El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia expresa una protesta categórica en relación con la burda violación de las normas de navegación pacífica por las aguas territoriales de Rusia en el mar Negro, cometida el pasado 25 de noviembre de 2018 por los buques de la Marina de Guerra de Ucrania. La parte rusa exigió convocar urgentemente una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la coyuntura actual.
Rusia advirtió en reiteradas ocasiones al régimen de Kiev y sus patrocinadores occidentales sobre el peligro de instigar artificialmente la histeria en torno al mar de Azov y el estrecho de Kerch. Es evidente una provocación bien organizada que se planeó llevar a cabo en un lugar y una forma determinada con el fin de atizar un nuevo foco de tensión en esta región y crear condiciones para reforzar las sanciones contra Rusia. A juzgar por todo, el incidente buscó asimismo desviar la atención de los problemas políticos internos de Ucrania. Lo confirma la intención de Kiev de declarar el estado de guerra en el país, lo que parece repugnante en vista de los comicios presidenciales programados para la primavera de 2019.
Estamos indignados por un nuevo ataque de los radicales ucranianos a las representaciones diplomáticas rusas, por el daño causado a las mismas. Exigimos que Kiev lleve ante la justicia a los responsables y garantice la inmunidad incondicional de la Embajada y de los Consulados Generales de Rusia en Ucrania, de conformidad con las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961.
Quisiéramos advertir a la parte ucraniana que el rumbo que ha adoptado Kiev, en coordinación con Estados Unidos y la Unión Europea, dirigido a provocar el conflicto con Rusia en las aguas del mar de Azov y el mar Negro, puede tener graves consecuencias. Rusia reprimirá severamente cualquier atentado contra su soberanía y seguridad.
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