A medida que las tensiones entre Occidente e Irán crecen, la prensa comercial presiona más a sus lectores distorsionando los hechos para que vean en Irán al causante de la crisis y a un país con una estrategia claramente ofensiva que sólo mueve ficha al ataque.
El último episodio de estas tensiones empezó el viernes pasado cuando el ejército iraní detuvo a 15 marinos de la Armada británica en aguas del golfo Pérsico. Según Teherán la razón es que el barco británico se adentró ilegalmente en aguas iraníes y afirman que los militares apresados así lo han reconocido.
El gobierno británico por su parte sostiene que se encontraba en aguas iraquíes y han exigido la liberación de los soldados. Esto sucedía el mismo día que el Consejo de Seguridad imponía nuevas sanciones a Irán.
Aunque nadie puede saber con seguridad en qué aguas fue rodeada la embarcación británica por las patrulleras iraníes, dos diarios liberales de prestigio como son El País y The New York Times descargan toda la responsabilidad sobre Irán. El País niega la posibilidad de que Irán actuase conforme al derecho internacional, sino más bien guiado por unos objetivos opacos al mantener que "nadie tiene claro qué objetivo persiguen los iraníes con esta crisis en momentos tan delicados".
Además de esta afirmación categórica de que Irán tiene alguna pretensión oculta en esta crisis, El País también recoge la posición del gobierno de Gran Bretaña ("el Reino Unido asegura que sus marineros se hallaban en aguas iraquíes"). Ambas informaciones aparecen resaltadas en un cuadro, mientras que no se le concede la misma importancia a los comentarios de Irán. Este tratamiento refleja claramente la postura de El País en relación con la crisis. Habría que añadir que la idea de que el gobierno iraní estaría retando a Londres, tal y como afirma el titular del artículo, y su encuadre en la subsección "El desafío Iraní" demuestra la política de criminalización del rotativo; una política con encasillamientos infundados que a veces contrasta con ciertas informaciones que recoge el propio diario. Por ejemplo, el artículo informa sobre que "el responsable militar iraquí de las aguas territoriales, el general de brigada Hakim Jassim, sembró dudas al declarar que ’pescadores iraquíes les habían informado de barcas británicas en una zona fuera de control iraquí’".
The New York Times, a través de Reuters, recogía también comentarios de las mismas fuentes originales, los pescadores, y sin embargo la información era muy distinta: "un pescador iraquí que dijo haber visto a las tropas iraníes detenerles (a la embarcación británica), dijo el sábado que el barco que las fuerzas británicas buscaban estaba anclado en aguas iraquíes". Uno ya no sabe qué pensar ni de quién fiarse.
En otros dos artículos de The New York Times se informa de que los marinos británicos habían sido apresados "cerca de la costa de Irak" sugiriendo al lector que se habría producido en aguas iraquíes lejos de Irán. No se trata de un comentario accidental ni liviano ya que si hubiesen definido la situación como "cerca de la costa de Irán", como podrían haber hecho, habrían transmitido la idea no deseada de que Gran Bretaña se acercó demasiado al país persa invadiendo sus aguas y por tanto, parecería lógico que Irán actuase como lo ha hecho. En cualquier caso la opción más neutral hubiese sido situar el incidente "en aguas del golfo Pérsico, aunque no se sabe con certeza si en territorio iraquí o iraní".
Situarlo cerca de Irak obedece además a otra lógica ya que, como informa uno de los artículos, las tensiones con Irán no son sólo resultado de "lo que Teherán describe como un programa de energía nuclear" (muchas otras veces el diario ha afirmado que se trata de un programa para tener la bomba atómica), sino de que Irán ha sido acusado públicamente por EEUU de "suministrar explosivos nuevos y poderosos a los insurgentes en Irak". Está acusación se vuelve a repetir más adelante dónde también se contempla la idea de que Irán proporciona armas y cohetes a Hezbolá y Hamás.
Puesto que el lenguaje condiciona de manera extraordinaria la percepción de los receptores, los grandes medios, en su afán por condenar a Teherán, han tergiversado gravemente las palabras de sus representantes en diversas ocasiones. El País recogía respecto al reciente incidente que "las autoridades iraníes han trasladado esta mañana a Teherán a los 15 marineros, 14 hombres y una mujer, ’secuestrados por no respetar las fronteras internacionales y entrar ilegalmente en aguas iraníes’. El traslado a la capital iraní se produce ’para que expliquen su agresión’, según informa la agencia Fars".
Resultaría contradictorio que las propias autoridades iraníes se refiriesen como secuestro a una acción que ellos consideran legal. Efectivamente cuando hacemos la comprobación en la Web en inglés de la agencia Fars vemos que se refieren a la actuación militar con el verbo "arrestar" y no "secuestrar". Por ejemplo, la noticia de la que El País debe haber obtenido la información indicaba que los marines británicos "fueron arrestados (...) por haber traspasado las fronteras de Irán y fueron trasladados (...) para que diesen más explicaciones acerca de su medida agresiva".
En las versiones en español e inglés de la agencia de noticias oficial IRNA tampoco se utiliza "secuestro", sino que comprobamos que las autoridades iraníes hablan de "procesos legales" para referirse a las "detenciones" o "arrestos". Tampoco en la agencia ISNA hay referencias a los secuestros. Sin embargo, en estas agencias encontramos información que puede ser relevante para la opinión pública y que los medios Occidentales no recogen.
Por último, los medios no se plantean la posibilidad de que las numerosas fuerzas navales, incluyendo portaviones nucleares, desplazadas a una zona relativamente pequeña como es el golfo Pérsico tengan el objetivo de provocar un incidente al estilo del golfo de Tonkin como han expresado diversos analistas críticos. En aquella ocasión el gobierno de Lyndon B. Johnson se inventó un incidente marítimo que sirvió para iniciar una fuerte escalada de tropas para luchar contra Vietnam del Norte.
# Rebelion.org (España)
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