Preparándose para salir del Tratado INF, el Pentágono inició hace 4 meses la concepción de nuevos misiles del tipo crucero, hasta ahora prohibidos. Por supuesto, Rusia ha hecho lo mismo, utilizando incluso la última tecnología estadounidense, obtenida en el teatro de operaciones sirio.
En septiembre de 2018, cuando Estados Unidos ya parecía haber tomado la decisión de salir del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, siglas en inglés), el Pentágono envió a Lockheed Martin un contrato para la concepción de una versión del misil crucero AGM-158 cuyo radio de acción se extendería a 1 900 kilómetros. Se prevé que ese artefacto pesará 2 300 kilogramos, que será un misil terrestre y que estará listo en 2023.
El misil crucero estadounidense AGM-158B JASSM-ER (Joint Air-to-Surface Standoff Missile-Extended Range) se lanza desde aviones, su radio de acción es de 925 kilómetros y resulta muy difícil de detectar por los sistemas de radar. Después del ataque estadounidense realizado contra Siria el 13 de abril de 2018, el Ejército Árabe Sirio encontró 2 misiles estadounidenses AGM-158B que no habían estallado. El 18 de abril, ambos artefactos eran enviados a Rusia para ser analizados.
El ministro ruso de Defensa, general Serguei Shoigu, ha propuesto al presidente Vladimir Putin 2 medidas de aplicación inmediata en respuesta a la salida de Estados Unidos del Tratado INF.
La primera de esas medidas tiene que ver con la creación de una versión terrestre del dispositivo de lanzamiento ya existente en los navíos rusos armados con misiles crucero Kalibr. Los más de 200 misiles Kalibr utilizados en Siria resultaron ser fiables y extremadamente precisos. El presidente Vladimir Putin llamó la atención sobre el hecho que la Federación Rusa no hará de esos misiles armas “del primer golpe” sino que actuaría en respuesta a las iniciativas estadounidenses.
El misil ruso Kalibr tiene un alcance que fluctúa entre 1 500 y 2 500 kilómetros, está dotado de un equipamiento de navegación pasiva (inercia y posicionamiento geográfica vía satélite gracias al sistema Glonass [1]) y dispone además de captores para la localización óptica de los blancos, lo cual reduce la posibilidad de que el enemigo logre detectar el misil gracias a la captura de las emisiones electromagnéticas.
Para convertirse en un poderoso vector de disuasión nuclear, la versión terrestre del misil crucero Kalibr tendrá que ser modificada para que el eco que produce ante las señales de radar sea mucho más débil, o sea para que sólo pueda ser detectado a distancias muy pequeñas o para que no sea detectado de ninguna manera. Eso puede lograrse mediante la reconfiguración informatizada de la forma del misil, o reemplazando paneles del revestimiento metálico del misil por materiales capaces de absorber las ondas de los radares.
O sea, como el misil estadounidense AGM-158B.
[1] El sistema ruso Glonass es el equivalente del GPS estadounidense. Nota de la Red Voltaire.
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