Un total de 61 efectivos mexicanos –de cuatro dependencias federales de seguridad– se encuentran en Estados Unidos realizando labores de “colaboración” con las autoridades de ese país. Se trata de elementos de la Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y la Secretaría de Gobernación (Segob).
La información está contenida en dos oficios de la Secretaría de Relaciones Exteriores que obtuvimos por medio de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública: el UDT-3742/2017 y el UDT-3743/2017.
Cabe señalar que se trata de elementos mexicanos que realizan trabajos relacionados con la seguridad. No se incluyen, por supuesto, a los del servicio diplomático con responsabilidades políticas o económicas. Tampoco a quienes se encuentran en ese país por motivos de entrenamiento o capacitación.
No sabemos cuántos, de los 61 efectivos mexicanos en Estados Unidos, pertenecen a la PGR, cuántos a las Fuerzas Armadas (Sedena: Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos; y Semar: Armada de México) y cuántos a la Segob. De esta última dependencia, no se especifica qué oficinas o agencias enviaron efectivos. Podrían ser el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Comisión Nacional de Seguridad, la Policía Federal y el Instituto Nacional de Migración.
Bienvenida la transparencia y la entrega de información. Lo que no queda claro es por qué la Secretaría de Relaciones Exteriores no aplicó el mismo criterio para informar del número de agentes estadunidenses en territorio mexicano.
En entregas pasadas hemos documentado que efectivos de 13 agencias estadunidenses se encuentran en México “colaborando” en materia de seguridad con las autoridades mexicanas. Son efectivos que provienen de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, siempre por sus siglas en inglés); el Servicio Secreto; la Agencia antidrogas (DEA); la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE); la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), y otras ocho dependencias de las áreas de seguridad del gobierno de Estados Unidos.
La semana pasada consignamos la negativa tanto de la Secretaría de Relaciones Exteriores como del propio Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (Inai) para dar a conocer el número de agentes estadunidenses en territorio mexicano. Para ello construyeron auténticos malabares discursivos que “justifican” el ocultamiento de un dato, una estadística.
Invocaron el fantasma de la “seguridad nacional” (cómo podría faltar este “argumento”), la seguridad de los agentes y la “buena relación” que México cultiva con su vecino del Norte.
La Secretaría de Relaciones Exteriores y el Inai concluyeron que, en suma, los mexicanos no tienen derecho a saber el número de tropas y agentes extranjeros en México. Todo porque, de revelar ese dato, una hecatombe caería sobre el país.
¿Y cómo fue que la Secretaría de Relaciones Exteriores no concluyó lo mismo con respecto del número de efectivos mexicanos en Estados Unidos? Precisamente que informen el número de mexicanos en el país del Norte pero que nieguen el de los estadunidenses aquí, muestra la incoherencia de criterios. Y queda claro que el dato solicitado sobre los estadunidenses que “colaboran” con las autoridades de este país en territorio mexicano en nada afecta la seguridad nacional, no se pone en riesgo operativo alguno ni tienen por qué verse afectadas las relaciones entre México y Estados Unidos.
El ocultamiento de tal información en realidad responde a criterios políticos. No podremos saber los mexicanos si esos 61 elementos mexicanos en Estados Unidos se corresponden con los estadunidenses en México. Probablemente no sea así y los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto hayan autorizado la entrada masiva de tropas y agentes de Estados Unidos so pretexto de la “guerra” contra el narcotráfico.
Volviendo al dato de los 61 efectivos mexicanos en la Unión Americana, ¿también van a combatir al narcotráfico en esa nación? ¿O tienen otras preocupaciones además de la delincuencia organizada? Ojalá pudieran averiguar algo sobre el trasiego ilegal de armas que llegan a cárteles del narcotráfico, pero también a grupos paramilitares que han asolado a comunidades enteras de entidades como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chihuahua y Sinaloa.
Fragmentos
Iniciamos una semana con fechas que –más allá de actos oficiales, discursos y rituales políticos decadentes– no podemos dejar pasar. De hecho, hay que arrebatar esas fechas a los oportunistas que se cuelgan de la memoria de hechos y personajes que probablemente ni conocen (¿qué tiene que ver, por ejemplo, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, con el general Francisco Villa? Ahí vimos al precandidato entrando a Parral a caballo dizque como entró el Centauro del Norte)… Hoy estamos conmemorando 117 años de la primera edición del periódico Regeneración, de los hermanos Flores Magón. Sabemos del papel que desempeñó para denunciar las condiciones de los trabajadores bajo la dictadura de Díaz e, incluso, para organizar la Revolución luego de la publicación de un documento fundamental: El Programa del Partido Liberal. También, de su heroica defensa de las libertades de expresión y de prensa. Pero poco se ha dicho del antecedente que estableció para el periodismo de investigación, adelantándose a los muckrakers de Estados Unidos. Vio la luz el martes 7 de agosto de 1900. Los lectores encontraron un periódico que estableció en su editorial: “[…] señalar, denunciar todos aquellos actos de los funcionarios judiciales que no se acomoden a los preceptos de la ley escrita, para que la vergüenza pública haga con ellos la justicia que se merecen”. Para el número 5, del 7 de septiembre de ese año, en un editorial titulado “Prensa y poder”, con una vigencia que conmueve, señaló: “El periodismo es una labor como la labor del médico, como la tarea del Abogado. Cuando esa labor se hace objeto de persecuciones injustificadas, se transforma en misión, y siempre será muy peligroso para el Gobierno hacer de una sencilla manifestación de la actividad, un fanatismo, destructor como todos los fanatismos, precursor quizá de una revolución violenta que es necesario y urgente evitar”… La otra efeméride es la del nacimiento del jefe del Sur, Emiliano Zapata, un 8 de agosto, en este caso, de 1879. “La tierra es de quien la trabaja”, frase que sigue animando las luchas campesinas y obreras de nuestros días… Y el domingo 13 se cumplirán 496 años de la derrota de la resistencia mexica frente a las Fuerzas de la Corona Española. Desde 1521, los pueblos indígenas siguen reclamando su lugar en la nación.
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