyM son tan patanes que insultan al pueblo peruano, pretendiendo pasar por bobos que no se dieron cuenta qué clase de empresa era Odebrecht. Reza el dicho: ¡a otro perro con ese hueso!
¿Nos asombra que se quiera limpiar a los ex presidentes? Sigan las noticias y en Chile un ex canciller dice que Sebastián Piñera es un santo varón. Pero la empresa de su propiedad, Lan, fue la beneficiaria directa y millonaria de todos los privilegios que mal se concedieron el 2007 y el 2011. ¿O no fue así?
¿Por causa de qué la corrupción y sus heraldos, Barata verbi gracia, culpan a algunos y exculpan o no mencionan a otros? La sutileza geopolítica de preservar a algún candidato bajo la manga, no es arte ajeno a los brasileros. Total, si compraron uno o dos presidentes, alguna vez, los tienen para siempre, porque a esos les encanta y estupidiza el dinero. Leamos cuidadosamente la nómina y no es ajeno Barata, tampoco, al designio corruptor al que ha pertenecido por más de dos décadas.
Pagar una coima de 2 ó 3%, genera un incremento de costos del 30% o más y entonces se democratiza el robo porque “todos cobran, de capitán a paje”. Y los generales en jefe, en sus Palacios, gozan de cuentas cifradas y seguros de vida por si las moscas.
Business goes as usual. Y una vez que se acabe con los más idiotas manchados o presos, quedarán los de la reserva movilizable, los que supieron guardar papeles y garantías para no ser “parte” de lo único que siempre han sabido hacer: estafar al Perú.
La mirada completa, the whole picture, abarca desde la violación de nuestros cielos y la rentabilidad delictuosa vía el Memorándum del 2011, pasando por Odebrecht y el caso Lava Jato. Caimanes del mismo pozo que llamaba el venezolano Hugo Chávez.
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