Oscar Cañas Fajardo, asesor de la USO, sindicato petrolero de Colombia, advierte sobre la presencia de "marines", y equipo de guerra, a pocos kilómetros de la frontera con nuestro país. Y acusa a la transnacional Occidental de Colombia Inc. de promover un conflicto laboral a toda costa con el objetivo de reducir la nómina de sindicalizados.
De Caño Limón no sólo aflora petróleo, también serios problemas laborales y hasta geopolíticos. Oscar Cañas Fajardo, técnico en relaciones industriales en industria petrolera y asesor de la Unión Sindical Obrera, advierte que en la región del Arauca colombiano se está creando aceleradamente un aparato militar con el pretexto de combatir las voladuras a las que ha sido sometido en el tiempo el oleoducto por el que es transportado el crudo procedente de Caño Limón.
Cañas asegura además que en ese campo hay marines -uniformados- del ejército de Estados Unidos, y equipo de guerra, a pocos kilómetros de la frontera con nuestro país. Y acusa a la transnacional Occidental de Colombia Inc. de promover un conflicto laboral a toda costa con el objetivo de reducir la nómina de sindicalizados.
"Occidental de Colombia tiene la intención de aplicar el mismo modelo que hace poco ejecutó Ecopetrol, es decir, promover un conflicto artificial con sus trabajadores con la intención de despedir a aquellos que están afiliados al sindicato".
Comenta Cañas que USO introdujo ante la Occidental un pliego de peticiones que, más que ser un proyecto de contratación colectiva, es "un listado de beneficios sociales que representa menos 0,8 por ciento de sus ganancias. Y en realidad a esa compañía no le interesa discutir esos temas. Su intención es ir más allá".
La explotación comercial de Caño Limón dio inicio en 1983. Pero la explotación de los hidrocarburos comenzó en el vecino país en 1905, una vez que el Estado colombiano entregó la concesión de Mares en Barranca Bermeja. En 1916 llegó la primera multinacional: la Tropical Oil Company. En 1923 nació la USO y en 1924 estalló la primera huelga petrolera. Sin embargo, esta organización obrera tuvo que esperar 10 años más para ser reconocida de manera oficial.
En Caño Limón se aprovechan 264 pozos petroleros y se producen aproximadamente 98 mil barriles diarios de crudo. A partir de cada uno de estos de elaboran 21 galones de gasolina, galones de fuel oil, 4 de keroseno y combustibles para motores de reacción, 2 de asfalto, 1 de derivados para la industria petroquímica y 1 de lubricante.
En ese campo participaban hasta hace poco y, enmarcados en un contrato llamado Cravo Norte, la Occidental de Colombia y Ecopetrol bajo el siguiente esquema de asociación: 40% para la empresa estadounidense, 40% para la estatal colombiana y 20% para el Estado, participación que se hacía efectiva por intermedio del pago de regalías, concepto que a su vez era distribuido de esta manera: 47% para el Departamento; 32% para el Fondo Nacional de Regalías; 12% para el Municipio y 8% para el Municipio portuario, el terminal de donde sale la producción.
Pero ese contrato, cuya vigencia vencía en el 2008, por lo que tanto el campo como la infraestructura revertía a la nación colombiana, fue modificado el año pasado gracias a la firma de un nuevo acuerdo denominado Chipirol.
"Y en este contrato no sólo se modificó la estructura accionaria de la sociedad. Ahora occidental posee 70% de la propiedad y Colombia el restante 30%. Lo peor es que el yacimiento fue entregado a perpetuidad. Pero además, tras una negociación llevada a cabo por la Agencia Nacional de Hidrocarburos, el pago de la regalía petrolera se redujo de 20% a apenas 8%, es decir, que estamos recorriendo un camino totalmente opuesto al que ahora transita Venezuela a partir del incremento de la regalía de 1 por ciento a 16,2/3 por ciento".
Campo petrolero, base militar
Cañas reitera sus advertencias: "en caño Limón se está conformando un aparato militar. Y para ello se utiliza la excusa de las constantes voladuras que ha sufrido el oleoducto. Pero lo que no se dice es que estos atentados casi siempre suceden en una misma área y que al parecer en esos casos lo que hay es un negocio".
Además -comenta- tenemos información de que el gobierno estadounidense inyectó 92 millones de dólares al proyecto petrolero de Caño Limón, cantidad que no forma parte del Plan Colombia. Y frente a esto el Congreso Nacional no ha asumido posición alguna, todo lo contrario, ha guardado un profundo silencio al respecto.
De acuerdo con el asesor de la USO "el Departamento de Arauca es uno de los que actualmente cuenta con el mayor número de efectivos militares y policiales y en esa región en la que no se habían presentado casos graves en lo que respecta a la acción de los paramilitares ahora vemos como se está promoviendo su presencia en la zona. Y casualmente hace más o menos un par de meses fueron asesinados tres directivos de la Central Única de Trabajadores".
Dice Cañas que en Caño Limón no solamente se han construido pistas de aterrizaje para aviones militares, sino que en el mismo además hay tanques, artillería y aviones de reconocimiento, un fuerte contingente del ejército colombiano y un grupo de marines estadounidenses. "Y que garantiza que todo, como por ejemplo, los aviones de reconocimiento, no se estén utilizando en contra de Venezuela", se pregunta el entrevistado.
El proceso contra este país -señala- no lo van a hacer directamente los efectivos estadounidenses sino sus colaboradores bajo la figura del paramilitarismo, y tal vez por eso es que están convirtiendo las instalaciones de Caño Limón en una especie de fortín militar.
Asegura el vocero de la USO que la Occidental de Colombia se ha fijado la meta de eliminar la presencia sindical "porque no quiere que se haga pública la presencia de los marines en el campo petrolero".
No obstante, el conflicto la laboral luce inminente, pues el pasado 8 de octubre se votó la huelga hecho que de producirse sin duda trascenderá las fronteras pues podría convertirse en un elemento más de presión en un mercado petrolero dominado por la incertidumbre y los especuladores.
Cañas afirma que en Colombia las multinacionales del petróleo han impuesto su voluntad sin importar las leyes y, peor aún, manifiesta que los entes de control han sido cómplices del saqueo, o se han convertido en actores pasivos para justificar su autoría.
A propósito de la actuación de las petroleras en Colombia, y específicamente en zonas indígenas, voceros de la comunidad Uwas han expresado estas palabras: "Los riowa (blancos) que acumulan dinero no quieren aceptar la justicia del tiempo y de nuestros dioses. Y quieren sacarnos de los últimos pedazos de territorio que nos quedan. En todos estos territorios las compañías petroleras, aliadas con el Gobierno, se han convertido desde el principio del siglo pasado en los nuevos colonizadores. A cambio de nuestros territorios y de nuestras vidas nos ofrecen baratijas".
Publicado en Quantum N.39
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