16-7-2013
Por fin se sacó la careta el miserable bribón. ¡A ver qué dicen ahora los alanistas !
Llamar "cojudo" fuera de cámaras a Haya de la Torre y admitir que tiene al fiscal Peláez en el bolsillo, muestran la verdadera personalidad de este sicótico narcisista.
Quedan confirmadas las diversas hipótesis de terapeutas y sicoanalistas respecto al odio que siempre ha profesado Alan García a Haya de la Torre y al APRA.
Quien niega sus raíces, simplemente, como dicen en México, No tiene madre.
El gran manipulador de los pobres compañeros y compañeras que siguen fieles a sus raíces, confirma una vez más, lo que siempre ha dicho a sus íntimos: El APRA no sirve para nada.
¡Y cómo va a servir si la ha destruido!
Pero lo más riesgoso, ya no para el Partido, sino para el sistema político, es ver cómo este ladrón de cinco esquinas, se ufana de la impunidad de la cual goza. El gran comisionista y lobista que con su gente ha asaltado al Estado, es un cobarde que nunca ha dado la cara ni enfrentado juicios o comisiones investigadoras hasta el final, porque sabe que es el protegido de los intereses mediáticos mineros y de las empresas constructoras. Si la democracia peruana es débil y poco legítima se debe en gran medida a Alan García.
Estoy seguro que el periodista Beto Ortiz no ha traicionado a García difundiendo las imágenes y diálogos fuera de cámaras. Lo más probable es que se lo haya consultado a García, y el bribón lo ha autorizado, sin darle importancia, y por último -ha pensado en su fuero interno- que todo el país sepa, que él ya no es aprista, es independiente y enfrentado a la ideología aprista (tal como se lo dijo a César Campos en Expreso).
Abran los ojos compañeros y compañeras, no permitan que se humille, se ofenda, se maltrate la memoria de Haya de la Torre, uno de los hombres más preclaros del siglo XX. Tengan dignidad, amor propio, los peruanos no salen de su asombro al ver tanto servilismo, obsecuencia, tanta vocación de esclavos en los apristas de esta época que no reaccionan.
En estas listas hemos visto como Alfonso Salcedo se rasga las vestiduras hablándonos de fraternidad, hay un grupo de apristas decentes nucleados en torno a "Nuevos rumbos" que han tratado de orientar con sus manifiestos la disputa entre tendencias, están los hermanos mayores como Lucho Alvarado y el clan, hombres de la calidad de Percy Murillo, de Grover Pango, todos ellos son testigos de la vida modesta y misionera de Haya de la Torre, de su integridad, de su pobreza, de su pedagogía, de un hombre que pudo enriquecerse o llegar al poder vendiéndose a la oligarquía y al militarismo, pero optó por la honestidad y la ética, y un inclaudicable apego a los principios populares por los cuales luchó toda su vida.
Defender a Víctor Raúl de las injurias lanzadas por el traidor y sicótico Alan García, no sólo es un deber moral, es defender la opción por una política limpia y popular en el Perú. Si permitimos que a los grandes hombres que abrieron caminos los llamen "cojudos" porque no se enriquecieron ni aceptaron llegar al poder a cualquier precio, entonces el Perú será siempre pasto de los Fujimori, los Montesinos, los Maiman, los Baruch. ¿Qué ejemplo le estamos dando a las nuevas generaciones?
Los grandes héroes del Perú moderno, los grandes estadistas, son los que no se vendieron, los que no se alquilaron, los que no se entregaron a potencias extranjeras o a sus grandes empresas. Vivieron modestamente, ya sea en su cátedra, en su modesto despacho de abogados, en su local sindical, en su partido.
Cuando Alan García injuria a Haya de la Torre, lo que está diciendo es que la política limpia no sirve para nada, que esos hombres fueron ingenuos, torpes, que no supieron llegar al poder y plasmar sus ideas. Premeditadamente, trata de reescribir la historia del Perú, omitiendo golpes de Estado, fraudes electorales, vetos a candidatos, campañas mediáticas de demolición, intrigas de la embajada norteamericana, persecuciones.
Para García la única política valedera se sintetiza en la célebre frase "la plata llega sola", cae a montones cuando se trabaja en el poder para los ricos, para los lobbies, para los amiguetes, para los enemigos del Perú en Sudamérica. Esa es la política, que para García es válida,se comporta como los antiguos virreyes que repartieron el Perú entre intendentes y corregidores, la política colonialista que compraba lealtades a base de onzas de oro.
García quiere una política donde el robo y la comisión sea la norma. Nadie es mejor que él mismo. Todos forman parte de la cloaca. Ese es el pensamiento sicótico, destructivo que este personaje está inculcando en el Perú, aprovechándose de la mentalidad de algunos grupos sociales que sueñan con el dinero fácil a través del arribismo.
Que los viejos apristas, no caigan en la peor de las infamias: El silencio cómplice, la gratitud injustificada, el pretexto del retiro forzado, la cobardía moral.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter