Fuerzas del gobierno sirio ocuparon, el 12 de marzo de 2018, un laboratorio clandestino de armas químicas en la localidad de Aftris, controlada hasta ese día por los «rebeldes moderados», en la Ghouta Oriental, parte del cinturón verde de la capital siria.
Un segundo laboratorio, igualmente destinado a la elaboración de armas químicas, fue descubierto al día siguiente –13 de marzo– en la localidad de Chifonya, también en la Ghouta Oriental.
La Ghouta Oriental había sido declarada zona de desescalada sin que nadie lograra nunca distinguir la diferencia entre los yihadistas extranjeros y los supuestos «rebeldes moderados sirios».
En definitiva, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a todas las partes a respetar 30 días de cese de hostilidades mientras que el ejército sirio y sus aliados rusos e iraníes proseguían sus operaciones contra los grupos terroristas, que siempre han estado excluidos –también por decisión del Consejo de Seguridad– de todo alto al fuego.
Aún después del llamado al cese de hostilidades emitido por el Consejo de Seguridad de la ONU, nunca cesaron los disparos de proyectiles de mortero y de cohetes contra la capital siria. Desde que se adoptó la Resolución 2401 del Consejo de Seguridad, un promedio de 35 proyectiles de diferentes tipos y calibres han estado cayendo diariamente sobre Damasco, provocando numerosos muertos y heridos entre la población civil.
En 2012, la República Árabe Siria denunció varios ataques químicos perpetrados por los yihadistas y recurrió a la ONU. En diciembre de 2012, los «rebeldes moderados» del «Ejército Sirio Libre» publicaron un video donde mostraban uno de sus laboratorios de armas químicas [1] y anunciaban que utilizarían gases venenosos para eliminar a todos los alauitas.
En aquel momento, la Red Voltaire incluyó en su cuenta de YouTube aquel video, del cual procede la foto que ilustra esta información, pero YouTube procedió a retirarlo.
Posteriormente, la policía turca interceptó y confiscó en suelo turco cierta cantidad de armas químicas que los yihadistas trataban de introducir en Siria. Los policías turcos que realizaron aquella operación están hoy en la cárcel, acusados de conspirar contra el Estado turco.
Pese a todo lo anterior, las potencias occidentales atribuyeron rápidamente al gobierno sirio el uso de armas químicas en 2013. Siria firmó entonces la Convención internacional que prohíbe ese tipo de armas y, posteriormente, Estados Unidos y Rusia se encargaron de supervisar la recolección y destrucción de todo el arsenal químico de la República Árabe Siria.
Sin embargo, las potencias occidentales nunca han cesado sus acusaciones contra Siria... sin aportar pruebas fehacientes.
[1] «Los Contras sirios presentan su laboratorio de armas químicas», Red Voltaire, 6 de diciembre de 2012.
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