El levantamiento zapatista del 1 de enero de 1994, en Chiapas, es sin duda, uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX mexicano. Fue antecedido por otros no menos trascendentes como la revolución mexicana de 1910-17, el gobierno cardenista (1934-40), las batallas obreras de 1958-59, el movimiento estudiantil de 1968, las guerrillas y las huelgas de los setenta y las movilizaciones postelectorales de 1988.
1. El levantamiento zapatista del 1 de enero de 1994, en Chiapas, es sin duda, uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX mexicano. Fue antecedido por otros no menos trascendentes como la revolución mexicana de 1910-17, el gobierno cardenista (1934-40), las batallas obreras de 1958-59, el movimiento estudiantil de 1968, las guerrillas y las huelgas de los setenta y las movilizaciones postelectorales de 1988. Unos más y otros menos, han sido hechos que han acelerado en corto tiempo la lenta marcha de la historia. Es difícil compararlos porque para ello interviene la irremediablemente la ideología, pero hay que decir que cada uno ha contribuido a los jalones históricos. Después de 1994 ha resurgido un débil movimiento social, aún disperso, que ha comenzado a reorganizarse en coordinadoras, promotoras o frentes.
2. La pregunta es: ¿Cómo organizar un gran movimiento social de los trabajadores del campo y la ciudad, que pudiera imponer a cualquier gobierno un programa que beneficie a los sectores mayoritarios, es decir, a los indígenas, campesinos, obreros, empleados, amas de casa y demás explotados y oprimidos? A esta pregunta se ha respondido de diferentes maneras. Una fuerte corriente de centro izquierda electoral, ligada en parte al PRD, no ve otro camino que la vía pacífica del voto para instalar en el gobierno a partidos democráticos dispuestos a realizar reformas institucionales. Otra vía es la de las organizaciones sindicales y pequeños partidos radicalizados que buscan las movilizaciones de masas para frenar las políticas antipopulares del gobierno, así como fortalecer la conciencia y la participación del pueblo hacia mayores niveles de lucha.
3. La tercera vía, en estos momentos, es la que encabeza Marcos, como dirigente del EZLN y de “La Otra Campaña”. Está recorriendo el país para conformar una corriente nacional de apoyo a sus planteamientos no electorales y, por tanto, alejados de la búsqueda de cargos en el gobierno. La realidad es que, contra la primera vía que está por las elecciones y por ocupar cargos públicos, la segunda y tercera vías coinciden en cierto radicalismo antigubernamental y antielectoral. Pero por otro lado, mientras los partidos electoreros dicen abiertamente que buscan el poder y actúan consecuentemente siguiendo la corrupción establecida, los dirigentes sindicales y la izquierda variopinta jalonean por aquí y por allí para establecer su hegemonía y, por otro lado la única voz y figura del zapatismo parece centralizar una organización alrededor de su causa.
4. Después de que el pueblo sufrió más de 70 años de opresión de gobiernos priístas y más de cinco años del gobierno panista de Fox, que dio continuidad al mismo programa y a la misma corrupción ya institucionalizada, un porcentaje importante de la población no quiere saber de partidos ni de políticos oficiales, pero un 50 por ciento de los electores continúa participando en los comicios. Se dilapidan miles de millones de pesos para legitimar la democracia formal que sólo sirve a las clases dominantes, pero la población muy poco se da cuenta de lo que sucede porque es víctima de los medios de información. A pesar de que personalmente nunca he votado ni participado en procesos electorales, es difícil decir que esta vía está totalmente cancelada. Al parecer debe ser analizada con profundidad para no cometer errores que podrían ser lamentables.
5. El movimiento obrero independiente se comenzó a desarrollar a partir de la implantación del neoliberalismo en 1982. Antes de ese año los gobiernos priístas, usando hábilmente el discurso del “nacionalismo revolucionario”, mantuvieron a obreros, campesinos y sectores populares bajo el control corporativo del partido oficial. A pesar de ello no dejaron de estar presentes algunos núcleos que desde entonces luchaban por la democracia y la independencia sindicales. Hoy están presentes los electricistas del SME, de los trabajadores del IMSS, de los telefonistas, de profesores de la CNTE, de trabajadores y estudiantes universitarios, así como de otros organismos pobres y oprimidos dispuestos a lucha de manera independiente. Las medidas cada vez más reaccionarias del gobierno Fox-panistas, reorganizaron a la oposición
6. Ante los jaloneos entre organizaciones de trabajadores y liderazgos políticos que impiden o dificultan consolidar esa segunda vía, el Sub Marcos, aprovechando su prestigio y enorme poder de convocatoria, avanza hacia la formación de una organización nacional que al parecer hegemonizará el EZLN. No se vislumbra en ésta un alto nivel de análisis o discusión porque la única voz que suena con mucha fuerza es la del dirigente; sin embargo habrá que esperar un poco más para comprender claramente el rumbo. Mientras las campañas políticas oficiales avanzan y las elecciones decidirán en cinco meses entre dos partidos de derecha y uno de centro izquierda o de centro, aún no se contempla la posibilidad real del surgimiento de una organización independiente y alternativa de masas que se convierta en algo así como un contrapoder.
7. Marcos, libremente, sin ninguna limitación, está denunciando a los caciques, a los opresores de cada estado que visita, así como al sistema capitalista de explotación; está llamando a las cosas por su nombre. Los políticos y los partidos, abrumados por compromisos y por la necesidad de captar votos, poco a poco van desprestigiándose por no poder actuar con libertad. Lo contradictorio es que “La Otra Campaña” parece ser trabajo de un solo hombre dispuesto a sacrificarse por su pueblo. En cada reunión o acto, hablan miles, pero no se escucha más voz que la del prestigiado dirigente zapatista. Quizá esa centralización sólo sea en esta primera vuelta de construcción del programa, de conocimiento del terreno y de realización de contactos; pero si continúa esta dinámica de sólo “organizadores de visita”, no sabremos qué pueda esperarse.
8. Ante este panorama, ¿cuál es entonces la perspectiva de las organizaciones independientes y de izquierda para la defensa de los intereses de los trabajadores ante cualquier gobierno y para acabar con el sistema de explotación capitalista? No se vislumbra que en corto plazo se pueda lograr unir las fuerzas que se mueven al interior de los organismos sindicales y políticos, mucho menos que sea posible unir a estas fuerzas con las de La Otra Campaña. Lo que sí puede vislumbrarse es la posibilidad del triunfo de López Obrador y una gran cantidad de presiones de derecha y de los trabajadores hacia su gobierno. Por ahora hay muchos intereses políticos y liderazgos en pugna. El SME, la UNT, la CNTE y el mismo EZLN parecen interesarles más fortalecer su poder que la unidad, siempre difícil de lograr en estos casos.
Oikos
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