Una gran ofensiva, articulada por los grandes medios de comunicación, el Congreso y el Gobierno, es la respuesta a la negativa del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de entregar los dineros de los afiliados para la compra de bonos del Estado que ordenó el Fondo Monetario Internacional.
Inmediatamente se aprovechó la movilización por las justas demandas de los jubilados, para articular una gran ofensiva, con la pretensión de deshacerse del principal obstáculo para las exigencias del FMI y el gobierno: el Consejo Directivo del IESS.
Son públicas las presiones y amenazas que recibió Bruno Frixone, representante de las Cámaras de la Producción, por parte del Gobierno.
Al mismo tiempo, algunos ex-funcionarios del gobierno de Lucio Gutiérrez, frustrados en sus apetitos burocráticos, junto a algunos dirigentes de organizaciones que no fueron favorecidos para representar a los afiliados, han planteado la salida del Dr. Ricardo Ramírez, con el claro propósito de tomar su puesto.
Fausto Solórzano, representante del Ejecutivo, es otra historia: se puso la soga al cuello cuando en una concentración de respaldo al Gobierno, hizo unas torpes declaraciones planteando de disolución del Congreso.
En el Congreso se agitan discursos con la característica demagogia de la etapa pre electoral, en los que se mezclan denuncias sensacionalistas, aparentemente sin bases ni pruebas contra los directivos del Seguro Social, sobre todo por parte del diputado de la Izquierda Democrática, Carlos González. Diputado que hoy enfrenta una pérdida de credibilidad por las revelaciones hechas acerca de que sus denuncias sobre la importación de afiches habrían sido falsas, y montadas deliberadamente. No se ha hecho esperar la procacidad y la diatriba de algunos legisladores, entre las que destaca la diputada socialcristiana Rocío Jaramillo, con el afán de ganar alguna notoriedad.
No hay que olvidar que durante los gobiernos de la Izquierda Democrática y del Partido Socialcristiano es donde más se saqueó al IESS -es ahí donde se lo descapitalizó, por obligaciones no pagadas y por préstamos orientados a cubrir problemas fiscales-; y, el gobierno del PRE, en tan solo seis meses, se llevó la mitad de lo que lo pudo hacer la ID.
Durante este período, varios dirigentes del FUT fueron vocales en representación de los trabajadores, algunos de los cuales hoy cuestionan a Ramírez y buscan remplazarlo.
Así las cosas, entre abrazos de algunos personajes de la televisión con los jubilados, combinados con amañados sondeos para ampliar el escándalo de denuncias sin fundamento, se pretende desviar la atención del verdadero origen de la situación de los jubilados y de la situación del IESS: la enorme deuda que mantiene el Estado, deuda que el Gobierno no tiene ninguna intención de pagar, y más bien busca, como sus antecesores, usar los dineros de los afiliados para resolver los problemas de déficit, surgidos por privilegiar el pago de la deuda externa, condición exigida por el FMI. A eso se debe la negativa del Ministro de Economía a elevar las pensiones resueltas por el Consejo Directivo.
Tiene que ver también con los apetitos de sectores financieros internos y externos de levantarse la plata de los afiliados, privatizando la seguridad social y rompiendo los principios de solidaridad, universalidad y obligatoriedad, que han sido defendidos por los trabajadores y el pueblo en las consultas y en la lucha. Por ello, los afiliados, como dueños del IESS, deben retomar la defensa de su institución, que pretende ser destruida con este nuevo embate.
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